por Sergio Antonio Herrera, desde Salinas, Uruguay
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Esta noticia, de alguna manera confirma lo que habíamos adelantado varias veces respecto a la supervivencia del Grupo LATAM de cara a la crisis por el Covid-19.
En Las grandes mentiras del transporte aéreo. Las megaempresas "no aguantan nada"... del pasado 22 de abril, dijimos: "En nuestra región sobrevivirán muy pocas empresas. Seguramente Copa (aún sin apoyo del Estado panameño) por ser ordenada y con conducción exitosa pero, generando una inevitable y gran sangría en su capital humano. Latam Airlines a nuestro entender, a pesar de las críticas anticipadas por implicancias, por cercanía del presidente chileno, ¿ex? accionista, terminará siendo asistida. Es demasiado trascendente para la sobrevida de la economía chilena como para darse el lujo de dejarla que quiebre".
El pasado 7 de mayo, en La nueva normalidad del negocio aéreo y del turismo también adelantábamos que Chile no iba a dejar quebrar a su aerolínea emblemática: "Ahora sabemos que de hecho, el seguro de contingencia que nosotros desde 2012 proponemos, en nuestra teoría de AEROLÍNEA NACIONAL DE REFERENCIA, es lo que ya han aplicado EEUU, Francia, Holanda, van a aplicar Colombia y Chile, y para sorpresas de muchos, nosotros lo anticipamos el 29/4, acaban de anunciar que también lo pide Copa Airlines".
Las guitarreadas proselitistas
En todas partes se cuecen habas. Vemos que el argumento principal -en este caso de los parlamentarios trasandinos-, es el empleo de los chilenos y chilenas.
¿Alguien puede imaginarse que Chile pueda privarse de la herramienta, del instrumento idóneo para solventar su principal actividad a la hora de generar riqueza que es la exportación de alimentos y de metales, llamada antes LAN y ahora Latam Airlines?.
Al parecer los parlamentarios chilenos serían esa excepción que confirma la regla. En un mensaje proselitista, ideológico, hasta simplista, piden la nacionalización de la aerolínea de referencia de su país "para salvar el empleo". En una palabra, le están diciendo al pueblo chileno "pongamos dinero para que nuestros compatriotas no pierdan el trabajo", cuando podrían haber gritado a voz en cuello: "no dejemos morir esta herramienta que es la que permite que sigamos generando riqueza para las arcas de nuestro Estado".
Así piensan los políticos acerca de la aviación comercial.
Sería buena hora para que la IATA, ALTA y demás conglomerados internacionales que fundan su existencia en el negocio del aire, instrumenten más temprano que tarde, multiplicidad de Zoom o Skype, con videoconferencias aleccionadoras para políticos en los que se le explique en que consiste la derrama que genera en las economías de los países el transporte aéreo.
Quizás, en una de esas y de rebote, por aquí haya alguno que entienda la herejía cometida con el cierre de Pluna.
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