por Sergio Antonio Herrera, desde Sarajevo
Seguimos caminando hasta la Plaza de la República para admirar los estupendos edificios del Teatro y del Museo Nacional y la estatua ecuestre del Príncipe Miguel, el héroe libertador de los serbios de la opresión del Imperio Otomano.
Era 29, había que comer ñoquis y encontramos un restaurante italiano donde comimos un plato de esa pasta que para nosotros, fue el mejor de nuestra vida. Una vez al mes "hacemos fuerza" para cumplir con el rito y ponemos dinero debajo del plato, pero los ñoquis son lo que nunca se nos ocurriría ordenar si no fuese 29...
El operador local nos deja plantados
Como hacemos siempre en por lo menos, la última década, planificamos los tours en cada destino de nuestro viaje con Civitatis. En esta oportunidad, como parte de un acuerdo publicitario que nuestros seguidores vieron hace un tiempo, quedaron a nuestro favor una serie de tours reservados para esta primera parte del itinerario, los que hemos realizado hasta ahora y el de este jueves 1/8 en Sarajevo.
Pues bien, el martes 30 teníamos que estar a las 10 AM frente a la Asamblea Nacional para iniciar allí la Visita guiada a Belgrado. Nosotros estuvimos, el servicio contratado no. Cuando nos pusimos a revisar para comunicarnos con el proveedor local, encontramos un e mail del día anterior donde se nos comunicaba la cancelación del tour.
Si bien formalmente el procedimiento se ajusta a las condiciones generales, en los hechos según nuestro entender, no habla nada bien del operador local. Mucho peor fue la odisea para comunicarnos, para entendernos y finalmente para quedarnos sin el servicio que ya que nos lo ofrecían hacer cuando ya estaríamos en ruta hacia Sarajevo.
La central de Civitatis en España estuvo todo el tiempo, hasta que dejamos Belgrado en contacto con nosotros, tratando de solucionar las cosas y finalmente acordamos que el servicio omitido será compensado con otro tour a nuestra elección en algún otro punto de los próximos que visitemos.
Creemos que la organización debería revisar este tipo de cuestión. Para algo se insiste al momento de reservar en que el pasajero brinde su número de móvil. El aviso por e mail, cuando alguien está de viaje no es un trámite recomendable. Pero, al mal tiempo buena cara!!, googleando y aplanando las calles de Belgrado cómodamente calzados, conocimos lo que había que conocer.
Ya que estábamos frente a la Asamblea, registramos ese imponente edificio y el Palacio Viejo, la antigua casa real, actual sede de la Asamblea de la ciudad. A pocos metros de allí encontramos la monumental iglesia de San Marcos. Luego llegamos hasta el Museo de Nikola Tesla, el gran inventor que aquí dicen que es serbio pues sus padres lo eran, que en Zagreb nos dijeron que era croata porque nació allí pero que, educado en Praga, las nacionalidades oficiales que tuvo fueron la austríaca y la estadounidense. Singular historia.
Quizás el punto más alto en lo monumental fue la visita al templo de San Sava, el creador de la iglesia Católica Ortodoxa, incinerado por los turcos otomanos en el siglo XVI y enterrado debajo de donde se construyó esta majestuosa obra.
El remate del recorrido fue la llegada a Kalemegdan, la Fortaleza de Belgrado que se sitúa en la parte superior de un promontorio de 125,5 metros de altura. Su proximidad a la confluencia del río Sava en el Danubio le convierte en uno de los miradores naturales más destacados de Belgrado. Precisamente, la leyenda dice que en lo profundo de las aguas de esa "esquina fluvial", descansan los restos de Atila, el Huno.
Y el bonus track fue la llegada a la Catedral del Arcángel de San Miguel, uno de los lugares de culto más importantes del país que se encuentra junto a la sede del patriarcado de la Iglesia ortodoxa serbia. Fue construida entre 1837 y 1840.
Valió el esfuerzo llegar a Belgrado, es un destino muy recomendable, compartimos el registro audiovisual.
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