Turismo sostenible e inteligente
Domingo, 21 Septiembre 2025

Turismo sostenible e inteligente

Durante varias semanas vengo publicando columnas sobre la importancia de poder conciliar las acciones con los discursos vigentes para que el turismo pueda ser realmente sostenible. Es cierto que hay mucho de discurso y frases bonitas, pero que no se acompañan con las prácticas implementadas. También lo es, que existen cosas que si funcionan y hemos mencionado varias en esas columnas previas.

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por Nicolás Raffo Menoni, desde Montevideo

Todas estas publicaciones no han sido casuales, ni inocentes, vienen alineadas con un par de ganchos importantes que acontecen a partir de la semana que viene y que son 2:
⦁    El 25 de setiembre se produce el 10º aniversario del lanzamiento por parte de la ONU de la denominada Agenda 2030, con sus destacados 17 Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ODS).     Ya han transcurrido 10 años y faltan solo 5 para llegar al 2030 y en la próxima columna lo analizaré con más detalle.
⦁    El 27 de setiembre llega el Día Mundial del Turismo, que este año tiene como lema “Turismo y Transformación Sostenible”, que también merecerá su espacio de análisis y reflexión.

Para hoy les propongo reflexionar sobre las distancias que tenemos entre la teoría y la práctica, pero enfocándonos en aquellas acciones que si se deben implementar o abordar si realmente se quiere hablar de más sostenibilidad para la actividad turística.

Ya se sabe que se deben conciliar en forma equilibrada acciones en las dimensiones ambiental, económica y social para hablar de sostenibilidad.   
También sabemos que la mayoría de la gente asocia el concepto de sostenibilidad con lo ambiental, que se ha priorizado lo económico y que se ha descuidado lo social.

Hoy, que hablamos en forma permanente de conceptos Smart o inteligentes, es necesario dejar claros varios puntos que se deben transitar y no se pueden omitir:

Esas acciones pasan por:

1)    Pensar los procesos de digitalización y tecnologización que se quieren llevar adelante y conciliarlos con lo que realmente se puede hacer.     Hay grandes distancias entre lo teórico y deseable y lo práctico que realmente se puede alcanzar. También debe quedar claro que no es incorporar tecnologías a lo loco y sin propósitos claves, porque es como comprarle un cenicero a una moto y realmente pueden ser incorporaciones de poca valía para lo que se quiera hacer.

2)    Capacitación de las personas que harán uso de esas tecnologías; contratar a quienes puedan hacerlo por nosotros o implementar acciones híbridas que combinen los procesos anteriores o incluso facilitar la implementación de una estrategia de Govtech donde actores públicos y privados se unen para poder buscar soluciones en conjunto que resuelvan las necesidades reales a abordar.

3)    Otro punto para nada menor es la sensibilización y la concientización de todos los actores que deben participar de la estrategia, para poder sentirse parte, para poder sostenerla en el tiempo y para poder alinear las acciones bajo un paraguas común, donde todos sepan cual es su rol y su lugar.

4)    Inclusión y accesibilidad, para que todas las personas sin excepción puedan participar en forma autónoma de esas estrategias y que realmente podamos hablar de una sostenibilidad fuerte desde su dimensión social.    Los adelantos técnicos actuales nos permiten incorporar códigos QRs, NaviLens y muchas otras tecnologías asistivas que permiten que todas las personas puedan sentirse parte.   En la actualidad, tener que seguir insistiendo sobre el tema de la inclusión nos marca que todavía como sociedades tenemos un recorrido por hacer (sin desconocer los avances, que sin dudas los hay, pero sin ocultar los desafíos y lo que todavía resta por hacer).

5)    Gestión inteligente de los destinos en base al uso efectivo de los avances implementados.   Los datos disponibles que se conviertan en información deben ser utilizados en forma proactiva para predecir, prescribir y no solo describir las situaciones que acontezcan.   En ese punto radicará gran parte del éxito de las estrategias inteligentes, en poder sacarle jugo en forma real a esas nuevas implementaciones.

6)    El punto anterior permitirá resignificar estrategias que no son nuevas, como las de manejar los flujos y capacidades de carga de cada lugar, pero que no por viejas dejan de ser fundamentales si queremos hablar realmente de sostenibilidad.    Hoy asistimos a muchos discursos pro sostenibles que no se acompañan con la realidad práctica de esos lugares que apuestan todavía a las grandes cantidades de turistas como indicador de éxito de una estrategia.    Eso debe cambiar y en Uruguay tenemos realmente una situación de privilegio para eso, porque estamos lejos todavía de situaciones de masificación y de turismofobia como vemos por otros lares y que nos dan la chance de repensar: “qué turismo queremos y cual podemos tener”.

Sin dudas hay cosas que funcionan bien y deben ser analizadas para poder bajarlas a nuestra realidad y podemos ver aquellas que no han funcionado en lo local y en lo regional para poder tomar cartas en el asunto.

Las oportunidades están y son para quienes las aprovechan.    Creo firmemente que nuestro país tiene una oportunidad genuina para poder implementar un turismo sostenible, que sea referencia para los demás y para ello hay que trabajar y trabajar.

Portal de América

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