Cuando el corazón de la ciudad deja de latir
Domingo, 09 Noviembre 2025

Cuando el corazón de la ciudad deja de latir

Desde hace muchos años venimos insistiendo en que al Centro de Montevideo lo que le falta no es belleza, ni historia, ni tradición: lo que le falta es gestión. Desde 1990 gobierna el Frente Amplio, y la continuidad política, lejos de traducirse en continuidad de políticas urbanas exitosas, ha derivado en una inercia peligrosa. El deterioro del corazón capitalino se profundiza, visible en sus calles inseguras, su creciente violencia asociada al narcotráfico y una falta de higiene que desalienta a quienes lo habitan o visitan. Reciente artículo publicado en el matutino El País de Uruguay, motivó esta reflexión.

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por Sergio Antonio Herrera, desde Punta del Este


También hemos reclamado que se invirtiese en la construcción de un circuito cultural moderno, semejante al de la calle Corrientes en Buenos Aires o el de Broadway en Nueva York. 
Pocas sociedades cuentan con las verdaderas “escuelitas” (el baby fútbol para producir cracks) como la uruguaya, nos referimos a la generación de actores y cantantes en los diferentes barrios para la movida de “Murga joven” para el gran Carnaval uruguayo, uno de los más largos del mundo, desde donde salen verdaderas estrellas de la actuación y la canción.
No cesamos de fantasear con lo que sería esa gran atracción con base en comedias musicales y diferentes espectaculos en casas de show (y no solo de tango).
Sí, el mercado es pequeño si se piensa solo en el local, pero un circuito en serio de este tamaño, no solo “salvaría” al centro de la ciudad, reduciría el subsidio por desempleo, amortiguaría la inseguridad (por el propio movimiento y mejor iluminación). En eso debería invertir el Estado.

Se ha repetido hasta el cansancio que “la ciudad se corrió hacia la costa”. Es cierto que Pocitos, Buceo y Punta Carretas concentran hoy la mayor actividad económica y turística, pero no es verdad que “eso pase en todas las capitales”. Quien ha recorrido el mundo puede comprobar que en la mayoría de las grandes ciudades el centro sigue siendo su motor simbólico, económico y cultural. Montevideo, en cambio, parece haber renunciado a su propio pulso.  

El artículo publicado por El País el pasado 8 de noviembre retrata esa decadencia con precisión quirúrgica. Bajo el título “La agonía de los hoteles del Centro: un edificio tapiado, otros convertidos en hogares de ancianos u oficinas”, el informe revela una postal triste: el histórico Hotel Embajador tapiado, sus puertas cerradas con bloques de cemento y su letrero dorado resistiendo al olvido. Un símbolo elocuente de una ciudad que alguna vez fue refugio de viajeros y hoy se apaga en silencio.  

Los testimonios recogidos en esa crónica son coincidentes: la hotelería del centro vive un proceso de descomposición que no comenzó ayer. Francisco Rodríguez, de la Asociación de Hoteles y Restaurantes del Uruguay, lo resume sin eufemismos: “Es una situación deprimente”. A la competencia desigual con el alojamiento informal se suman la inseguridad, la suciedad y la presencia de personas en situación de calle, factores que generan una imagen negativa y alejan al turista.  

El problema no se limita al cierre de hoteles. Cada cierre es, en realidad, una pérdida múltiple: de empleo, de identidad urbana, de memoria colectiva. En los años noventa, el Balmoral, el Lafayette y el Lancaster fueron emblemas de una hotelería moderna que ubicaba a Montevideo en el mapa turístico regional. Aquellos hoteles eran centros de encuentro, no solo de alojamiento. Representaban una ciudad viva, con un centro que latía al ritmo de su gente, sus comercios, sus cafés y sus teatros.  

Hoy, muchos de esos espacios se han transformado en residenciales, oficinas o simples edificios tapiados. Lo que antes albergaba viajeros de negocios y turistas hoy cobija adultos mayores o estudiantes. El Lafayette, por ejemplo, es hoy una residencia médica y geriátrica. El Balmoral, una casa estudiantil. Y el Four Points by Sheraton —que fue sede de transiciones políticas y campañas electorales— ahora es un complejo de oficinas. Cada reconversión marca el desplazamiento de una época.  

En la nota se habla del esplendor de los años noventa. Los hoteles tenían ocupaciones del 90%. La capital era entonces el epicentro del turismo receptivo, alimentado por los fines de semana propiciados por el flujo del transporte fluvial y carretero y el muy efectivo Puente aéreo con Aeroparque de entonces.  

El nuevo siglo cambió el mapa. La expansión hotelera hacia la rambla, los altos costos operativos y la competencia digital de plataformas como Airbnb y Booking, que irrumpieron sin un marco regulatorio adecuado, desbalancearon el sistema. “En 2017 tuvimos récord de turistas, pero cerraron 14 hoteles en Montevideo”, le dijo Remo Monzeglio a El País, declarando muy bien como siempre, pero hacienda muy poco cuando le tocó integrar el gobierno.

Hoy, los empresarios del sector piden medidas concretas: incentivos fiscales, reducción de tasas, regulación de alojamientos informales, acciones efectivas en seguridad y limpieza. Pero más allá de los números y las medidas, lo que se necesita es visión. Una ciudad no puede resignarse a dejar morir su centro sin intentar reanimarlo.  

El abandono no es solo físico; es simbólico. Cada fachada descascarada, cada hotel tapiado, cada galería vacía nos recuerda que Montevideo ha permitido que su corazón se detenga lentamente. El turismo, que podría haber sido el gran motor revitalizador, se mudó a la costa buscando resguardo y atractivo. El centro, en cambio, se quedó sin alma, y con ella, sin destino.  

Recuperar ese latido no será tarea de un decreto ni de una inversión aislada. Exige planificación, articulación público-privada, creatividad y, sobre todo, decisión política. Porque cuando una ciudad deja morir su centro, en realidad empieza a morir en silencio ella misma.  

Portal de América

Comentarios  

Si se espera algo de los politicos estamos fritos. TODOS. Son los sabelotodo de lo poco. Lo que saben si muy bien es autovotarse sueldos y beneficios. Despues son.... actores para la tribuna que los mira por tv.
TODOS TODITOS. Será por mi edad que..ya perdi las esperanzas?.
Mirá que los vote a todos. Y no me salgan con los 30 años de fulanito gobernando, los anteriores tambien desmerecieron ese centro. Lo que pasa que se les fue mas rapido la gente por la creacion de los shopping. Pero en los 80, 90 era..una mugre tambien. calles sin cuidar, sin pintar, oscuras las laterales. siempre fue igual, lo que si el centro tenia otro movimiento, hasta el transito desordenado, pero, vetusto. carros con caballos y un largo etc... tal vez disimulaba. hoy, semi vacio, con iglesias en ex cines y un largo etc.. El turista extranjero hoy viene , camina, y la mayoria ya no vuelve. Es mi opinion. Disculpas. No creo cámbie nada.
Todas promesas q nunca nadie cumple .la IMM la primera.los políticos prometen y nadie cumple .parece una ciudad fantasma el centro .a ver si estás verdades despiertan al ministro y a quien corresponda ,movilizar y darle vida al centro q es tan lindo !!! Así disfrutamos otra vez del paseo y los negocios vuelven a dar trabajo .q la gente no tiene donde ir ! Los q no tenemos auto ! Ahora con el shoping de garzón a ver si da un poco de movimiento,

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