En esta oportunidad, uno de los temas que más nos interesaba plantearle, quizás por estar transcurriendo el mes de agosto, era el de la fiesta de la nostalgia (nunca sabemos de qué forma llamarla para evitar que nos demanden, ya que están registradas todas) y vale la pena escuchar sus reflexiones. "Una noche es muy poco, tiene que ser una semana, agregarles exposiciones, gastronomía, salir a venderla" y también advierte: "Ojo que los argentinos ya la están haciendo en Entre Ríos y los brasileños en Rio Grandel Sur. En cualquier momento nos la roban y después vamos a salir a quejarnos como con el tango y el dulce de leche".
Se queja porque hace varios meses comenzó a hablar de turismo interno (en las redes, en su columna de El País, en algún sitio europeo) y "no me dieron corte". El pasado 25 de junio publicamos de su autoría, El otro turismo interno. Allí sostiene que hay que tener más gastronomía y menos patriotismo en el turismo interno.
Que hay veces que el turismo y la Democracia no tienen nada que ver. "Pretender que algunos puntos del territorio sean destinos turísticos, tiene la misma validez (a su entender, ninguna), de que a mí se me ocurra que en el jardín de mi casa (en Carrasco) me ponga a plantar soja.
La charla se extendió todo lo que era necesario para esta ocasión pero, sabemos, estamos seguros, que si dentro de pocos días le proponemos otra, volveremos a grabar tanto más tiempo que ahora, que fue de tal magnitud el registro, que tuvimos que abrirlo en dos partes.
En esa segunda parte justamente, irá lo que "dejó caer" en la conversación que, al igual que pasa en el rubro médico, en el de los abogados, escribanos, contadores y otras profesiones, más temprano que tarde en Uruguay hay que conformar "El Colegio de Agentes de Viajes".
Compartimos hoy entonces, esta primera parte, mañana va la siguiente.
Portal de América
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