Veamos. A los medios españoles siempre que hay manifestación les interesa inflar las cifras. Hay muchas razones para ello, no necesariamente vinculadas con el fondo del asunto. En la mayor manifestación de Mallorca contra el turismo se dijo que habían ido veinte mil personas cuando, en la realidad, no llegaban a diez mil. Baste ver este fin de semana cómo las cuarenta personas que estaban con una pancarta en la playa de Palma fueron presentadas como ‘un centenar’.
Los medios extranjeros repiten lo que se publica en España como si fuera la cátedra indiscutible porque así hay noticia, que es agosto y de algo hay que hablar. Muchas veces ellos mismos saben que es una burbuja inflada, pero…
Hasta ahí, exageraciones que, más o menos, son imaginables.
El problema es más complicado con el Gobierno socialista: por un lado, en Canarias y en Baleares, echa leña porque le interesa que se desgasten los partidos conservadores. Por ahí anda la presidenta del Congreso diciendo que es un desastre la saturación en Baleares.
Pero el Gobierno central tiene una agencia, Turespaña, cuya eficacia se demuestra atrayendo turistas. Entonces Turespaña, cuando la prensa europea le pregunta sobre si los españoles están ahora contra el turismo, contesta que es mentira, que es una exageración de la prensa.
“La Oficina de Turismo de España dijo al diario británico The Independent que las llegadas de turistas a España no han sufrido y que los medios británicos han de tener un sentido de la perspectiva en relación con estas manifestaciones. Estas protestas –dice el Gobierno español a través de Turespaña– son aisladas. Cierto que hay problemas que requieren atención, como la vivienda, pero (…) el tamaño de las protestas contra el turismo ha sido muy seriamente inflado por los medios y hay frecuentemente una agenda política en medio que desnaturaliza lo que vemos.
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