por Sergio Antonio Herrera, desde Salinas, Uruguay
Pero sí hay, a nuestro leal saber y entender, personas confundidas, que han entendido que después de lograr el milagro de poner a funcionar una empresa aérea de la nada, estaban habilitados para dirigirla cuando están muy lejos de esa posibilidad. Hablamos de confusión, no endosamos segundas intenciones como sí se rumorea en el ambiente, tergiversando información y adjudicando salarios estratosféricos. Ya hablamos sobre ese tema, ya los situamos en cuatro o cinco veces más que el neto que cobra el grueso de funcionarios.
Como siempre decimos, tratamos de escribir nuestra verdad y jamás nos arrogamos la propiedad de LA verdad. Hacemos periodismo independiente, pretendidamente ecuánime y coherente.
En este contexto entonces, estamos convencidos que están dadas todas las condicionantes para que Alas Uruguay, lamentablemente deje de operar a la brevedad o en el mejor de los casos, prolongue una agonía basada en una eventual alianza con BoA, que ya dijo oficialmente que no habrá de invertir, a pesar que le fueron solicitados por parte de la compañía uruguaya cinco millones de dólares de inversión.
Desde hace mucho tiempo venimos sosteniendo, sabedores de la necesidad de inversión imperiosa con la que se gestó y comenzó a operar la aerolínea, que iba a ser imposible captar un inversor financiero con mentalidad de cooperativa y un directorio compuesto y manejado por sindicalistas. Se trataba del agua y el aceite.
Con ese formato, mal que les pese a los detractores, a los propios interesados y al gobierno, la única posibilidad potable, cierta, realizable, era la de la ANR, Aerolínea Nacional de Referencia, con el respaldo coyuntural del gobierno para "sacar la pata del lazo" y terminar de encaminar el proyecto que para nosotros aún ahora, sigue siendo viable.
Pero para que el gobierno se animase a poner un sólo dólar en el salvataje del macabro "paquete mujiquista" endosado al actual gobierno no podía "seguir tirando el dinero de todos los uruguayos en un agujero negro".
Había que hacer desaparecer la cooperativa, garantizar las fuentes laborales incluidas las de los actuales directores y poner la compañía en manos idóneas, ya fuere una consultora o un CEO acreditado con el agregado de la designación de un síndico que represente al Estado en la tarea de exigir eficiencia por encima de la rentabilidad.
Existía también la eventualidad de conseguir un aliado estratégico, como por ejemplo pudo haber sido BoA, pero a la vista está y como ya lo escribimos, ni BoA invierte en la aviación comercial uruguaya, como tampoco invirtió nadie en la Pluna postLeadGate.
Reuniones que sí, reuniones que no y más confusión
El miércoles de la semana pasada, 11 de mayo, nos enteramos que el directorio había convocado para el viernes 13 a una reunión informativa a los funcionarios en el local de Punta Carretas. En ese momento pensamos: los directores que manejan la empresa, Sabrina Acevedo y Nicolás de los Santos, también siguen siendo los líderes del sindicato . ¿Convocaron a una reunión informativa o a una asamblea?, ¿cuál es el tema central?, ¿habrá algún anuncio?, ¿por qué en Punta Carretas y no de modo más discreto en la sede de la OFP de la calle Maldonado?.
Pero la reunión fues cancelada y pasada para este lunes 16 de mayo. Lo curioso fue que el anuncio de la suspensión a la mayoría de interesados les llegó a través de la televisión con la divulgación además, que hasta el momento no se habían pagado los salarios correspondientes al mes de abril. Luego del anuncio, apareció el dinero y se pagaron los sueldos.
La reunión tampoco se realizó el lunes y no hay nueva fecha.
¿Alguien tiene idea de cuál es el rumbo?
Mal o bien la gente de Alas Uruguay ya está jugada, no tiene otra salida que morir peleando.
Pero al gobierno luego del "escándalo" Pluna y el "bochorno" ANCAP, está por detonarle el "error" Alas Uruguay y al parecer, le da lo mismo.
Uruguay está por quedarse sin una representación real en la aviación comercial y al parecer, también da lo mismo.
Nos vemos.
Portal de América
Comentarios
Sospecho que debe ser la rigidez sindical uruguaya.