Quienes siguen nuestro trabajo desde hace años, saben sobradamente que hemos reiterado cual cantinela, año tras año, en otras palabras los mismos conceptos. Hemos llegado a decir que es innecesario gastar mucho dinero en promocionar el este uruguayo en Argentina, dado que salvo catástrofes, los argentinos vendrán igual.
Este lunes a la salida del Consejo de Ministros una vez más se dieron a conocer datos estadísticos: "En lo que va de 2016 se registraron 261 mil visitantes más que en 2015, lo que significa un crecimiento del 11%", dijo el Subsecretario Benjamín Liberoff, agregando que "la balanza de turismo es US$ 623 millones contra US$ 517 millones el 2015, lo que muestra un crecimiento de US$ 100 millones".
El gobierno sigue sosteniendo cifras inexplicables de cantidad de ingresos (personas y divisas) y continúa pronosticando que se superarán los tres millones de turistas en 2016.
Seguimos sin entender la insistencia en la difusión de estos datos lejanos a la realidad, cuando el gasto de los turistas que ingresan sigue cayendo, la ocupación hotelera continúa a la baja y ya son varios los hoteles montevideanos que se han arrendado como residenciales geriátricos.
Como si esto fuera poco, merced a la descontrolada promoción de la ley de inversiones se siguen inaugurando hoteles en nuestro territorio, lo cual confirma que no hay un orden, una estrategia, un plan confiable y sostenible en materia turística.
¿Es necesario un Ministerio de Turismo?
Hace algunos años nos encontrábamos entre los defensores de la existencia del citado organismo dentro del esquema del Poder Ejecutivo. La década del 90 en ese sentido fue bastante fructífera al respecto, incidiendo categóricamente la gestión al frente de la cartera de José Villar Gómez y su equipo, promotores protagónicos en el gran cambio de la infraestructura con el advenimiento de los hoteles de 4 y 5 estrellas y los centros comerciales.
Analizando lo hecho por las sucesivas administraciones frenteamplistas desde el 2005 a la actualidad y teniendo en cuenta el grado de rechazo que han generado en la actividad privada los actuales conductores (aunque para ser políticamente correctos nadie se anima dentro del empresariado a reconocerlo públicamente), por la razón del artillero nos han hecho cambiar de opinión y como ya lo hemos dicho anteriormente, creemos que sería mucho más beneficioso y más económico para el Estado, tener una oficina de Marketing Turístico y otra de Registro y Contralor, ambas dependientes del Ministerio de Economía y Finanzas y listo.
Nos evitaríamos las peroratas estadísticas y eliminaríamos la posibilidad que los colegas de la prensa sigan haciendo cada año cuando finaliza la Primavera, la más inútil y absurda pregunta que se pueda realizar: ¿Cómo viene la temporada?.
Portal de América
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