En las tres décadas que llevamos en esta profesión, nos hemos ido acostumbrando a tener que pagar peaje como contrapartida a nuestro estilo periodístico. Somos un medio rarísimo en Uruguay, salvo alguna excepción esporádica de algún municipio no tenemos publicidad oficial.

Pero eso, siendo importante, no es lo más grave. Lo peor, al menos de cara a la tácita valoración que hacemos de lo nuestro, pasa por las actitudes provenientes de algunos sectores oficiales hacia nuestro medio.

Quienes nos siguen, y saben como ejercemos esta profesión, entenderán que si en algún caso de este trabajo no damos nombres propios ni de personas o de organismos se debe pura y exclusivamente a nuestro sentido ético de la comunicación para no dañar los intereses de terceras personas integrantes de nuestro círculo de amistad o de actividad.

Para el caso que alguien se dé por ofendido o injustamente señalado, dejamos constancia que tenemos pruebas o testigos de lo que afirmamos.

Cuando recién comenzábamos nuestra era digital hace diez años, muchos recordarán que llevamos a cabo un ciclo de almuerzos en la desaparecida parrillada La Yerra del Mercado del Puerto, en los que nucleábamos a los principales actores del turismo y a varios de la aviación comercial, promoviendo el intercambio de ideas y el debate, generándose de esa forma interesantísimos resultados.

Fueron tan elogiosos los comentarios acerca de esos eventos y de tan rápida divulgación en el sector que generaron las dos primeras acciones  "chiquitas" del oficialismo pretendidamente en nuestra contra. Dos de las figuras principales que comandaban y aún comandan el más importante organismo del turismo increparon duramente a uno de nuestros principales auspiciantes (precisamente por serlo) notoriamente frenteamplista diciéndole que no entendían como "podía apoyar a ese hdp" (¿hace falta explicar quien era el hdp?) y al otro gran auspiciante de ese momento (eran casi los únicos de entonces) vinculado a la hotelería, le amenazaron directamente con influir para que no recibiera más pasajeros oficiales en caso de seguir auspiciándonos. Ninguno de los dos se dejó influenciar y continuaron con su apoyo.

En 2007 un viernes del mes de abril, el por entonces ministro de Turismo Héctor Lescano, con su decir coloquial y muy político, nos dijo lisa y llanamente que sus asesores le habían aconsejado que nos demandase judicialmente porque en alguno de nuestros artículos "habríamos colocado en tela de juicio su honorabilidad". Le respondimos que revisaríamos el 100% de lo escrito acerca de su persona y que si él tenía razón, no tendríamos inconveniente alguno en rectificarnos públicamente dado que acerca suyo, teníamos y seguimos teniendo el mejor concepto sobre su honorabilidad pero que desde ese momento le aclarábamos que lo que que nosotros pensábamos y habíamos expresado en el Portal del Uruguay no había sido que eran deshonestos sino que estaban haciendo la peor gestión desde que el Mintur había sido creado. Nos quedamos sin dormir una noche entera revisando todo el material y llegamos a la conclusión de no haber dañado en nada el buen nombre del ministro. El lunes siguiente editorializamos con ese convencimiento, titulando que el secretario de Estado había amenazado con demandarnos. Nunca nos demandó.

En estos diez años, hemos tenido innumerables relatos acerca de los comentarios hacia nuestra persona proferidos por las mismas dos figuras de antes y de ahora del más importante organismo del turismo uruguayo.

"Por la mañana, cuando llega el Diario del Portal, es usual oírlos decir -a ver que escribió hoy el hdp-", supo contarnos alguien que solía escucharlos.

"Cada vez que escribís algo sobre él, tenemos que bancarlo una semana de cara larga" nos djeron en otra oportunidad en referencia a uno de esos dos protagonistas de siempre.

Parece que el mes de abril predispone a los ministros de Turismo contra nosotros En 2013, bajo el título Ministra Kechichian: "lo que dijiste es una hijaputez" dimos a conocer un intercambio sostenido entre nosotros al finalizar una reunión de la Cámara de Turismo en San Carlos en la que le preguntamos: ¿Me estás diciendo que soy un hijo de puta?. "No -empezó a responder-, lo que digo es que el que te dijo eso es un hijo de puta", interceptándonos, sin saludo previo, como quien ostenta poder, pretendiendo rezongarnos como si fuésemos subordinados suyos a la vista de todos los presentes. ¿Qué habíamos "osado" decir en nuestro programa radial de El Espectador?, simplemente que la ministra estaba demorando demasiado en regresar al ministerio después de su licencia, que la misma se había extendido y rematamos textualmente así: "se lo merece, porque trabaja mucho".

Hace pocos días en Miami la U.A.C.O.C., Uruguayan American Chamber of Commerce nos hizo un reconocimiento por los 10 años de periodismo digital y dimos una charla. Quienes hayan visto el video de la misma notarán que en el comienzo del evento mencionan la ausencia de una persona que nos representa en aquel lugar. Quien según el Doctor Miguel Mato, maestro de ceremonia en la ocasión, adujo: "causas de fuerza mayor ajenas a su voluntad" dejando expresa constancia que nos mandaba un fuerte abrazo a nosotros y familia. Tenemos pleno conocimiento de cuales fueron las causas de fuerza mayor ajenas a la voluntad de la persona involucrada. ¿Hace falta que escribamos cuáles son?.

En nuestra juventud, en el barrio Sur, había un singular personaje linyera él, apellidado Castillo, que cuando conseguía algunas monedas (a diario) compraba vino y entonado se convertía en un violento disertante (aunque muy pasivo en los hechos) y a medida que iba avanzando en su discurso más encolerizado se iba mostrando hasta rematar invariablemente con su clásica y muy personal consigna: "Cuanto más piedras me arrojéis, más alto será mi pedestal de gloria".

No tomamos vino ni nos hemos encolerizado, más bien decimos que nos sentimos altamente distinguidos y hacemos nuestras las palabras de Castillito.

Portal de América - por SAH