Julio Bocca; los ex directores de Pluna S.A. y Marcelo Bielsa
Domingo, 30 Junio 2024 12:57

Julio Bocca; los ex directores de Pluna S.A. y Marcelo Bielsa

Muchos de los empresarios, los profesionales y hasta los artistas argentinos que de buenas a primeras se topan con la responsabilidad de gestionar algún producto, empresa o actividad cultural de Uruguay, suelen involucrarse de tal modo que actúan con su propia impronta, con las características que les destacan y por las cuales han llegado hasta allí, pero -invariablemente-, casi inconscientemente, son “atrapados” o simplemente influenciados positivamente por la “uruguayez”. A su manera, son conquistados por las pequeñas grandes diferencias de la cotidianidad que impera de este lado del Río del Plata en la inevitable comparación del estado de cosas con su propio país.

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por Sergio Antonio Herrera, desde Montevideo
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Hubo un antes y un después de Bocca en el ballet del Sodre. Como simples aficionados o espectadores, el BNS que nos regaló el gran artista argentino era impensado hasta su aparición, convirtiéndose en una compañía de alto nivel que además de montar grandes espectáculos en el Estudio Auditorio, llevó su arte exitosamente al campo internacional. Su experiencia, su trayectoria en las "grandes ligas" reservada en el mundo para muy pocos, y su reconocido buen gusto estético artístico conformaron un combo que hizo posible su gran logro.

Pluna había funcionado “volando bajo” durante 71 años hasta la llegada de Matías Campiani; Arturo Álvarez Demalde y Sebastián Hirsch.  “Los Leadgate”, como peyorativamente no dudaron en calificarlos diversos actores políticos y de la comunicación -entre otros-, convirtieron a la gris aerolínea en la mejor de la historia en poco tiempo, multiplicando pasajeros y facturación, dando empleo directo e indirecto a miles de uruguayos y cosechando elogios y distinciones desde el exterior. Pero justamente, ese “riesgo de volar alto”, en el escenario de la “penillanura suavemente ondulada” donde la práctica indica que no es conveniente “hacer olas” si la idea es perdurar, llevó a conocidos tristes justicieros de la mediocridad a cortarles las alas.

No tenemos la menor idea de cual o cuales fueron las causas que motivaron el paso al costado de Bocca pero de algún modo sospechamos que quizás estuvieran emparentadas con el no querer caer  en el principal “pecado “ de Campiani y compañía.

Ser argentinos (porteños para el vulgo aunque hubiesen nacido en La Quiaca); jóvenes; exitosos y lo que es peor, no faranduleros, reacios a la exposición y desde sus convicciones, con apariencia soberbia, es la más idónea combinación para ser penalizados por los eternos “igualadores para abajo”  autóctonos, por el pecado del éxito. Por ello, el principal "pecado", el cual llegamos a advertirles personalmente fue que su forma de conducirse, la dureza de su posicionamiento hacia afuera rozando la soberbia les imponía, quisieran o no a tener un único resultado, el éxito contundente, indiscutido. Cualquier otro estado de situación los dejaría expuestos.

Bocca quizás "la vio" anticipadamente y tal vez esa haya sido la razón por la cual optó por discontinuar su tarea, aunque nobleza obliga, no se puedan comparar estrictamente ambos procesos en este análisis.

Los exdirectores de Pluna S.A., más allá del resultado obtenido hasta la aparición de las "siete plagas" (las consecuencias impactantes de la suma de adversidades generadas por la regionalización de Aeroparque; la indiscriminada subvención de Aerolíneas Argentinas por el gobierno K, acérrimo enemigo del proceso Pluna; la gripe aviar; el terremoto de Chile; las cenizas del volcán Puyehue; la implacable campaña mediática en su contra y el insólito eje del mal de la -infundada y jamás demostrada- denuncia penal de Moreira por vaciamiento y estafa, generadora directa de la alianza Mujica-López Mena instrumentando el cierre para "regalarle" el negocio al señor de los barcos) en ningún momento quisieron abandonar la gestión, al punto que como ya quedó establecido y aceptado, la devolución de las acciones por el 75% del paquete de la S.A. respondió a la mafiosa amenaza de "o entregás las acciones o salís del país hecho tiritas", escuchada en vivo y en directo por Campiani.

¿Por qué este artículo?

Al igual que Bocca, Campiani y sus socios, Bielsa supo desde el inicio que sus propias características encontrarían en Uruguay el mejor escenario posible. La actual generación de futbolistas celestes es de lo mejor de las últimas décadas y como ha ocurrido siempre respecto a su modus operandi, casi por unanimidad los jugadores solo tienen palabras de elogio para su forma de trabajar.

Pero...

Bielsa, a pesar de su inteligencia y de entender el negocio, ese mismo negocio que le permite haber firmado un contrato millonario sin precedentes en nuestro país, desprecia al periodismo deportivo, tiene en general poco respeto hacia la generalidad de los dirigentes y vuelca frontalmente su dedicación respetuosa a los jugadores y cada vez que puede, sin salirse de su austero estilo, deja entrever su afecto y también respeto a los ciudadanos uruguayos en general y al país en particular.

La rosca del fútbol no tiene más remedio por el momento que guardar violín en bolsa y hasta elogiarlo.

Pero Bielsa también sabe y es más, cada uno de todos nosotros sabemos, que el único resultado posible es el del éxito. Su no obtención será drásticamente considerada fracaso (sin importar hasta dónde y cómo llegue) y su cabeza rodará.

Lo que ninguno de nosotros sabe y tampoco creo que podamos visualizar desde ahora, es que pasará si Uruguay es campeón de América en esta edición 2024, con los "sabios" de nuestro fútbol.

Queda instalado el tema.

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