Desde Italia a la ex Yugoslavia. Recién llegados no queremos irnos de Liubliana
Viernes, 26 Julio 2024

Desde Italia a la ex Yugoslavia. Recién llegados no queremos irnos de Liubliana

Luego de la maravillosa experiencia del retorno a Milán, con más tiempo y mejor información que en ocasiones anteriores, emprendimos en la mañana del jueves 25 desde la terminal de Lampugnana un singular viaje en bus. La singularidad pasa porque en más de 9 horas de viaje no bajamos de la unidad "ni para ir al baño" (hay a bordo y bien presentado) y mucho menos para comer o beber algo. El transporte terrestre en Europa, ya sea ferroviario o carretero no se detiene mucho a pensar en los turistas como en nuestro caso, que se mueven por su cuenta. Hay que estar con "las antenas paradas" a tiempo completo, un error y adiós todo lo previsto. De pura casualidad no perdimos el bus ya que buscábamos todo el tiempo alguno con el logo enorme sobre verde que tiene la compañía que habíamos comprado los pasajes pero...era uno alternativo, de otra empresa, con un cartelito pegado abajo a la derecha del parabrisas que decía el destino: Budapest. Afortunadamente, desde la cara de asco que nos atendió del otro del vidrio en la oficina de tickets, atinamos a deducir que nos decía que el destino final del bus era precisamente la capital húngara y que pasaba por nuestro destino: Liubliana. En el plano a la hora de la reserva elegimos los asientos delanteros de un doble piso...Nos tocaron los dos de adelante de un bus convencional.

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por Sergio Antonio Herrera, desde Liubliana, Eslovenia

Salimos a las 07.30 finalmente, pasamos entre otros puntos por Bérgamo; Verona; Mestre y Udine. Las detenciones en ruta fueron para subir y bajar pasajeros alternando paradas urbanas con precarias terminales. La unidad era bastante cómoda, el baño bien presentado y el aire acondicionado nos tuvo tiritando a tiempo completo. Un "tapón" infernal en la ruta cerca de la capital eslovena, hizo que el viaje durase una hora más de lo previsto y en vez de 15.30 llegamos a las 16.30.

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El hotel tiene una ubicación maravillosa, cerca de todo, lo cual nos permitió conocer varios de los principales atractivos del lugar.

La Prešeren Square la plaza más importante de la ciudad, donde se organizan eventos deportivos y se puede escuchar música en directo (nosotros escuchamos el tambor del simpático y entusiasta inmigrante que allí le daba con todo).

El río Ljubljanica en el corazón del área histórica le da vida a esta capital que -diríamos con cierta justicia- se le denomina o "la pequeña Praga" o "la pequeña Viena" y posibilita que sobre el mismo haya puentes muy connotados como el triple o el de los candados por ejemplo. El primero es el punto central que divide la ciudad histórica de la moderna y el segundo, además de los testimonios que lo adornan, dando marco al significado del nombre de la ciudad que en eslavo sería "amada" a partir de que Liubliana provendría de la palabra de ese origen "luba", permite una gran atracción. El piso del puente en los lados es transparente y por ello, es muy atractiva la visión del pasaje de las embarcaciones que realizan el tour navegando el Ljubljanica.

Con el ayuno forzado que traíamos, encontramos una excusa perfecta para de -una sola vez- hacer todas las comidas del día a eso de las seis de la tarde. La imagen habla por si sola.

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El cierre de esta primera jornada  fue otra excusa, ir a comer el postre "al punto más alto" de la ciudad (11 pisos), el Skycraper y desde allí lograr una de las mejores vistas, incluyendo a la Catedral y el Castillo de Liubliana.

Mañana la seguimos.

Portal de América

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