Los 10 exploradores chilenos del Bicentenario
Viernes, 16 Julio 2010

El hombre que convirtió a Chile, de Tacna al Cabo de Hornos, en un mapa confiable por primera vez. El que recorrió el desierto de Atacama cuando nadie sabía qué había ahí.
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por Sebastián Montalva Wainer  
El aventurero de 35 años que ahora mismo viaja por canales patagónicos que ningún hombre ha visto antes. Desde el histórico Luis Riso Patrón al muy activo Cristián Donoso, éstos son los grandes exploradores que han abierto los territorios desconocidos del país.  

Panel experto

Basamos la confección de esta lista en entrevistas con expertos como Jorge Vargas Díaz, Ernesto Márquez Vial y Sergio Martínez Baeza (historiadores); Álvaro Vivanco, Darío Arancibia y Ernesto Olivares (montañistas); Fernando Luchsinger (buzo); Guillermo Chong (geólogo); contraalmirante Cristián del Real (director del Museo Naval), y Eduardo Díaz (esquiador).

Los extranjeros

El criterio para esta lista fue que los exploradores hubiesen nacido en Chile. Así, no incluimos a notables extranjeros, desde Charles Darwin hasta los que echaron raíces en Chile. Entre ellos, el polaco Ignacio Domeyko, uno de los primeros exploradores de los Andes; el francés Claudio Gay, con amplios estudios de flora y fauna chilena; el padre italiano Alberto De Agostini, pionero en la exploración de la cordillera Darwin y en el registro de los onas; los Phillipi (Rodulfo y Bernardo, más el hijo de Rodulfo: Federico), quienes hicieron importantes expediciones científicas; el glaciológo de origen francés Louis Lliboutry, que publicó varios estudios sobre los Andes Centrales; el montañista de origen alemán Eberhard Meier, líder de la primera expedición chilena a los Andes Patagónicos; el geógrafo alemán Hans Steffen, que recorrió Aysén a fines del siglo 19; y el también alemán Augusto Grosse, ideólogo de la Carretera Austral.

El número uno: Luis Riso Patrón (1869-1930)

1. "Luis Riso Patrón es el más importante de los exploradores chilenos", dice con autoridad Jorge Vargas Díaz, director de la Sociedad de Historia y Geografía de Chile, mientras se acerca al retrato de este prócer -ingeniero, geógrafo y aventurero- que luce sobre la gran chimenea del edificio de esta institución, que existe desde 1911. Las máximas obras de Riso Patrón también están a la vista: el mapa de Chile de 1910, que él mismo elaboró -era director de la Oficina de Mensura de Tierras y estuvo encargado de establecer los límites de nuestro país; de hecho, fue él, por ejemplo, quien marcó el hito tripartito del cerro Zapaleri, en el norte- y, por cierto, el Diccionario Geográfico de Chile (1924), libro de 958 páginas que se convirtió en el verdadero resumen de todo lo que se conocía de Chile hasta entonces. Contenía cerca de 30 mil nombres geográficos chilenos, todos con su precisa ubicación de longitud y latitud. El "inventario" incluía cerros, volcanes, ríos, esteros, islas, bahías, golfos, ensenadas, fiordos, caletas, fundos, ciudades, aldeas, caseríos, faros, minerales, arrecifes y hasta rocas del país.

"No sólo es el principal explorador chileno, sino también latinoamericano", explica el montañista y escritor Evelio Echevarría,  gran admirador de su obra. "No hay un equivalente con su tremenda realización: cartografió, entre 1896 y 1910, la cordillera andina desde Tacna al Cabo de Hornos. Y su cartografía era científica, lo que no existía en el mundo para entonces".

Las pocas biografías que hay sobre  Riso Patrón dicen que era un hombre riguroso en extremo. Que por su ardua labor casi no pasaba tiempo en casa, con su familia. Y que sus extensos viajes por Chile, hechos en condiciones muy precarias (Riso Patrón pertenece a la llamada "época dorada" de la exploración, la misma de héroes como Amundsen o Schackleton), terminaron por pasarle la cuenta: murió a los 60 años. Sin embargo, la trascendencia de su obra alcanzó a ser reconocida en vida. El 14 de septiembre de 1926, la American Geographical Society de Nueva York lo premió con el máximo honor de entonces: la Medalla de Oro David Livingstone Centenary, creada en honor al explorador que, justamente, había sido el gran ídolo de infancia de Riso Patrón.

El gran navegante austral. Enrique Simpson Baeza (1835-1901)


Hijo del vicealmirante inglés Robert Simpson, quien peleó por Chile en la Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana (1836-1839), el contraalmirante Enrique Simpson Baeza no sólo fue un destacado marino, también un auténtico aventurero. Al mando de la Chacabuco, un buque que navegaba a carbón y vela, se internó en los complejos fiordos australes y reconoció territorios absolutamente desconocidos para la época: fines del siglo 19.

El resultado de sus cuatro campañas hidrográficas -que abarcaron la Región de Aysén, los canales patagónicos y el río Santa Cruz- fue notable: entre otros hitos, reconoció el Archipiélago de Las Guaitecas, exploró el río Aysén, recorrió el canal Moraleda hasta la Laguna San Rafael, exploró la Península de Taitao, el río Huemules, la desembocadura del río Cisnes, el río Queulat y el istmo de Ofqui.

"Tan lastimosas eran ya nuestras figuras que cualquiera nos hubiera tomado por pordioseros (...) pues nos encontrábamos arañados i llenos de contusiones", escribe sobre su exploración en Taitao en La Patagonia y otros lugares del sur. "Habíamos atravesado la gran cadena de los Andes por los 45° de latitud Sur, hazaña que hasta ahora nadie había llevado a cabo, i tanto más notable cuanto que cada paso había sido un descubrimiento, sin dato alguno anterior de qué guiarse, pues donde no existen habitantes, tampoco existen huellas ni tradiciones".

El Director del Museo Naval, contraalmirante Cristián del Real, valora a Simpson Baeza como un marino integral. "Combatió por Chile a cargo del buque Cochrane en la Guerra del Pacífico. Y luego exploró nuestro territorio, haciendo el mayor levantamiento hidrográfico de la época y aportando con ello al desarrollo nacional".

El hombre de los hielos. Pablo Besser (1970)

Muy conocido en el mundo del montañismo nacional, pero con poca figuración mediática, el doctor Pablo Besser Jirkal es el gran protagonista del segundo mayor logro deportivo chileno de nivel mundial en esta disciplina, tras el ascenso del Everest por la vía del Kanshung, liderado por Rodrigo Jordan en 1992. Besser realizó -junto a Rodrigo Fica, Mauricio Rojas y José Pedro Montt- el primer cruce longitudinal de Campo de Hielo Sur, tras 98 días de caminata entre octubre de 1998 y enero de 1999. Hasta ahora, nadie más ha logrado repetir ese hito. Y su hazaña sigue: entre julio y agosto de 2006, y por primera vez en invierno, atravesó de norte a sur el Campo de Hielo Norte, convirtiéndose así en la única persona que, hasta la fecha, ha logrado algo semejante.

Pablo Besser es un apasionado por la aventura, sin fines científicos de por medio. Su método, como dice, es simple: mira un mapa de Chile y va marcando los lugares que, él sabe, aún no han sido explorados, y que encuentra especialmente en la Patagonia. Entonces le brillan los ojos y comienza a soñar con expediciones fantásticas, grandes epopeyas. Eso mientras atiende, cada día, a pacientes en su consulta.

"Este cruce de los dos Campos de Hielo, en el que además lideró ambas travesías, lo convierte en uno de los más destacados exploradores de nuestra historia", dice de él otro integrante de este ranking, Cristián Donoso. "Es el más experimentado explorador de los hielos continentales de Patagonia. Algo destacable es que ha logrado un nivel mundial como explorador polar, realizando sus actividades casi exclusivamente en territorio chileno, lo que demuestra que no hay que cruzar el mundo para conseguir objetivos de alto nivel", agrega.

La eminencia del buceo. Alfredo Cea (1934)

Conversar largo y tendido con el doctor Alfredo Cea Egaña, más aún en el living de su casa en La Herradura, Coquimbo -que bien parece uno de esos antiguos buques de cuentos clásicos-, es una experiencia memorable. Cirujano, experto en medicina de inmersión y fundador de la Universidad Católica del Norte y su Centro de Investigaciones Submarinas, entre varios otros títulos, el doctor Cea es, ciertamente, un sabio. Un viejo lobo de mar que se enamoró del Pacífico desde que se sumergió, siendo un niño de 10 años, en las frías y misteriosas aguas de Las Cruces. Entonces comenzó a descubrir la que para él ha sido una de las mayores fuentes de su conocimiento: los pescadores de las caletas chilenas, que lo han nutrido de historias, anécdotas y recuerdos.

Hoy, ya llegando a los 80 años, Alfredo Cea, como dice, sólo bucea en su ilusión. En su bitácora tiene varios campeonatos de caza submarina, y apuntes de cuando viajó por el mundo para explorar todos sus mares. Cea conoció a Jacques Cousteau y trabajó con los arqueólogos Gonzalo Figueroa y William Maloy en Isla de Pascua, momento en que empezó su completísimo catastro de peces de la Polinesia y de Chile en general. El doctor Cea investigó y buceó una y otra vez el naufragio de la Esmeralda, y es, tal vez, el mayor conocedor de este episodio de la historia de Chile. Tiene una biblioteca llena de libros, papeles y fotos y, además, filmó el primer documental sobre el tema, en 1978.

"Alfredo Cea es de los primeros hombres rana de Chile que no son pescadores. Un médico excelente, buzo sensacional y, como dibujante, espectacular", dice Jorge Vargas Díaz, director de la Sociedad de Historia y Geografía de Chile. "Cuando se cumplieron los 100 años del hundimiento de la Esmeralda, bajó y encontró, entre otras cosas, los restos del guardiamarina Ernesto Riquelme (el que disparó el último cañonazo del buque). Es un hombre muy importante para nuestra historia".

El primer investigador antártico. Humberto Barrera (1903-1996)

En el verano de 1947, Chile realizó su primera expedición chilena a la Antártica. Un viaje insólito para la época, que tuvo como misión reclamar soberanía en una zona que el mundo recién comenzaba a disputarse. A bordo de los buques Iquique y Angamos, en el grupo no sólo iban marinos, sino también destacados científicos y andinistas de la época. El glaciólogo Humberto Barrera Valdebenito, quien ya tenía una destacada carrera de ascensiones en Chile y América, era uno de ellos. En esa travesía,  Barrera realizó un completo registro de temperaturas, vientos, nubosidad, precipitaciones y humedad relativa, e incluyó valiosas observaciones sobre magnetismo terrestre. Además, ascendió por primera vez el nevado central de isla Greenwich, tras una expedición que le significó acampar una semana al aire libre, y donde sufrió el accidente que finalmente marcaría su vida: la pérdida de un ojo mientras exploraba un ignoto glaciar. Este incidente fue un ejemplo más de la mala suerte que pareció perseguirlo durante su carrera: unos años antes se había quebrado el coxis mientras subía los Picos del Barroso, en la zona del Maipo.

Su labor también tuvo que ver con la difusión. "(Humberto Barrera) fue el fundador de la más prestigiosa publicación de montaña chilena que hayamos tenido: la Revista Andina de Chile", escribió Mauricio Purto en El Mercurio. "El Profesor es uno de aquellos hombres que, volcando su atención en las cumbres, por su formación o talento innato, logran extraer de ellas conocimiento que luego comparten con el mundo. Así estos personajes vinculan la montaña a círculos intelectuales y científicos, a la cultura de todo el país".

Pionero de la arqueología. Sergio Kunstmann (1928-2010)

Su fallecimiento, en enero de este año, fue muy lamentado por el montañismo nacional. Álvaro Vivanco, editor de Andeshandbook.cl y uno de sus grandes admiradores, lo describió así en unas sentidas líneas: "Cuando digo que era uno de nuestros mejores montañistas, lo hago porque dejó una cantidad incontable de primeros ascensos, porque los hizo en condiciones que parecen impracticables por los montañistas de hoy en día, y porque hizo innumerables descubrimientos arqueológicos de altura".

Ingeniero civil de profesión, Sergio Kunstmann pertenecía a la vieja escuela de montañistas. Ésa de tipos que comenzaron a escalar los desconocidos Andes centrales con duros bototos, chalecos de lana y cantimploras con ulpo.

Kunstmann destacó desde el comienzo: en los 50 conquistó varias cumbres inexploradas, como la del Aguja Helada (4.650 mts.) y la del cerro Castillo (5.460 mts.), en Santiago, y en 1965 fue premiado como el Mejor Andinista de Chile. Pero su mayor logro tuvo que ver con los restos del pasado: junto con el también fallecido Bión González, fue pionero en Chile de la arqueología andina, que comenzó a desarrollarse tras el descubrimiento del famoso Niño del Cerro Plomo por un grupo de huaqueros, en 1954. Kunstmann, desde entonces, fue por más. Gracias a su capacidad física, que le permitía excavar sin problemas a más de seis mil metros de altura, en 1968 encontró tesoros como dos pequeñas figuras femeninas incásicas, una con un tocado blanco y otra con uno rojo. Estaban en la cima del cerro Tórtolas (6.330 mts.), cerca de La Serena (hoy se exhiben en el museo de la ciudad). Y en 1971 halló otros dos ídolos incásicos en la cima del volcán Pili (6.030 mts.), en San Pedro de Atacama, luego donados al Museo del Padre Le Paige. Con esto, Sergio Kunstmann confirmó lo que ya tenía más que claro: los incas fueron los primeros andinistas del mundo.

"Él tenía algo poco común -dice Álvaro Vivanco-; algo que se puede resumir en su propio mensaje para los andinistas: 'El mejor montañista es aquel que siempre vuelve'. Sergio Kunstmann se hizo sabio con la montaña".

Conquistador del Polo Sur. Alejo Contreras (1956)


Alejo Contreras Staeding tiene registros notables: lleva 30 años viajando a la Antártica, ha sido el guía de montaña de destacados aventureros como Steve Fossett y Pat Morrow, ha subido 16 veces el monte Vinson y es el primer chileno en llegar a pie al Polo Sur, hito que logró en 1989 junto a tres canadienses, tres ingleses y un indio.

Eminencia en cualquier tema que tenga que ver con la Antártica, a los 54 años aún se plantea desafíos importantes. Uno de ellos lo contó hace unos meses a esta revista: "Para mí, el único desafío es pasar un invierno en Patriot Hills, solo. Ningún ser humano ha pasado allí un invierno en carpa. Además de medir ciertas intensidades de viento en la noche invernal, aprovecharía de transcribir todos mis diarios y hacer uno o dos libros que tengo pensados sobre la Antártica".

Darío Arancibia, instructor de rescate y escalada chileno, conoce su trayectoria y le destaca, entre otras cosas, su gran conocimiento de la zona: Alejo Contreras también es piloto y sabe muy bien cómo aterrizar sobre el hielo. "No sólo ha sido testigo del desarrollo moderno de la Antártica, también partícipe de su desarrollo, siendo parte de la comunidad que lo ha impulsado, lo que normalmente no sucede con los chilenos. Un auténtico pionero".
 
El historiador de los Andes10. Evelio Echevarría (1926)


Por estos días, Evelio Echevarría debe andar perdido en algún cerro de Perú. Tiene 84 años y nunca, nunca jamás, ha dejado de subir cerros. Es la fuerza que siempre ha movido su vida. Y que seguramente lo impulsará hasta la muerte. Autor de Chile Andinista: Su Historia (1994), Echevarría es el gran investigador y recopilador de los Andes, y referente mundial a la hora de hablar de esta cordillera. Radicado hace décadas en Colorado, Estados Unidos, cada vez que puede toma un avión y se lanza a explorar -y documentar- nuevas cumbres sudamericanas. Tiene a su haber más de 140 cimas en los siete países andinos y en los tres de Norteamérica, 70 de ellas consideradas primeras ascensiones.

Pero Echevarría siempre se resta méritos y repite que es un montañista mediocre. "Ha dedicado su vida a la exploración y su gran virtud es que ha investigado, leído y escrito mucho al respecto", dice Álvaro Vivanco, editor de Andeshandook.cl. "Ha logrado determinar qué zonas inexploradas quedan y esto lo ha convertido en una especie de cazador de cumbres vírgenes. Nunca ha sido un montañista de gran técnica, pero sí se ha internado en lugares donde pocos o nadie lo han intentado antes. Además, su trabajo de divulgación es de lo mejor que tenemos".

Es cierto: hasta hoy Echevarría escribe para revistas como American Alpine Journal. Es más, ahora trabaja en un libro sobre la historia total del montañismo. El explorador Cristián Donoso destaca su pasión por los Andes. "Para mí, don Evelio representa la valoración de las montañas andinas como objetivos de gran categoría", dice y agrega que: "Hoy el montañismo chileno tiende a mirar hacia las grandes cumbres del Himalaya, pero a nuestras espaldas, en Patagonia y Antártica, se yerguen algunas de las cordilleras más inexploradas del mundo". Para Donoso, la trayectoria de Evelio Echevarría, como la de muchos otros montañistas de su época, denota una búsqueda distinta, de ir hacia aquellos lugares que no habían sido alcanzados por otros seres humanos. "Existe una inmensa diferencia entre avanzar por un terreno inexplorado,  desconociendo sus peligros o dificultades, y avanzar por uno que ya fue explorado, del que ya tienes una ruta posible, un testimonio, o la simple certeza de que alguien ya pudo pasar por ahí. En la trayectoria de don Evelio hay un énfasis en la exploración pura".
El conquistador del desierto2. Francisco José San Román (1838-1902)

La historia dice que, tras la Guerra del Pacífico, Chile necesitó gente que explorara el Desierto de Atacama y los territorios que se habían incorporado al país luego del conflicto. La misión fue encomendada al ingeniero en minas y topógrafo copiapino Francisco José San Román, que por entonces vivía en Buenos Aires.

Con 45 años, San Román regresó a Chile y realizó, entre 1883 y 1887 ocho exploraciones del desierto, las cordilleras de la Costa y de los Andes, la Puna de Atacama y el Altiplano. ¿El resultado? El primer mapa del Desierto de Atacama y un libro histórico, titulado Desierto y Cordilleras de Atacama. Con notable detallismo, en su obra San Román narra su aventura por estos territorios: "Avanzar en la árida y monótona llanura, fatigándose la mirada en el horizonte diáfano a través de un aire que parece hervir y estremecerse de calor (...); rodear los desfiladeros ásperos de la montaña hasta alcanzar la altura de su más alta cúspide, desfalleciendo de cansancio y anhelando respiración, son, no obstante, mortificaciones que se compensan con el interés de lo desconocido que encierra aquella solemne naturaleza...".

Guillermo Chong, geólogo y académico de la Universidad Católica del Norte, cree que la figura de San Román ha sido ignorada por la historia de Chile. "San Román exploró un territorio que era virgen de conocimiento y cartografía", dice Chong, "y lo hizo en condiciones bastantes duras: en su época no había caminos, por ejemplo. Transitar por estos parajes es muy difícil. Sus viajes están llenos de aventuras. Hay partes donde cuenta cómo iba cabalgando a ciegas en la noche, sólo guiado por el instinto de la mula que lo llevaba".
El último explorador4. Cristián Donoso (1975)

A Cristián Donoso Christie lo mueve una sola gran certeza: para él, el concepto de la aventura y la exploración tal como se concibió -y realizó- en el pasado, aún no ha terminado. Es más, dice que Chile está lleno de sitios que todavía nadie ha pisado y está decidido a ser el primero en hacerlo. Para eso, dejó su profesión de abogado y, con sólo 35 años (los cumple mañana), decidió convertirse en el mayor explorador chileno de la actualidad. Un intrépido que vive por y para descubrir nuevos lugares, abrir rutas y documentar geografías de nuestro territorio.

El currículum de Donoso cuenta más de 50 exploraciones a lo largo del país. La mayoría de ellas enfocadas en la Patagonia, su gran pasión. En 2007, gracias al prestigioso premio Rolex a la Iniciativa, realizó la que considera su travesía más importante a la fecha: la exploración en kayak -durante 155 días- de los rincones más desconocidos de la Patagonia Occidental. El viaje incluyó hitos como la primera exploración del cordón montañoso que corre desde el volcán Lautaro hasta el glaciar Pío XI, en Campos de Hielo Sur, y la primera navegación y exploración del lago Greve, entre otros.

En enero de este año culminó su travesía por la Antártica: recorrió 900 kilómetros en kayak de forma autosuficiente y alcanzó por primera vez la cumbre del plateau Herbert, atravesándolo íntegramente a pie.

"Él ha hecho realidad el sueño de muchos de nosotros, de poder acceder a sitios que por su geografía exigen algo más que la expertise de un montañista", dice Ernesto Olivares, quien ha subido varias cumbres del Himalaya, y conoce bien la trayectoria de Donoso. "Ha vuelto de cierto modo a los orígenes de la exploración, pero siempre innovando y utilizando, por ejemplo, medios de transporte no convencionales. El uso del kayak le ha permitido aproximarse a montañas y parajes de difícil acceso, como los fiordos australes y las islas de la Antártica".

fuente: diario.elmercurio.com

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