por Sergio Antonio Herrera, de su reciente viaje a Madrid para la cobertura de FITUR

El transporte

Como siempre, al llegar a Barajas tomé un taxi y como ya hace bastante tiempo, la tarifa fija es de 30 euros. Cuando debía regresar al aeropuerto para tomar el vuelo de vuelta a Montevideo, por primera vez usé la APP de Uber y si bien costó 1,90 euros más caro que el taxi, no se compara el servicio ni el confort. Vino Don Pedro con un Tesla eléctrico, negro, impresionante. Según me comentó la flota de estos vehículos del magnate sudafricano Musk en Uber de la capital española llega a los 35 vehículos y cada uno, cuesta 100 mil euros. Les muestro el Tesla en imágenes:

El tren y el metro es casi obligatorio en Madrid y cercanías y su servicio y su costo son sencillamente envidiables.
La ida y vuelta desde Sol a La Navata me costó poco más de seis euros.
La tarjeta de metro para 10 viajes, 12,20 euros.

Con amigos

En la esquina del Hostal Prada, sobre la calle de Hortaleza, está Stop Madrid, lo que nosotros, los veteranos llamamos un boliche (pero de los de antes), ideal para tapas. Varias veces nos lo recomendó Luis Beltrame y esta vez le hicimos caso por partida doble.

En la noche de entrega de los premios a la Calidad turística, compartimos la velada con la Directora Ejecutiva de Destino Punta del Este, Graciela Caffera, y con el Presidente de la Cámara Argentina de Turismo, Aldo Elías. Fue una noche muy especial, disfrutable, compartida con ellos, donde disfrutamos los tres de una agradabílisima charla y unos sabrosos jamones y quesos, acompañados con un poco de vino...blanco. Curiosamente en la noche de la calidad, se terminó temprano el tinto y casi de inmediato el blanco.  

De regreso entonces al Prada, luego de despedirnos de los amigos, hicimos un Stop Madrid y junto con una buena copa de tinto de La Rioja y una ración de aceitunas, nos regalamos una empanada gallega de carne.

Ya es un clásico que estando en la zona de Chueca, nos corramos unas pocas cuadras a su plaza y al mercado de San Antón, como por ejemplo hicimos para reencontrarnos con el Flaco Washington Pees, luego de muchos años. En el año 93 habíamos compartido también experiencias en el exterior. Fue en un famtour a Miami y a Negril, Jamaica, seguramente más distendido y con mejor temperatura que esta noche en Madrid pero, igualmente a pesar del frío, un par de copas compartidas en la terraza abierta del mercado, sirvió para acompañar una charla llena de nostalgias, de sinceramientos, de emoción y sensibilidad. "No sabía como pedirte que me hicieras llegar uno" me dijo cuando le entreganos apenas lo vimos, un ejemplar de "Pluna, el riesgo de volar alto". Creo que fui el primer compatriota en encontrarme con él, luego de tantos años de su etapa europea. Siempre me he considerado como un símbolo del "know how del error", por ello, no quería desaprovechar la coincidencia de ambos en Madrid para verlo y de alguna manera trasmitirle al menos, presencia, un abrazo. En esta vida todos nos equivocamos o nos equivocaremos alguna vez y es el destino,  quizás Dios, quien dispone la forma del pago de la culpa. Damos fe que a su manera, el Flaco la está pagando con creces, pero volvimos con la sensación que logró

trasmitirnos: "Este 2018 va a ser un gran año. Luego de un tiempo complicado estoy trabajando, por eso me vine a Madrid y empezar el año viéndote, también es un mensaje".

Piques

En la bajada de la calle Montera, desde la Gran Vía para la Puerta del Sol, para mi hay un punto obligado que es La Cueva del 900. Siempre el precio es adecuado y nunca, de todas las veces que he ido, salí defraudado. Esta vez, lo que tengo para resaltar es una sopa de picado de pollo, con jamón serrano y crutons, sencillamente exquisita por 5 euros.

Hay menúes completos por poco más de 10 euros, hay bocadillos al paso muy tentadores desde 3 o 4 euros.

La noche del sábado 20, luego de haber asistido al Wanda Metropolitamo a ver al Aleti de Josema y Godín (sin Godín) contra el Girona de Stuani (sin Stuani, pero con la gentileza de conseguirme la entrada), caminé hasta la plaza de Chueca y en una de sus tabernas hice una extraña combinación: queso provolone por un lado y albóndigas por otro, acompañado todo por una primera copa de tinto, ya que la segunda la disfrutamos nuevamente en Stop Madrid, donde venden vermut de grifo...Todo, por menos de veinte euros.

El domingo 21 almorzamos a las seis de la tarde en un restaurante de la calle Callao, ¡al fin tortilla!!, ya que curiosamente no habíamos encontrado antes (aunque cueste creerlo) y aprovechamos las últimas dos horas para llegar hasta Leftis (outlet de Zara) en la Gran Vía y con muy pocos euros, "cumplir" con los nietos y demás integrantes de la familia. Hay precios increíbles. Camisas a 6 euros, camperas a 19, y todo, de muy buena calidad.

Estamos planificando el 2018, seguramente en esta sección del PDA no se van a aburrir. Lo prometemos.

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