por Sergio Antonio Herrera, a bordo de un ferry de Jadrolinija rumbo a Bari
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Continuamos el viaje también en bus hasta Zagreb, capital de Croacia, ubicado entre Europa Central y el Adriatico, el otro país de los que estuvimos, miembro de la Unión Europea.
Ya conduciendo un vehículo de alquiler, el nuevo destino fue Belgrado, la ex capital yugoslava, actual de Serbia, también en la Península balcánica en el sureste europeo que es miembro de la ONU y se visualiza también como futuro miembro de la UE.
Luego de cinco horas de un poco de autopista y bastante carretera convencional llegamos a Sarajevo, la capital de Bosnia y Herzegovina que en 1992 dejó de ser República Socialista paso a servRepública Federal cuando declaró su independencia, la que le generó el asedio en la llamada Guerra de Bosnia y el sitio de Sarajevo que finalizara recién en 1996.
Desde Sarajevo por camino de montaña regresamos a territorio croata en la región de Dalmacia sobre la costa del hermoso mar Adriático para disfrutar de Split, la segunda ciudad del país y un verdadero ícono turístico.
Luego de cuatro días a todo dar, seguimos rumbo sur hacia Dubrovnik, la “Perla del Adriático”, uno de los destinos visitados que más nos impactó.
Finalmente, llegamos a Montenegro para basarnos en Kotor y desde allí recorrer lo más saliente de su oferta turística.
Al repasar lo visto y vivido durante los últimos 19 días sale un ejercicio mental autoimpuesto que nos lleva a reflejar lo primero que se nos representa de cada lugar.
Liubliana
La elegancia de la capital eslovena y su belleza arquitectónica es la característica saliente pero nos impactó el tour de día entero efectuado al Castillo de Predjana, a la increíble y espectacular Cueva de Postojna y al maravilloso Lago Bled con sus cautivantes paisajes y singular castillo.
Zagreb
Hotel Esplanade en Zagreb
Como indicamos en la crónica correspondiente, la capital croata nos atrapó. A cada paso que dimos desfilaba ante nosotros el proceso histórico con acento claro en la historia reciente del Reino de Yugoslavia con el Rey Alejandro; el fascista Estado Independiente de Croacia de Ante Pavelic; la aparición del Mariscal Tito y su singular manejo de la Yugoslavia nexo entre los grandes poderes de la Guerra Fría y lo increíble de la última guerra de los noventa. Tenemos registros no publicados aún de la Zagreb del glamour y esplendor del Jet Set, cuando recorrimos las instalaciones de la estación adonde llegaba el Orient Express y del Hotel Esplanade, construido a pocos metros de la misma en esa época, que se convirtiera en escenario donde se daban cita las personalidades mundiales y se registraran fiestas no ajenas a los excesos.
Belgrado