por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires
Hace unos días, en el PDA alertábamos sobre un proyecto de ley “anti uber” que estaba próximo a salir. Pues bien, ya es ley para la ciudad de Buenos aires, gobernada por el PRO bajo el engañoso nombre de “Cambiemos”, una coalición solo electoral que constituye un nuevo fracaso de lo que algunos llaman “K de buenos modales” y otros los califican como “GCU” (Gente como uno….).
Algunos piensan que el Jefe de gobierno podría vetar esta ley, pero conociendo al personaje, no tengo duda alguna que la promulgará y la Argentina dará otro paso hacia lo peor.
Más de una vez escribí, reconozco que en vano, que lo que debe cambiarse es la regulación del sistema de taxi, que ya es no solo obsoleto como tal, sino que la gente a medida que se desarrollan las nuevas plataformas, opta por ellas, como yo, por varias razones.
Seguridad, uno conoce con anticipación la matricula del auto y los datos del chofer. Comodidad, ya que la contratación se hace por medio de un teléfono celular y se puede seguir el itinerario del vehículo. Aclaro que dejé de usar el sistema de Radio taxi, dado que tengo registrados un 40% de incumplimientos. En el caso de las plataformas, hasta ahora en más de cien viajes no he tenido un sólo inconveniente. Luego del viaje es posible calificar la calidad del viaje que incluye trato del chofer y limpieza del vehículo. El precio es imposible de adulterar.
He realizado consultas en diversos hoteles, y el 70/80% de los turistas recurren a las plataformas existentes, siendo Uber la más solicitada.
El PRO, verdadero “capanga” de “Cambiemos”, otra vez pone de manifiesto su incapacidad para generar cambios que vayan en línea con el bien común, y con esta ley nacida del bloque oficialista, demuestra que es incapaz de proponer un nuevo sistema del servicio de taxi que a esta altura de la vida, debería remitirse a lo legislado en el C.C.C.
Ocurre que en verdad los sindicatos de taxistas defienden el precio de las licencias que según puede averiguar oscilan entre los u$s 7.500 y u$s 15.000, siendo un valor ficticio que obviamente constituye una barrera para ingresar a la actividad de taxista. Por otra parte, personalmente pienso que las licencias deberían ser intransferibles, ya que para obtenerlas era necesario cumplir con ciertos requisitos que hoy suplen con total exactitud los GPS.
Paradójicamente, días pasados el chofer de un Cabify me contaba que tenía seis taxis, conducidos por su mujer, hijos y un sobrino. Vendió las licencias en un promedio de u$s 10.000 cada una, compró seis autos nuevos y se adhirió a la plataforma mencionada. Él mismo me decía que el sistema de taxi tradicional “murió”.
Una vez más propongo reconfigurar el sistema de taxi, que debe dejar de constituir un “servicio público impropio” como se lo llama en Derecho administrativo, eliminar la “licencia” de taxi, y pienso que el estado debería recomprar las licencias vigentes a fin de asumir el costo de la transición.
En cuanto a un fallo del Tribunal de la Unión Europea que muy erróneamente consideró a Uber como empresa de transporte, ya lo he criticado en el PDA, lo que demuestra que el primer mundo también tiene síntomas alarmantes de subdesarrollo mental.
Lo concreto es que aún le tenemos miedo al desarrollo tecnológico, y muchos creen que el hombre será dominado por la IA. Si eso llegara a ocurrir la humanidad comenzaría a desaparecer y la tierra pasaría a ser un misterio que se estudiará en los próximos mil años, vaya a saber por qué tipo de seres de alguna lejana galaxia…
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