por Luis Alejandro Rizzi, desde Limache, Chile
Nos causó gracia, no sólo a nosotros sino a varios pasajeros ,un aviso grabado que pasaron a poco del despegue en el que se decía que Aerolíneas Argentinas tiene la flota mas moderna, lo que no quiere decir que se haya homogeneizado que sería lo importante, además los 340 tienen sus años y los 737, salvo tres o cuatro, también distan de ser jóvenes. Los 20 ERJ y tres o cuatro 737 son los únicos realmente nuevos, obvio no se habla de la pérdida diaria de la empresa que algunos la presentan orgullosamente como el precio de la conectividad local, cuando parecería que ella se origina en el transporte internacional pero esencialmente en la baja productividad de la gestión, cuyo ejemplo más evidente es la relación de personal por avión comparando una flota de 37 aeronaves y más de ocho mil empleados.
El 24 aprovechamos para recorrer el "Costanera Center" un complejo comercial con un edificio que ya es el más alto de Sudamérica y un "shopping" cuya construcción originó muchas críticas ya que parecería que en vez de crear nuevas ofertas se abastecerá restando demanda a los otros ya establecidos con lo que se estaría una vez más en un juego de suma cero.
En nuestra comparación a ojo con el año 2011 con el "Alto Las Condes" nos pareció que ahora había menos gente en éste y poca en el "Costanera Center", pero no deja de ser una observación personal; de todos modos no pudimos despejar una duda, la inversión que demandó esa obra podría haber tenido un destino más beneficioso para el bien común...
Seguramente el tiempo dará su respuesta a una cuestión que si bien aún está en discusión, no podemos negar que ha fortalecido el orgullo chileno porque ese complejo es una muestra de poderío político y económico por lo menos visto desde el punto de vista de la filosofía política.
Sebreli recuerda en su último libro que una filosofía política desprovista de hechos es vacía y una ciencia política fundada en hechos pero sin teoría es ciega. Quizás esa fantástica obra haya que entenderla en esa perspectiva.
Celebramos la Navidad con Luis Ignacio, su mujer y nuestros nietos, y si bien fuimos solamente nosotros seis, sentimos la presencia de mucha gente a la que durante el año decimos que no podemos ver por falta de tiempo...
El 26, pasada la Navidad, enfilamos con nuestro auto rentado hacia Limache, salimos por la avenida Ricardo Lyon, tomamos el túnel San Cristobal, la avenida de circunvalación Américo Vespucio, la autopista central o ruta 5 , hasta empalmar con la autopista 60 y su encuentro con "Los Laureles" que es el punto de acceso a Limache, pero doblando hacia la derecha en dirección a Viña del Mar, se avanzan unos escasos 50 metros y tornando hacia la izquierda se recorren unos 2 km hasta llegar a " La Caballeriza", un hotel boutique de solo nueve habitaciones que forma parte de un predio de cien hectáreas en el que se desarrollan tres unidades de negocios, la hotelera-gastronómica que solo tiene un poco mas de un año de explotación comercial, la hípica y la rural.
Les recomendamos a los dueños de La Caballeriza, que coloquen un cartel, sobre el camino "Los Laureles" que indique el acceso al hotel.
El costo de los peajes por las espectaculares autopistas con largos viaductos desde Santiago fue de cuatro mil seiscientos pesos chilenos o diez dólares, para recorrer unos 130 km.
Nosotros buscábamos para unas muy breves vacaciones un lugar "perdido en el mundo", es decir poco concurrido, con aire y sol puro y la verdad que lo encontramos en La Caballeriza que reúne además de esas condiciones una atención de excelencia.
El edificio, como ya dijimos fue terminado de construir en julio de 2010 y se inauguró con un concurso hípico que es la pasión de su dueña doña Maria Eugenia Santander a la que se ve diariamente no solo cuidando cada detalle de su hotel sino cabalgando y saltando obstáculos junto a su hija Maria Jose mostrando las habilidades de esas actividades que hace el hombre para buscar la rica recompensa que solo puede dar el espíritu.
El parque que rodea el hotel ofrece la vista de gigantes eucaliptos, y otras variedades de árboles que mis nulos conocimientos de botánica me impide nombrar, un Sauce Llorón que debe llorar de alegría por estar en tan privilegiado lugar y una suerte de pequeño arroyito de aguas limpias que deja ver innumerables peces de vistosos colores que recrean nuestra vista.
Un puente de madera cubierto de enredaderas que nos obligan a agacharnos para evitar sus ramas, nos permite cruzar ese arroyo para llegar a una amplia piscina para gozar del sol y de la natación.
En la planta alta del hotel existe en una suerte de acogedora sala con un hogar que hubiéramos deseado fuera pleno invierno para disfrutar el calor natural de las leñas y el fuego, unos sillones de tres cuerpos tapizados con telas floreadas una mesa ratona de madera con listones que invitan al encuentro con otros huéspedes que quizás no volvamos a ver, pero con los que podemos enriquecernos mediante el diálogo, la charla y un buen trago o un buen champagne que se puede conseguir a buen precio en el bar o por medio de Franco que solícitamente nos lo alcanzará.
En otro extremo hay una mesa de póquer, un plasma y un equipo de DVD con un rico surtido de películas para esperar la cena o después de ella para prolongar el placer de la estadía.
También en el hall que da acceso a las tres habitaciones de la planta alta hay cómodos sillones individuales y buena luz natural que incitan a la lectura o la reflexión.
El huésped no encontrará lujos ni servilismo, en las habitaciones no hay frigobar, ni equipo de aire acondicionado, ni teléfono , solo calefacción para el invierno que suele ser riguroso, pero sí encontrará que sobra la calidez y el buen gusto y un ambiente de muy buena onda.
Mención especial merece "La Madriguera " que es el restaurante del hotel y que se inauguró unos meses antes. Como todo buen lugar de comidas, la carta contiene no más de cuatro o cinco platos principales que se renuevan semanalmente, todos los platos son artesanalmente preparados y se elaboran con productos naturales. Anoche pudimos disfrutar de ravioles de cordero gratinados y mi mujer de unos fetuccini a la carbonara con un buen merlot, que nos hicieron sentir el placer de comer.
En general y dentro de límites razonables no hay horarios, los tiempos los maneja cada huésped.
Dos críticas, la primera el costo del "wifi" que en un hotel de esa categoría debería o bien estar incluido en el precio o facilitar algún abono conveniente. Actualmente el costo de una hora es de ocho dólares y la segunda critica tiene que ver con que los pagos deben ser hechos cash algo que hoy día es prehistórico y una molestia para el cliente que puede ser decisiva a la hora de elegir, especialmente teniendo en cuenta que el target es el turismo extranjero. Nos tocó presenciar el problema de una familia de turistas alemanes que no disponía de efectivo.
Nos sorprendió el servicio de metrotren que une Limache con Valparaíso, son vagones con aire acondicionado, modernos, que recorren los 43 km en 50 minutos exactos con una frecuencia de doce minutos entre tren y tren. No hay en todo el trayecto un cruce a nivel con lo cual el riesgo de accidentes es mínimo.
La estación terminal Puerto da a la plaza en la que se encuentra la estatua que recuerda a Arturo Prat, uno de sus héroes marinos y mas allá el clásico edificio de la Armada que le da a ese lugar un cierto sabor épico que alimenta el notorio patriotismo de todos los chilenos.
Uno no puede dejar de comparar con la desidia de la Argentina, que ese mismo trayecto puede demorar en algunos casos mas de una larga hora viajando en pésimas condiciones, con infinidad de cruces a nivel y el riesgo de accidentes que casi a diario enlutan a familias argentinas. El tren tiene un trayecto de unos dos km que es subterráneo, la obra se inauguró una sola vez y se terminó en el plazo estipulado que fue de un año, igual que en Argentina...
Se imaginan quienes viven en Maschwitz, Escobar, Campana, La Plata, Luján, Mercedes etcétera, poder recorrer esas distancias en cómodos medios de transporte y en un tiempo que debería oscilar entre los 45 y 60 minutos....
Pues bien se puede, se puede, se puede....los chilenos no son los dioses de los griegos que todo lo podían, son como nosotros, pero ellos pueden....y nosotros creemos que la culpa la tiene la cadena del desánimo....y la verdad tenemos argumentos de sobra para estar desanimados ya que en estos últimos años se han gastado miles de millones de pesos para que todo esté peor....salvo el consumo que es un medio utilizado para recaudar impuestos (esencialmente IVA) que a su vez financian el clientelismo generando una fuente intangible de votos que por ahora mantienen un piso nada despreciable de un 25 por ciento.
Como los lectores apreciarán el turismo nos obliga a comparar y uno ve que a Chile no se le ha caído el mundo encima, como tampoco se le cayó a Perú, Uruguay, Bolivia, Colombia y al mismo Brasil...
Fuimos a "El Zapallar" un lugar de verdadero ensueño, que nos trae el recuerdo de la costa amalfitana, y que luce como si fueran pinceladas de Positano o Amalfi, donde las construcciones parecen colgadas de fantásticas fantasías, el intenso verde de diferentes tonalidades de arboles añejos, el límpido color celeste del cielo y el azul intenso de ese mar frío por temperatura y cálido por la belleza del entorno que nos pone en presencia de la real imagen de la perfección natural.
En el viaje de regreso hicimos un alto en "El Maitencillo”, ubicado a unos quince kilómetros de "El Zapallar", el lugar bohemio de la costa del Pacífico chilena, que en estos últimos diez o quince años se ha convertido en un centro turístico de la juventud. Se han multiplicado las construcciones y la oferta está destinada fundamentalmente a lo que uno llamaría la clase media chilena quizás sea la Villa Gesell de Argentina.
Luego retomamos la ruta hacia Viña del Mar y continuamos por la costa, fiel imagen sudamericana de la Côte d'Azur de la riviera francesa, con sus mismos e insolubles problemas de circulación, y el mismo atractivo natural de cerros poblados de bellísimas construcciones, playas estrechas y el intenso azul del Pacifico que junto a los distintos tonos de verde como cuenta la zamba de don Polo Giménez, nos hace pensar como en algún relato de Borges, alguna película de Wody Allen que somos personajes de algún cuento, de alguna historia fantástica o alguna aventura de James Bond.
En Viña del Mar nos encontramos con un entrañable amigo, con el que estuvimos recordando viejos tiempos, nos contó como superó su "acv", su rehabilitación y como a los sesenta y pico de años pudo encontrar una nueva forma de vida que lo mantiene plenamente activo. También hablamos mucho de Chile y la necesidad de encontrar una solución a la cuestión social, tema pendiente desde el regreso de la democracia que hasta ahora ni la izquierda ni la derecha atinaron a resolver o por lo menos enfrentar.
Más del cuarenta por ciento de los fondos de pensión se invierten en el exterior y la pregunta de rigor es porqué no se incrementa la inversión local, teniendo en cuenta entre otros los graves problemas de la educación pública y de la vivienda social.
De regreso a "La Caballeriza" pasadas las diez de la noche cenamos unos camarones al pil pil (preparados con ajo y pimientos) y un pescado ecuatoriano que llaman "tilapia" servido con salsa de limón que fue un verdadero manjar, lo acompañamos con un buen brut de la bodega Undurraga.
Han sido unas cortas vacaciones y luego de recibir el año con mi hijo y nietos regresamos a nuestra Buenos Aires sumergida una vez más en esa perversa dialéctica de la dominación, la convulsión y el fanatismo que nos persigue desde el fondo de la historia y que se manifiesta en lo mas trivial como es ahora el problema suscitado con la linea A de metro que debe ser suspendida durante un lapso para posibilitar la incorporación de trenes modernos en reemplazo de la flota existente con cien años de antigüedad .
El metro tren de Valparaíso, se modernizó, se soterró el tramo urbano de unos dos kilómetros y el servicio siempre se mantuvo en funcionamiento...
En fin hasta cuando Argentina seguirá siendo un largo fracaso....sólo Dios lo sabe.
Portal de América






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