Soweto, tras el rastro de Mandela y de la libertad
Jueves, 12 Diciembre 2013

Soweto, tras el rastro de Mandela y de la libertad
La barriada más grande de África suena a nombre mítico, a lucha, a historia, a ideales y, sobre todo, a Nelson Mandela. Ahí está la casa-museo del líder político que luchó contra el apartheid. Seguimos su huella.
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por Javier Brandoli

Soweto suena a nombre mítico, a lugar inaccesible, a lucha, historia, ideales, batallas, violencia y, sobre todo, a libertad. Soweto, la barriada o gueto más grande de África, esconde mil matices y secretos que superan sus estereotipos. Si Johannesburgo puede ser interesante o diferente por algo lo será por este lugar. El resto, con sus defectos y grandezas, es un rincón más de la aldea global. Hay que ir allí, cruzar fronteras mentales sabedor de que al regresar nada será igual, algo se habrá movido por dentro.

Soweto es la constatación de una cicatriz. El South Western Township (SO. WE. TO) es una invención del apartheid para recluir a la población negra de Johannesburgo. El recorrido por este lugar es el recorrido por la opresión y lucha por la libertad. Una posible ruta comienza en la zona de Kliptown. Allí, en la plaza Walter Sisulu, se redactó el mítico Freedom Charter que inició la lucha por los derechos humanos. En 1955, casi 3.000 personas de toda las razas y religiones se reunieron allí para proclamar una Constitución que se basaba en nueve puntos principales y que exigía la convivencia pacífica entre todos los sudafricanos.

En la plaza hay un monumento que conmemora y recoge los nueve preceptos. Ahí allí también un moderno centro de conferencias, símbolo de los nuevos tiempos, y un hotel maravilloso. El Soweto Hotel and Conference Centre es el único cuatro estrellas que hay en todo el barrio. Todo el alojamiento está dedicado a la lucha por la libertad, a Mandela y al resto de grandes iconos. Tiene cultura y sabores de la Sudáfrica negra. Es un sitio muy especial.

Hogueras nocturnas

Luego, justo frente a la puerta de entrada del hotel hay un pequeño museo que cuenta la vida del barrio y la lucha por la libertad. Es casi una visita artesanal, en el que el portero le abre la puerta y le enseña un pedazo de historia representada con restos del mundo. Luego, alrededor de esa gran plaza, se derrama la vida del barrio. Un mercado en el que se vende fruta y vegetales expuesta en manteles por el suelo; mujeres que peinan a otras en las esquinas; el ruido de los minibús y del tren cercano; las hogueras nocturnas que nos recuerdan que aquí da bocados aún el hambre.

Tras la plaza Walter Sisulu podemos dirigirnos a una realidad que marca los tiempos del nuevo Soweto. Para los amantes del golf o de lo muy diferente, tienen el Soweto Country Club, una demostración práctica de que se puede soñar con todo aunque no se tenga nada, o pueden dirigirse a la zona de las Orlando Towers. Si cogen las Chris Hani Road pasarán primero por un enorme centro comercial lleno de tiendas y restaurantes que podría estar en cualquier ciudad europea; luego, a la derecha, tienen la moderna universidad de Soweto y el nuevo hospital. Antes, a la derecha están las conocidas como Orlando Twin Towers.

Se trata de dos torres de una antigua estación eléctrica clausurada con la llegada de la democracia. Las torres eran consideradas un símbolo de la opresión del apartheid. Altamente contaminantes, se construyeron en el corazón del barrio de los negros, que carecía de luz, para dar energía a los barrios de los blancos. Han sido pintadas con escenas de la vida común del barrio y son un centro turístico en el que poder hacer puenting o tomar una cerveza. Es un buen ejemplo de la convivencia con la que los sudafricanos han aceptado su pasado: no las han destruido, las han reconvertido.

La revuelta estudiantil

No muy lejos de allí está la milla de oro de Soweto. En Vilakazi Street, en el barrio de Orlando West, está la Casa-Museo de Nelson Mandela. En un kilómetro a la redonda está también la casa de Desmond Tutu, donde vive actualmente Winnie Mandela, la escuela donde comenzó la revuelta estudiantil de Soweto en 1976 y el museo de Hector Pieterson. La casa de Mandela y el museo deben visitarlos obligatoriamente. La primera narra la vida del gran icono de este país, Mandela, padre de todo; el museo es un homenaje a los niños muertos por luchar por su libertad que te explica todo lo miserable que puede llegar a ser el hombre.

Pueden si quieren, es zona turística, almorzar en alguno de los bares y restaurantes de la zona. Es también en esta parte donde hay guest houses y algunos shebeen, bares de los township donde los que tengan más valor pueden probar la llamada cerveza africana. Por último, quedan dos sitios para entender todo en este barrio. Para los amantes del fútbol, pueden pasar por el Soccer City Stadium (FNB Stadium) en el que la selección española se proclamó campeona del mundo de fútbol en 2010. El edificio se levantó en el comienzo de Soweto, homenaje de los nuevos tiempos venideros en un lugar creado con tanto dolor.

Fuera ya de la barriada, pero ligado a su historia y a la historia de este país, está el Museo del Apartheid. Hay sitios por los que uno pasa que le marcan para siempre y éste es desde luego uno de ellos. Duro, esperanzador, cruel, crudo, positivo... Se entra por dos puertas distintas, blancos por un lado y el resto por el otro, para luego salir todos juntos. ¿Dentro? El horror y la esperanza se enseñan a bocajarro.

Portal de América - Fuente: www.ocholeguas.com

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