por Sergio Antonio Herrera, desde Punta del Este
En el aparcamiento Sihlquai, contiguo a la estación estaba nuestro bus, en el cual nos esperaba la guía, una muy simpática romana llamada Giada y nuestro tocayo, Sergio el chofer.
Durante el trayecto contemplamos el majestuoso conjunto arquitectónico del Museo Nacional Suizo. Sus edificios se inauguraron en el siglo XIX, pero poseen claras influencias estéticas de las construcciones medievales.
Llegamos a orillas del lago y nos asombramos realmente al ver gente bañándose allí, cuando los termómetros indicaban 1 grado centrígado en la ciudad, no quisimos preguntar a cuantos grados estaba el agua.
Atravesando la Bahnhofstrasse, llegamos al centro histórico de Zúrich para recorrerlo a pie por esta zona para observar con más detalle monumentos como el campanario de la iglesia de San Pedro cuya esfera del reloj es la más grande de Europa.
Tras pasear por el casco antiguo, volvimos al bus para cruzar el río Limmat por el puente Quaibrücke. En la otra orilla se encuentran importantes monumentos como el Teatro de la Ópera de Zúrich. La siguiente parada fue en el puerto de Meilen para atravesar en ferry el Zürichsee, el lago de Zúrich. Una breve travesía de apenas 10 minutos nos condujo hasta la pintoresca localidad de Horgen.
Continuamos la ruta ascendiendo en teleférico hasta el mirador de Felsenegg. Desde este punto observamos (a pesar del clima) el skyline de Zúrich, su lago y las montañas de los Alpes. En una hostería del lugar, tuvimos unos minutos para resguardarnos del frío "y tomar café o chocolate" nos dijeron, Optamos por un exquisito Goulach, muy reconfortante.
Ya en horas de la noche, luego de regresar al punto de partida, nos dirigimos nuevamente a la Bahnhofstrasse, una de las calles más caras del mundo, que muere justamente en la entrada principal de la estación de trenes.
Compartimos el registro audiovisual logrado en este día tan bien aprovechado.