por Karen Fabregat, Bodegas del Uruguay
Hace más de dos años que a Santiago y Nicolás les estaba dando vueltas en la cabeza la idea de abrir un bar de vinos en Montevideo. De tanto viajar por trabajo, han pasado por distintas ciudades del mundo y experimentado diferentes propuestas en lo que se refiere al servicio de vinos. Pero a Viti Bar de Vinos le han sumado una característica común a ambos: la cercanía y hospitalidad, el disfrute sin estructuras, pero sin perder la profundidad y el respeto que el producto merece.
En este viaje los acompañan también el chef Facundo Connio, al frente del conocido restaurante Es Mercat, quien se encargó de diseñar la carta para el bar, y Federico Urquiola, amigo de toda la vida de Santiago y primo de Nicolás que es quien está con mayor carga de horas de servicio y, además, es el encargado de la música del lugar.
La dirección del emprendimiento está a cargo de Degásperi: “Se fue dando así y lo terminamos formalizando”, nos cuenta Santiago, y Monforte es quién está más a cargo de la parte administrativa. De esta forma quedan divididas un poco las tareas del cuarteto que lleva adelante el emprendimiento.
“No fue que salimos a buscar un local, alguien que conocía al propietario del inmueble nos contactó y nos pusimos a charlar”, agrega Santiago, y refleja un poco como se fueron dando las cosas, muy orgánicamente. Del mismo modo se fue creando el equipo, a través de conocidos que sabían lo que estaban buscando fueron llegándoles recomendaciones.
“Más que el curriculum, lo que priorizamos es cómo nos sentimos con una persona, si bien el CV es importante, queremos que se priorice el vínculo”.
Lo primero que uno siente cuando entra a Viti es esa cercanía tan característica de la bodega Colorado Chico, donde los enólogos comparten tareas de elaboración de vinos.
Interrogados sobre esto, nos cuentan: “Lo que queremos es que la gente cuando llegue se sienta cómoda. Tratamos de conversar para encontrar lo que el cliente quiere en cuanto a la selección de vinos, y lo hacemos con toda la descontractura que el vino puede tener, pero también con toda la profundidad que el vino exige”.
En cuanto a los objetivos que se proponen lograr con Viti, Santigo nos confiesa: “Lo que nos imaginamos lo estamos construyendo, los locales empiezan a tomar su propia vida y en gran parte tiene que ver con la gente, con quien viene y se queda y con quien viene y se va, está muy vivo eso”.
“El desafío más grande es ése, con los eventos de Nakkal en Colorado Chico estábamos dentro de una zona de confort. Acá hacemos mucho hincapié en el equipo y para nosotros eso es nuevo”, nos cuenta Nicolás. Mientras que para Santiago el desfasaje horario es el mayor desafío. “La bodega abre a las 7 AM y el bar cierra a las 3 AM. Hay que encontrar una ventana para dormir, que aún no la encontré”, agrega entre risas.
"Queremos que sea un lugar neutro, por más que tengamos una marca detrás la idea es ofrecer un espacio abierto al mundo del vino con disposición para 50, 60, 70 personas en el salón del primer piso. Sentíamos que no había un espacio así para una presentación o capacitación”, agrega Monforte a propósito del desarrollo de eventos dentro de Viti, que no solo es como para reuniones personales, como cumpleaños o celebraciones, sino pensando en algo más corporativo.
Lo divertido de la propuesta de Viti es la experiencia del lugar, donde cambian todo el tiempo las cartas, tanto de vinos como de platos, para que aquellos clientes que son habitúes puedan encontrar diversidad.
“Lo que tiene de especial la carta de vinos es que incluye etiquetas que podés probar una vez sola”, agrega Nicolás haciendo referencia a añadas antiguas, Magnum de primeras ediciones o las últimas botellas de vinos de partidas pequeñas.
De hecho, están pensando en ponerlo en un apartado, porque sienten que se puede perder un poco entre las más de cuarenta etiquetas que tiene la carta hoy en día, y la cantidad que son posible consumirlas por copa.
“La idea es que puedas probar varias cosas por copa y que no te cueste mucho más que una botella”, comenta Santiago y Nicolás nos relata una anécdota que ilustra esto: “Me acuerdo un cierre en que teníamos tres champagneras arriba de la mesa con muchos vinos abiertos y los que estaban tenían la oportunidad de probarlos en plan ‘¡qué bueno que están abiertos!’. Nosotros nos miramos porque logramos lo que queríamos. El consumidor normal quizás que elige uno, pero el curioso por ahí quiere probar más. Creo que esa es la fortaleza o el alma del lugar, que te podés arrimar y ver qué es lo que está abierto y a temperatura para probar”.
El lugar tiene una impronta totalmente distinta, tal vez más cerca de lo que uno puede esperar como consumidor que viaja y ve lo que hay en el mundo. Consultado Santiago al respecto, nos responde: “Lo que sí no concebiría de la esencia del lugar es ‘caretearla’, prefiero que entre menos gente, pero hacer lo que nos gusta hacer”. Monforte acuerda, agregando que ellos tienen una formalidad y una etiqueta que no manejan, quienes han ido a Colorado Chico sienten y experimentan el trato personal o “de entrecasa”, “es familiar, de amigos”, en palabras de su dueño. “Tanto Fede como Facu tienen la misma postura y el equipo entero maneja la misma energía”.
A la hora de tomar decisiones comerciales para ingresar vinos a la carta hacen énfasis en el origen y en las personas que están detrás de cada vino. “Una vez alguien me dijo: personas, procesos y productos. No me olvidó más. Primero las personas que están detrás, después como lo hacen y por último qué tan bueno está. El producto puede ser muy bueno, pero tener detrás una empresa que no trata bien a la gente. Sin embargo, si tenés a alguien que cuida el medio y a las personas, pero el producto por ahí no es perfecto, para nosotros vale mucho más”, define Santiago.
Nicolás nos cuenta que están en un proceso de capacitación y formación de equipo, para poder además de esos puntos que mencionaba su socio, dedicarle “tiempo al carácter tiempo”, invertir en capacitación para que salga favorecido el productor, el comensal y el bar. “Que todas las aristas del vino puedan convivir en un mismo lugar”, concluye.
El bar abre de jueves a lunes de 12:00 a 00:00, y todos los lunes tienen música en vivo a la noche. Recomendamos reservar la mesa para asegurar el lugar, sobre todo si se va de lejos.
Viti Bar de Vinos está ubicado en Colón 1543, Ciudad Vieja, Montevideo. Reservas por Instagram o al +598 97 660 878.
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