por  Alejandro Spera Reguitti, desde Montevideo

La simpatía que irradia Rod en cada presentación es de destacar, así como sus movimientos de baile, a pesar de que alguna vez dijera la revista Rolling Stone que temía hacer el ridículo con el himno Da Ya Think I’m Sex ydespués de los 50 años: ese mismo tema que lo posicionara como ídolo y sex-symbol desde el lanzamiento del disco Blondes Have More Fun en 1978,con el que cerró el espectáculo.  Sin embargo, su agilidad, su entrega al espacio escénico y su voz característica con ese tono cascado parece no haber sufrido ningún efecto del paso del tiempo.  Un showman que demostró mucha generosidad tanto con sus músicos, su hija Ruby –a quien cedió su micrófono blanco para debutar en nuestro país– al igual que con las siete chicas que fueron especialmente seleccionadas por su talento y buena presencia entre músicos de Ossodre, la Orquesta Juvenil del Sodre y la Filarmónica de Montevideo.  Las cuerdas uruguayas lo acompañaron durante un set acústico con inolvidables baladas como The First Cut Is The Deepest (del álbum A Night OnThe Town – 1976), Have I Told You Lately (de Vagabond Heart – 1991), I Don’t Want To Talk About It (Atlantic Crossing – 1975) y Brighton Beach (de su último álbum Time - 2013).

Al momento de compartir Have You Ever Seen The Rain?, cover de Creedence Clearwater Revival (1970), la llovizna, que ha sido objeto de presencia continua en este mes de febrero, se hizo presente en el Estadio para coronar la canción y entregarle una impronta de realismo apenas inimaginable.  “Increíble que lloviera durante esta canción”, exclamó Rod.  Luego una versión de Rhythm Of My Heart (1991) con un final romántico y delicioso contrapuesto por su trío de coros angelicales.

El escenario montado de cara a la tribuna Olímpica hizo deleitar durante casi dos horas a unas 12 mil personas que promediaban los 40 años.  Forever Young (Out Of Order – 1988) interpretado a dúo con Ruby Stewart, modelo que brilló en el London FashionWeek de 2005 y cantante emergente desde su participación en un comercial de refrescos en 2012, generó un coro sostenido del público que interactuaba con los espacios y cortes fielmente ensayados,invitando a la participación, ovación y emoción de los presentes.

Rod siempre demostró su fanatismo por el fútbol.  En el primer concierto en nuestro país quiso pisar la cancha del estadio donde tuvo lugar la primera copa del mundo, y la recorrió íntegramente al momento de la prueba de sonido de su espectáculo.  Lanzó 5 pelotas al público durante el recital.  Esta vez, firmó personalmente 48 y colocó cada una de ellas en diferentes puntos de la platea Olímpica, al ritmo de Hot Legs (Foot Loose & Fancy Free – 1977).  También proyectó la bandera nacional sobre una pantalla LED de gran resolución que oficiaba de telón de fondo.  Como si fuera poco, le deseó a Uruguay una “buena Copa del Mundo” y comentó que Luis Suárez es un “gran jugador”.  Hace 25 años tuve la oportunidad de recoger su autógrafo mientras almorzaba en el Club de Golf de Punta Carretas; esta vez viví el privilegio de tener en mis manos la pelota autografiada que lanzó desde el escenario.

Al culminar el recital junto al único bis Sailing (Atlantic Crossing – 1975), la sensación fue de profunda alegría y de ansiedad por revisar viejas grabaciones que me llevaron a encontrar aún en cintas analógicas (uno de los soportes preferidos por Rod para escuchar música) la transmisión que efectuara 94.7 FM CONCIERTO de aquel gran espectáculo, época en el que presentaba su álbum Out Of Order (1988).   Un flashback de imágenes y sonido me invadió al momento que escribía estas líneas sobre su nuevo concierto en Montevideo…

Después de 35 años de haber llegado a número uno en ventas con su Da Ya Think I’m Sexy, Rod Stwart vuelve a la cima de la lista inglesa con su nuevo álbum Time.   Esto demuestra la vigencia, la seriedad y la renovación acertada de un artista carismático, elegante y simpático.  Empezó y terminó con puntualidad inglesa pero su legado imborrable, su peinado rubio “pelopincho” y el recuerdo de esta presentación en el Centenario quedará marcado a fuego en el imaginario colectivo de todos sus seguidores.

Portal de América