Más allá de las colinas de la Toscana, la región de Burdeos, los paisajes escarpados de Valle de Napa o la Cordillera de los Andes conectando los Valles Calchaquíes, Cuyo y el sur de la Argentina, cada zona vitivinícola ofrece una historia única que se manifiesta a través de los viñedos, los vinos y las personas que protagonizan el proceso.
El enoturismo es una puerta de entrada a lugares únicos, locaciones turísticas de una belleza excepcional y una tradición que suele manifestarse en la cultura local: una experiencia inmersiva que también combina hospedaje y gastronomía, apoyando a pequeños productores, respetando el medio ambiente, y explorando el tacto de la vid, el aroma de las barricas y el sabor del vino.
Durante las últimas décadas, la cantidad de público que opta por la posibilidad de recorrer bodegas y regiones vitivinícolas ha ido en aumento, con un renovado entusiasmo tanto por la bebida como en el interés por los viajes locales y al extranjero. La posibilidad de catar y adquirir vinos directamente de las fuentes muchas veces implica precios sumamente considerables e incluso la ocasión de dar con rarezas.
En Argentina
El 78% de las bodegas cuentan con un área de turismo especializada: actualmente hay unos 380 establecimientos abiertos para tal fin -tres años antes, eran alrededor de 200-.
Sin ir más lejos, a mediados de 2023, 16 provincias que cuentan con viñedos recibieron un total de 300 millones de pesos por parte del Gobierno Nacional para fomentar el Enoturismo en su territorio: mejorar infraestructura, bienes y servicios que permitan aumentar la calidad de su oferta turística.
Se sabe que Mendoza es la meca del vino del país y cuenta con las mejores opciones para realizar Enoturismo, aunque Cafayate -en Salta- también aparece como uno de los lugares destacados, mientras que San Juan -la segunda provincia con más producción- completa el podio. Pero no hay que dejar de lado a Neuquén, con San Patricio del Chañar, una localidad a la sombra de Vaca Muerta que creció fuerte por la amplitud térmica y la calidad de sus uvas.
Innovación y nuevas propuestas
En busca de crear experiencias cada vez más inolvidables, la bodega mendocina Pulenta Estate inauguró recientemente su Degustación Sensorial, ofreciendo una manera singular de adentrarse en las propiedades aromáticas del vino. A través de 12 aromas naturales, una cata a ciegas permitirá identificar notas primarias (del varietal), secundarias (del proceso de vinificación) y terciarias (del envejecimiento en botella).
Un ejercicio que ha sido diseñado para entrenar el olfato y expandir el reconocimiento de aromas, para comprender a fondo el perfil aromático de cada vino, en el marco de una actividad que concluye con la degustación de cuatro ejemplares de la línea Gran Pulenta.
Un nuevo concepto de alojamiento en la Patagonia
Bodega Malma, el proyecto vitivinícola en San Patricio del Chañar, está apostando a un nuevo hospedaje de alta gama. Siguiendo la tendencia de sustentabilidad que se extiende a nivel mundial, la bodega sumó mini casas móviles Haiku, asociando un concepto minimalista que respeta el medioambiente y se enfoca en el detalle y en el confort.
Enmarcadas por las 127 hectáreas de viñedos, plantadas en su mayoría en 2001 y regadas por las aguas de deshielo del Río Neuquén, una primera etapa del desarrollo supondrá tres módulos que buscarán satisfacer la demanda del turismo vitivinícola. “Hoy es algo muy demandado en la región”, aclara Pedro Soraire, director de la bodega, que también cuenta con Casa Malma, a solo 1000 metros del edificio principal y del restaurante.
Sin dudas, se trata de un entorno ideal para los amantes del vino: pernoctar allí mientras se disfruta de la posibilidad de combinar paisajes increíbles y una gastronomía top con productos de estación pensados para el maridaje con los mejores varietales -principalmente Pinot Noir, Malbec, Merlot, Cabernet Sauvignon, Sauvignon Blanc y Chardonnay-.
En la Pampa Húmeda
"Finca Las Antípodas es el primer viñedo de Junín. El nombre no es casualidad: su ubicación geográfica se sitúa, de manera casi exacta, en las antípodas de Mendoza”, aseguran desde el emprendimiento creado por Mariano Tessone junto a tres socios amigos.
En 2013 plantaron vides en un campo de 6 hectáreas, en 2018 obtuvieron la primera cosecha -Malbec, Merlot y Cabernet Franc-, y cuatro años más tarde inauguraron una bodega propia donde actualmente producen cerca de 1.800 litros anuales.
Una iniciativa que comenzó como un hobby y que hoy es un trabajo que cuenta con el asesoramiento de las Universidades de Junín y Pergamino, además de alojamiento en containers, con pileta, y la posibilidad de realizar degustaciones: incluye cuatro vinos, picada con fiambres regionales y una charla explicativa del proyecto, con una duración de dos horas.
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