Es verdad que la inundación fue excepcionalmente grave, pero también el número de afectados. Sólo en cancelaciones —sin contar retrasos— ha habido 200.000 pasajeros, lo que nos da también una idea de lo que mueve Emirates.
“Nuestra respuesta a la crisis ha estado muy lejos de ser perfecta”, reconoce el presidente. “Entendemos y reconocemos la frustración de los clientes que, debido a la congestión, la falta de información y la confusión no han podido aclararse. Admitimos que las colas y las esperas han sido inaceptables”, añade.
O sea, lo mismo que pasa con frecuencia en varios aeropuertos y de lo que Emirates estaba al margen.
Este sábado todavía se cancelaban los vuelos de Auckland, Brisbane, Melbourne, Sídney, Ciudad del Cabo, Johannesburgo, Dakar, Nairobi, Hyderabad, Mauricio o Mumbai. Teniendo en cuenta que sus aviones son en general los más grandes, pueden imaginarse la acumulación de pasajeros. La buena noticia es que este sábado ya voló por la tarde su plan completo, aunque aún con serios retrasos.
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