Cada vez más, la construcción, el afianzamiento, el posicionamiento de un destino turístico debe estar basado en la real interacción público-privada, la verdadera, la que escapa al discurso panfletario que tan ahítos nos tiene y que tanto daño le hace a la actividad un día sí y el otro también, especialmente en Uruguay.
¿Cuál es la receta?
¿Quién debe tomar la iniciativa?
¿De dónde deben salir los recursos?
Mientras no tengamos diagnóstico no podremos saber cuál o cuáles deben ser el o los tratamientos adecuados para ese enfermo que en realidad existe y se denomina Uruguay Destino Turístico.
Los principales dolores son la estacionalidad, la argentinodependencia, el elevado precio de sus servicios de cara al cliente, el elevado costo de sus insumos en pesos y la depreciación del dólar respecto a la moneda uruguaya, todo lo cual constituye un coctel explosivo que pulveriza la rentabilidad de los pequeños y medianos operadores que son la inmensa mayoría dentro de la actividad.
A pesar de denodados intentos de algunos líderes aislados y perfectamente identificados, la pasividad y el conservadurismo de la mayoría de los empresarios o el silencio estruendoso de alguna gremial cuya conducción es marcadamente afín al gobierno de turno, hacen que la actividad privada no tenga un perfil visible y esté muy lejos de asumir roles protagónicos, dejando de esa manera el terreno libre y despejado para que la hoja de ruta la trace siempre el Estado, o mejor expresado el gobierno de turno y estemos cada vez más lejos de la realidad y cada día más inmersos en un diabólico juego de intereses políticos, politiqueros y asquerosamente proyectados a acciones proselitistas.
Al mejor estilo de las repúblicas soviéticas socialistas TODA la actividad privada asiste impávida a la expresión de caprichos y supuestas convicciones de una sola mente iluminada que hace, deshace, controla, juzga, castiga e impone desde lo que hay que declarar para la prensa, hasta como debe ser la estrategia sostenible/sustentable de los próximos tres lustros.
Mientras tanto, se ametralla y se adormece a los medios con datos estadísticos falsos supuestamente extractados de supuestas encuestas.
Al respecto, valdría la pena preguntarse si es válido que el Mintur siga basando sus estadísticas en encuestas, cuando por ejemplo, a la salida del Consejo de Ministros celebrado el pasado 20 de marzo en San Luis, el presidente Tabaré Vázquez efectuaba declaraciones que recogió Búsqueda del 23 de marzo de esta manera:
"...el presidente también desestimó los últimos índices de aprobación a su gestión, que muestran un descenso del apoyo de la población a la tarea del gobierno. “De las encuestas ustedes ya saben cuál es mi opinión, acá y en todas partes del mundo han fracasado".
Si las encuestas "acá y en todas partes del mundo han fracasado", ¿cuál sería la razón por la cual deberemos aceptar que es verdad que a Uruguay llegan más de tres millones de turistas por año?.
Si no aprendemos de los que saben de verdad.
Si seguimos ordenados en la fila, calladitos para que no nos manden al rincón.
Si seguimos mirando con la ñata contra el vidrio como se desarrolla el turismo en todos lados menos en nuestro país.
No tenemos derecho a quejarnos que no nos vaya bien.
Tenemos el turismo que nos merecemos.
Portal de América
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