Estimado Antonio,
Como bien sabes, hace 20 años que dejé de participar activamente en la discusión política del turismo en nuestro país. Sin embargo, como residente y operador turístico instalado en el centro de Montevideo, me siento en la obligación de compartir contigo esta evaluación personal sobre la situación actual de esta zona tan emblemática de la ciudad.
En 2015 inauguramos la oficina central de nuestra agencia, Cicerone Viajes, en una ubicación estratégica al frente de hotel Radisson Victoria Plaza. Un año después, decidí mudarme al centro, convencido de que su potencial turístico y comercial seguiría consolidándose. Sin embargo, en estos últimos diez años hemos sido testigos de un progresivo deterioro del barrio que, junto con la Ciudad Vieja, concentra el mayor valor patrimonial, turístico y cultural de Montevideo.
Lamentablemente, muchas de las empresas, comercios y familias que antes le daban vida y dinamismo al centro han optado por migrar o reducir su presencia a meras referencias de un pasado esplendoroso. Esta tendencia ha sido impulsada por múltiples factores: la falta de mantenimiento del espacio público, la creciente sensación de inseguridad, el deterioro de la infraestructura urbana y, en particular, el aumento visible de personas en situación de calle.
El crecimiento de esta problemática ha transformado drásticamente la experiencia tanto de los residentes como de los turistas. Los accesos a puntos clave, como la Plaza Independencia, la Avenida 18 de Julio y la Peatonal Sarandí, se han visto afectados por la presencia de personas en condiciones de extrema vulnerabilidad, muchas veces acompañadas de situaciones de consumo problemático de sustancias y falta de asistencia adecuada. Esto no solo impacta la imagen del destino turístico, sino que también genera preocupación entre quienes trabajan y viven en la zona.
Desde la partida del Arq. Mariano Arana de la Intendencia de Montevideo, la preservación del patrimonio arquitectónico y la promoción del turismo han dejado de ser prioridades visibles en la gestión municipal. En estos diez años como residente del centro, no he visto una sola acción concreta orientada a la recuperación de la iluminación urbana, el mantenimiento del mobiliario público o la revitalización de los espacios icónicos de la ciudad, salvo los esfuerzos de acondicionamiento urbano en la Ciudad Vieja, que sin duda valoramos pero que resultan insuficientes si no se complementan con un plan integral para toda el área central.
En este contexto, preocupa que ningún partido político haya presentado propuestas claras para la recuperación del centro de Montevideo. La revitalización de esta zona requiere un enfoque multidimensional que contemple políticas de seguridad ciudadana, integración social y urbana, estímulos a la inversión privada y mejoras en el transporte y la conectividad peatonal.
Sería sumamente beneficioso que se analizaran experiencias exitosas de otras ciudades que han logrado revertir procesos de deterioro similares. Un ejemplo a considerar es el proyecto de Bogotá, que ha implementado estrategias de interacción multisectorial, mejoras en la iluminación y control del espacio público con programas de inclusión para personas en situación de calle. Iniciativas como estas pueden ofrecer un punto de partida valioso para la elaboración de planes de acción locales.
Montevideo no puede permitirse seguir postergando su recuperación turística y urbana. Quienes seguimos apostando al potencial del centro necesitamos ver un compromiso real y acciones concretas por parte de las autoridades para garantizar que esta parte fundamental de nuestra ciudad recupere su esplendor y vuelva a ser un atractivo tanto para los turistas como para sus propios habitantes.
Atentamente,
Diego Porcile
Comentarios
Yo sé que a veces el turista puede ver diferente que los que somos Habitúe del lugar Pero el deterioro es manifiesto