por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires
Parecería que el turismo ahora se divide en dos categorías, el turismo de lujo y el turismo masivo, segmentos incompatibles como lo dijo, siempre a juicio del portal referido en el copete, el presidente de AMResorts, Gonzalo del Peón, al insistir también en la incompatibilidad entre el turismo de lujo y el masivo. Calificó a Airbnb como "un competidor directo de los hoteles" e insistió en que los "Gobiernos tienen que crear un marco legal para controlar esta oferta".
En principio me resulta chocante esta discriminación que parece más bien propia de fines del siglo XIX que a esta altura del siglo XXI.
Cuenta Johan Norberg en su libro “Grandes Avances de la humanidad” (Editorial El ateneo, marzo 2018) que la tasa mundial de alfabetización aumentó de alrededor de 21% en 1890 a casi 40% en 1950, y en 2015 fue del 86%. Esto significa, agrega, que apenas el 14% de la población adulta del mundo no sabe leer ni escribir, mientras que en 1820, solo el 12% podría hacerlo. En los países en vías de desarrollo en 1970 la mitad de los adultos eran analfabetos, hoy lo es menos de un quinto.
Asimismo ha disminuido la pobreza que hoy afectaría a menos del 20% de la población mundial. Por lo tanto lo que se da en llamar masificación del turismo no es ni más ni menos que un buen síntoma de que pese a los problemas que nos afectan, la humanidad sigue avanzando hacia mejores condiciones de vida.
El término “masificación del turismo” me parece agraviante, ya que en verdad significaría una mejor distribución del ingreso que le permitió a una mayoría de personas acceder a un bien, el servicio turístico, que hasta hace no más de 50 años estaba reservado a los sectores más altos de la pirámide social.
Más grave aún es que dos presidentes de grupos turísticos importante piensen de ese modo y digan esas barbaridades que obviamente fueron compartidas por los asistentes al V Foro de Innovación Turística Hotusa Explora realizado el pasado 21 del corriente en una “mesa” destinada a analizar ‘el impacto de las nuevas tendencias en el sector hotelero’, y como era de esperar el debate terminó centrándose en "la mayor amenaza" que sufre hoy en día el sector hotelero, la irrupción de los pisos turísticos y de Airbnb.
En definitiva, del mismo modo que los taxistas se resisten en una mayoría de países del mundo a aceptar las nuevas formas de ese servicio que va imponiendo la tecnología, los hoteleros en verdad, en un claro signo de gremialismo, buscan argumentos para defender un negocio como es el hotelero, que también debe adaptarse no solo a la nueva tecnología sino a las nuevas formas de vida que se van generando.
Para llenar el cartón faltaría que se exigiera a los turistas vestir de saco y corbata y separar en las playas a las mujeres de los hombres.
En ese sentido el transporté aéreo no solo se bancó sin chistar “el low cost”, que en verdad se trata del uso de la tecnología para ofrecer una nueva forma del servicio aéreo, es decir un nuevo producto, muy diferente al vigente en la segunda mitad del siglo pasado.
Ahora estos señores piden la intervención del estado para garantizar su rentabilidad que ven amenazada por su pequeñez cultural.
En definitiva, están solicitando una suerte de subsidio que consistiría en limitar o eliminar esta nueva modalidad de alojamiento que surgió a partir de “airbnb” y plataformas similares.
En fin, si un sector del turismo esta en manos de este tipo de “ideas”, es posible que en el día de mañana pretendan sustituir a sus empleados por esclavos, asi el negocio será más rentable.
Acá no cabe decir “perdónalos, no saben lo que dicen”, lo saben muy bien…
Portal de América






Comentarios
Con respecto a que el transporte aéreo se bancó a las low cost, habría que preguntarle a Laker o a los sindicalistas argentinos.