por Sergio Antonio Herrera, desde Colón, Panamá

Nos alojamos en el Radisson 2000, un establecimiento que flaco honor le hace a la marca internacional. Luego de una recorrida por la Zona Franca quisimos almorzar en el buffet cuando eran aproximadamente las 4 de la tarde y nos encontramos con una paupérrima presentación del mismo, tanto que no nos explicamos como se animan a ofrecerlo en esas condiciones. Preguntamos si había restaurante en la piscina del primer piso y ante la respuesta afirmativa hacia allí nos dirigimos para encontrar la peor presentación jamás vista de un área de piscina de un hotel de marca y la confirmación de que "puede ser servido aquí un pedido que haga al restaurante de abajo"...

Volvimos al restaurante principal y ordenamos a la carta. Se puede decir que estuvo aceptable la comida pero el servicio, de un amateurismo sorprendente.

El wifi gratuito solamente cubre dos dispositivos y lo utilizamos para los celulares. Cuando me quise poner a escribir en la laptop...quise llamar a recepción y el teléfono no funciona. Bajé hasta el Front Desk y terminé contratando wifi para otros dos dispositivos por 8.90 dólares. Pagar por el wifi en un hotel de este tipo es poco menos que increíble pero...real.

Zona libre de impuestos de Colón

Preguntamos en el hotel para ir a la Zona Libre y nos dieron los dos pases gratuitos pero nada nos advirtieron del peligro existente para transitar la zona.

Al llegar devolvimos el auto alquilado por lo tanto, salimos caminando del hotel y en la esquina nos detuvimos en un quiosco para comprar agua y preguntar por la puerta de acceso más cercana. La chica que nos atendió no supo respondernos (estábamos a menos de tres cuadras) pero una enfermera del hospital que estaba enfrente y había salido a comprar el almuerzo nos dijo por dónde ir pero cuando empezamos a caminar nos dijo "tengan cuidado". Al ver la reacción de nuestros rostros muy amablemente agregó "los acompaño" y así lo hizo, explicándonos que era muy peligroso caminar por allí y recomendando que a pesar de la poca distancia, cuando saliésemos, nos tomásemos un taxi hasta el hotel.

Evidentemente para quienes llegan a comprar por mayor este lugar debe ser conveniente. Para quien llega como turista, al menos por lo visto en el par de horas que dedicamos a recorrer, salvo casos excepcionales, no es nada que se pueda catalogar como muy atractivo.

Es una pequeña ciudad sin casas, solamente locales comerciales y los bancos a los que para entrar, se debe soportar un cacheo por parte de la policía.

No hay un sólo restaurante, confitería o bar. Comer y/o beber, únicamente en carritos con una presentación que...no invita.

Hasta que llegamos a Colón el día antes de embarcar en un crucero, estábamos convencidos que era una buena idea, máxime teniendo en cuenta el supuesto atractivo de la Zona Libre y la fantasía de al final del día, por ejemplo aprovechar la piscina del hotel, tomar algo, hasta cenar allí como por ejemplo hicimos en el Riu Plaza de la capital. Pero la idea terminó convirtiéndose en una reparadora siesta para mí, en una prolongada sucesión de películas en la TV para mi esposa y ahora, mientras ella duerme, me puse a escribir.

Hay que contar las perdidas también.

Mañana entramos en zona de oneroso wifi a bordo, veremos como nos seguimos comunicando para contarles acerca de Cartagena y Barú; de George Town; de Montego Bay y de Puerto Limón.

Algo inventaremos.

Portal de América