por Sergio Antonio Herrera, desde Tucumán, Argentina - @DelPDA
No vamos a entrar en detalles en nada que tenga que ver directamente con el lamentable accidente del bus de excursión con pasajeros uruguayos a Florianópolis que volcó en la ruta, por la sencilla razón que no tenemos información directa y estamos lejos de nuestro lugar habitual de trabajo. Obviamente que nos duele lo acontecido, nos solidarizamos sinceramente con las familias y allegados a los afectados, pero lo que nos ocupa ahora es el tema que seguramente contribuyó de alguna manera, aunque sea en un porcentaje mínimo, al tragico desenlace.
Pero sí podemos hablar de algo que ya habíamos anticipado a todos quienes nos quisieron escuchar y leer.
Aquellos polvos trajeron esto lodos podríamos decir
Si bien actitudes de las autoridades de Brasil como las relatadas, no son nuevas ni exclusivas del actual gobierno norteño, no tenemos dudas que responden a viejas prácticas de corte imperial de los gobiernos autoritarios del país vecino.
Hace casi medio siglo nosotros en algunos casos físicamente (conduciendo grupos o coordinando operativos multitudinarios en alta temporada) y en otros desde casa central con los limitados recursos comunicacionales de antaño, nos fuimos acostumbrando a "lidiar" con el desprecio y las "canchereadas" de los funcionarios brasileños y el muy amateur entrenamiento de las autoridades de nuestro lado.
Las reiteradas caras de piedra y los sucesivos "infelizmenchi" que nos fueron propinando cual escupitajos a lo largo de los años los impresentables uniformados de Brasil, son material inolvidable e idóneo como para creer sin reparos en lo que nos denuncia el amigo por whatsapp y en las declaraciones de Vallarino.
Es poco creíble que habiendo transcurrido ya casi la quinta parte del siglo XXI, debamos seguir teniendo que soportar estas situaciones.
Hoy podríamos "leer" que se trataría de medidas de un gobierno de ultraderecha como el de Bolsonaro, que le hace morder el polvo a los ciudadanos que preside Tabaré Vázquez, el número uno de una fuerza política que antes de las últimas elecciones brasileñas, hizo todo mal respecto a las futuras relaciones diplomáticas, comerciales, migratorias o las que se nos ocurran, como por ejemplo, las infelices declaraciones de nuestra propia ministro de Turismo por Twitter luego de la primera vuelta: "Tremendo Brasil!!!. Me duele!!! Lo que sucede cuando la política deja de ser limpia y transparente y cuando la ética se mancha. Viene lo peor disfrazado de antisistema Hay que ser implacable con las conductas. Ahora 3 semanas para defender la democracia y la libertad.", pero no es solo eso.
Puede que errores graves como el de Kechichian hayan incidido en el aumento de la distancia entre uno y otro gobierno pero, este tipo de actitudes de autoridades de Brasil, como va dicho, es reiterativo, se remonta a décadas y siempre, al parecer, han disfrutado aplicándonos cuando se les canta el "infelizmenchi".
Y lo peor es que realidades como éstas nos ubican en tiempo y espacio y nos dan un mensaje complicado. No podemos pagar con la misma moneda porque no podemos darnos el lujo de desalentar el turismo "rodoviario" desde el país vecino, obligando a futuros buses de excursiones norteños a plantones de varias horas en Chuy, Rivera o Río Branco.
Mal que nos pese, nos queda apenas "el derecho al pataleo", a pesar que seguramente después de leernos, escucharemos o leeremos que hay que reclamar el respeto a la soberanía.
Háganlo, suerte en pila.
Se trata de Tom y Jerry.
Portal de América
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