Mi viejo Punta del Este
Jueves, 26 Septiembre 2013

Show del Johny Show del Johny
La otra noche después de hablar largo rato con unos amigos de la infancia, en un ataque de nostalgia, me puse a recordar cuales son las cosas que extraño del viejo Punta del Este.
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por Florencia Sader, desde Punta del Este

Obviamente que todo es un tema generacional: mi viejo Punta del Este no es el mismo que el de mi padre, la lista de los lugares que él extraña es mucho más larga que la mía, pero estoy segura que cuando lea esto, vamos a coincidir en algunas cosas.

Los lugares que echo de menos existieron mayormente en la década de los setenta (mi infancia), y los ochenta (mi adolescencia). Aunque pasé gran parte de este tiempo también en Montevideo, parece que los recuerdos más vívidos, los que lograron sobrevivir a la montaña de imágenes, olores y sonidos que fueron acumulándose en mi mente en los años siguientes, fueron los relacionados con Punta del Este y los momentos que aquí pasé.

De los primeros recuerdos está “Catarí” en la avenida Gorlero, con su dueña Doña María y su lasaña verde de hongos. Una vez por semana solíamos ir mi madre y yo a comer esta delicatessen, e invariablemente se repetía el mismo ritual: Mi madre pedía la cuenta y ahí aparecía Doña María y decía con su acento italiano “Ah, no, a mujere sola no le pueddo cobrar.” No sé cuantas veces habremos comido “sañas” gratis (por muchos años pensé que se llamaban “las sañas”. Si son “los ravioles” ¿por qué no pueden ser “las sañas?).

De esa época, no puedo dejar de mencionar la Heladería Gorlero y Johny, el lustrabotas bailarín que trataba de emular al personaje Tony Manero de “Saturday Night Fever”, protagonizada por un jovencísimo John Travolta. Había que ver la cantidad de gente que se juntaba para ver “al Chony” bailando en la vereda al son de la música Disco.



El Chony, artista callejero y gran bailarin

La playita del puerto y su muelle, dónde muchos aprendieron a nadar con el Profesor Paredes, el cine Fragata y sus matinés interminables -de las cuales salíamos con los ojos en compota después de ver tres películas seguidas-, la playa El Emir con dunas, el Hotel Playa, el Jagüel, su pista de patinaje y sus caballos de alquiler -cuando todavía no se había convertido, en la “zona roja” de Punta del Este-.

En fin, podría seguir enumerando lugares y personajes y al volver a leer esto, me daría cuenta que me estoy olvidando de algo ya que a medida que uno empieza a recordar, es como si abriera una canilla que empieza a gotear tímidamente: lugar a lugar, vivencia a vivencia, pero a medida que permanece abierta, los fantasmas del pasado ven una manera de volver y parecen decir: “No te olvides de mi” y así la lista crece y crece.

Ya de mi adolescencia no puedo dejar de mencionar La Fragata con sus desayunos trasnochados, después de haber ido a bailar a algún boliche. De La Fragata siempre me llamó la atención sus mozos, verdaderas instituciones que lo deben haber visto todo, ya que era impresionante la cantidad de gente que por allí pasaba. En cuanto a boliches se refiere, me acuerdo de Ezequiel en el Cantregil Country Club, New Faces, al lado del cine Lido, L’Ete en Punta Ballena y por supuesto Space y sus fiestas temáticas de los miércoles.

Seguro que algunos de los que están leyendo esto, se preguntarán: ¿Pero cómo puede olvidarse de tal o cual cosa? Como decía al empezar este articulo, esto no es solamente un tema generacional, sino que también es, obviamente personal, mi viejo Punta del Este seguramente no es el mismo que el de ustedes, pero todos los que tenemos más de veinticinco ya tenemos uno.

Por suerte todavía permanecen unos cuantos lugares que han sobrevivido al crecimiento y la “Conradizacion” de Punta del Este: “El Floreal”, el Muelle de Mailhos, “L’Auberge”, “San Jorge”, la Playa de los Ingleses, “La Posta del Cangrejo”, Las Mesitas, “Dante” (de una Aguja a un Elefante), el Hotel Palace, en fin, algún otro habrá que no se me ocurre en este momento.

Aunque reconozco que es imposible que todo permanezca igual y que los cambios que la ciudad sufre son inevitables, me reconforta saber que sobrevivieron estos y otros lugares de mi viejo Punta del Este. En definitiva, son parte de la identidad del balneario y también de la mía.

Es justo decir, y lo hago con orgullo, que el nuevo Punta del Este también tiene sus atractivos, de a poco se va convirtiendo en una verdadera ciudad -con todo lo bueno y lo malo que esto implica-, los meses muertos ya no están tan muertos: hay colegios, universidades, cada vez más restaurantes y comercios abiertos y -¡oh milagro!- cine todos los días, con no una pero varias películas para elegir. Todo el que haya vivido la desilusión de que suspendieran la película que uno había estado esperando toda la semana por falta de público, como solía suceder a menudo durante el invierno, sabrá a lo que me refiero.

Y así como podemos ver buenas películas durante la semana, los nuevos tiempos nos han traído no solo más semáforos y decenas de rotondas, sino también nuevas opciones de consumo, nuevas fuentes de trabajos, nuevos motivos de permanencia.

En el fondo hay una parte de mi persona a la que le gustaría que todo siguiera como en los años de la infancia; que aquella idílica foto de ayer no hubiera sufrido modificaciones de ninguna índole. Pero la realidad es que uno crece, y junto con uno las sociedades avanzan.

Recuerdo con sincera nostalgia mi viejo Punta del Este, mientras disfruto de las comodidades y de los nuevos aportes que nos vienen trayendo el progreso y la confianza de los que año tras año se van sumando a nuestra comunidad por encontrar aquí vientos propicios y una paz y una cordialidad que a toda costa debemos conservar.

Portal de América

Comentarios  

Coincido que el de antes era espectacular y el de ahora tiene otras cosas buenas,
pero extraño mucho la seguridad que teníamos antes. Pescar
en el muelle de la parada 3, dejando la bici sin tranca por ejemplo.
Eso no va a volver pero sería importante unirnos para que no tengamos robos en
Punta del Este.
A no confundir el nombre de "CHONI" SACRAMENTO (que también era un artista de la calle Gorlero, tocaba en la vereda del Ex Restaurant 14 BIS del Ed. Santos Dumont) con el Johnny, que era el bailarín que por ejemplo realizaba su arte frente a la Heladería El Grillo y otros comercios de la zona...
Hola, me encantó recordar cómo era nuestra hermosa punta del este... cuando sus callecitas llegaban hasta el mar y se metían en el... saludos!!!
Buena acotación Juan Carlos Delgado. Era el Johny, el Shony, el Yony el Chony.... De acuerdo a quien lo dijera :)
Me dice un amigo del Johny que esta muy bien y vive en Buenos Aires.
Y los chivitos de Ricks... en el puerto.

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