A inicios de este año, la empresa estadounidense Boom Supersonic voló más rápido que la velocidad del sonido con su avión de demostración supersónico XB-1, como parte de un ambicioso objetivo de producir aviones supersónicos para el transporte de pasajeros en 2029.
Por su parte la firma británica Fly-Concorde Limited trabaja en una versión renovada del mítico avión, y estima volver a los vuelos supersónicos en 2026.
La empresa estadounidense Spike Aerospace también está desarrollando un avión privado supersónico que se vende con el lema “alcanzar el mundo en la mitad del tiempo”.
También China ha entrado en carrera preparando una aeronave capaz de volar a más de 1.900 kilómetros por hora, con la idea de llevar a más gente para reducir costos, creando un aparato mucho menos ruidoso que el Concorde, pues según dicen, hará menos ruido que un secador de pelo.
¿Por qué ahora?
Porque Trump firmó la Ley Concorde, levantando la prohibición a los vuelos supersónicos en EE.UU. tras más de 50 años.
Los nuevos aviones supersónicos están construídos con materiales más livianos, lo que los hacen 50% más ligeros, usarán combustible sostenible (SAF) y volarán a 60.000 pies de altitud.
Ventajas de los vuelos supersónicos
Los vuelos supersónicos se realizan a velocidades el doble de las actuales de la aviación comercial, lo que permite reducir los tiempops de vuelo prácticamente a la mitad.
En la década de 1970 ya había vuelos supersónicos de pasajeros. Estaban el Tupolev-144 ruso y el Concorde, un avión franco-británico operado por British Airways y Air France de 1976 a 2003. El Concorde tenía una capacidad de hasta 128 pasajeros, volaba a Mach 2, y viajaba regularmente de Londres a Nueva York en unas tres horas. Los vuelos eran caros (U$S 12.000) y transportaban principalmente a gente de negocios y a los ricos y famosos.
Por qué los aviones supersónicos no volaron más
Fueron varios los factores que causaron la suspensión de estos vuelos, una combinación del momento, la mala suerte y las leyes de la física. De más está decir que el alto costo de los pasajes y el elevado consumo de combustible son unos de estos factores.
El Boeing 747 entró en servicio comercial en 1970. Aviones de pasajeros baratos, grandes y eficientes como este fue otro de los factores de la derrota del Concorde.
Por último, un catastrófico accidente en el Salón Aeronáutico de París de 1973 del avión ruso Tupolev Tu-144 cambió la percepción pública sobre la seguridad de los vuelos supersónicos, frenando su venta y fabricación. Pero el final se precipitó el 25 de julio de 2000, con el accidente del vuelo 4590 de Air France que despegaba desde el aeropuerto París-Charles de Gaulle, Francia rumbo al aeropuerto Internacional John F. Kennedy de Nueva York, en los Estados Unidos. La aeronave estuvo solo 118 segundos en el aire, fue el primer accidente fatal del Concorde en su historia y el último.
Vuelos supersónicos, ¿volverán?¿para todos o unos pocos?
El Concorde y el Tupolev fueron producto de una era analógica en la que la idea de volar a Londres o Nueva York en el día para una importante reunión de negocios parecía algo necesario. En un mundo de trabajo remoto y videoconferencias, ¿sigue siendo necesario un avión de pasajeros supersónico? Por ahora, es probable que los aviones supersónicos permanezcan en el ámbito de los ricos y famosos. Pero con los avances tecnológicos modernos, será interesante ver si los viajes supersónicos de pasajeros vuelven a ser una realidad, o incluso se generalizan. Solo el tiempo lo dirá.
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