Esta reflexión no es casual y mucho menos que la hagamos en pleno mes de enero, en lo que se entiende como temporada alta por estos lares.

En algo que puede aparecer como una concesión a la Ministra de Turismo que acaba de instar a los privados a realizar "márquetin positivo", no vamos a citar nombres concretos de destinos turísticos uruguayos que no tienen casi ninguno de estos servicios. Pero los hay en la costa fluvial, en la atlántica y podríamos decir que en casi todos los puntos cardinales.

Pero lo nuestro no es "márquetin positivo", se trata nada más ni nada menos que de prudencia para no generar alerta pública.

Más, si el resto de la comunidad se pone a revisar todos los destinos turísticos que en estos momentos están disfrutando con merecidas vacaciones anuales, pueden llegar a producirse colectivas caídas de mandíbula al comprobar que muchos sitios que figuran todos los días del verano en las crónicas periodísticas con referencias a si vino más o menos gente que el año pasado o en destacar que en ese lugar está hospedada alguna celebridad, no tienen casi ninguno y en algunos casos ninguno de los servicios mencionados.

Lamentablemente, como todo en este mundo moderno, tiene que ver con la rentabilidad y muchos de esos faltantes se deben a ello.

Es en estos casos entonces que tiene que actuar el Estado.

Parte del presupuesto anual destinado al turismo por rentas generales tiene que contemplar determinados gastos fijos como una políclinica con guardia médica y ambulancia las 24 horas del día los 365 días del año o al menos, cuando hay un alto flujo de visitantes en todos aquellos lugares que reciban turismo.

Pero no es menos importante la existencia de una farmacia; un destacamento policial; un cuartelillo de bomberos o lugares donde poder realizar transacciones financieras, cambiar moneda o simplemente, hacerse de efectivo.

Todas las veces que reclamamos algo para el turismo, lo hacemos con el pleno convencimiento que las carencias denunciadas son padecidas también y de modo permanente por los residentes en los lugares señalados, de ninguna manera menos importantes para una nación, que los turistas que recibe.

Hay destinos turísticos en Uruguay en los que está prohibido sentir síntomas de apendicitis; infarto; hiper o hipo tensión o demás dolencias. Tampoco se puede dar ningún robo, copamiento ni trifulca y antes de llegar a esos lugares está prohibido también olvidar los medicamentos de uso regular o los que se llevan por las dudas y salvo que quiera correr el riesgo de volver a pie, tampoco es recomendable llegar con poca nafta y mucho menos hacer fuego fuera de los lugares convencionales.

¿Algún día se evaluarán como buenas o malas las temporadas turísticas contabilizando estas cuestiones?

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