por Alejandro Spera, desde Montevideo - @alejandrospera
Un total de 424 lotes conformaron la oferta sin base al mejor postor que pasó por las manos del martillero don Héctor Bavastro, bajo la modalidad de exhibición por pantalla. Hubo motores de aeronaves que salieron por 300 dólares, la plataforma para mantenimiento de la cola de una aeronave —valuada en 80 mil dólares— a tan solo mil, kits de herramientas para eléctricos, mecánicos, ingenieros, gatos hidráulicos para diferentes tipos de aeronaves, equipamiento de emergencia para centros de entrenamiento de tripulaciones, bancos de trabajo, escaleras de todo tipo, y hasta la nariz herrumbrada de un avión, entre otros.
Con un inventario total de más de 6 millones de dólares de repuestos y componentes para Bombardier CRJ-900 (la última flota que operó la excompañía de bandera), el lote más caro correspondió a 72 ruedas completas que se vendieron a 290 mil dólares (valuadas en casi 2 millones de dólares en el mercado aeronáutico internacional). Hubo quien se llevó un lote de 242 componentes para CRJ a precio de “propina” por mil dólares, ya que su valor en el mercado es de 350 mil dólares, según relataron fuentes cercanas a la operativa de mantenimiento de la exPLUNA.
Un tractor marca Harlem, capaz de remolcar aviones terminó en 30 mil dólares, algo más que una de las “joyas” del remate, el lote número 307: un Boeing 737-200, matriculado CX-BOP, que alcanzó los 27 mil dólares. Este lote siguió al del primer avión en subastarse (matrícula CX-BON), que le faltaba uno de sus motores. Apenas llegó a superar los 10.000 de los billetes norteamericanos, objetivo que puso Bavastro al preguntarle reiteradas veces a los posibles postores “¿cuánto vale?”. La primera oferta se estableció en 8 mil y tras los comentarios de un participante que le dijo a su competidor “si querés te vendo mi motor” —lo había comprado minutos antes— fue subiendo la puja durante ocho minutos hasta alcanzar la cifra de 10.050 dólares americanos.
Las aeronaves Boeing 737-200 habían dejado de volar en 2008 cuando por aquel entonces el grupo LeadGate (socio mayoritario de PLUNA S.A.) adquiriera siete flamantes aeronaves Bombardier CRJ-900 del fabricante canadiense con el objeto de transformar el Aeropuerto Internacional de Carrasco en el Hub del Sur, bajo un esquema de negocios de conexiones entre los países de la región, operativa que supo mover casi dos millones de pasajeros anuales en la compañía uruguaya hacia destinos en Brasil, Argentina, Chile y Paraguay.
Si bien la puja por el primer avión fue realizada entre risas y nerviosismo por parte del público, la segunda aeronave fue llevada ágilmente por el rematador a casi el triple del valor de la primera. Según se constató más tarde, fue adquirida por un representante del International College de Punta del Este, y pasará a integrar un espacio en su parque tecnológico, dentro de las instalaciones de este colegio privado inaugurado en 2016 que ocupa un predio de cinco hectáreas en nuestro principal balneario.
Para algunos, una gran oportunidad de realizar grandes negocios con componentes de aeronaves… para otros, contemplar con emoción cómo sus herramientas de trabajo se perdieron para siempre… Para la sociedad en su conjunto, un capítulo más de esta controvertida historia que se voló. Pero, gracias a esta subasta realizada en la clásica casa de remates de la Ciudad Vieja, PLUNA seguirá viviendo en las futuras generaciones y para el recuerdo de los fanáticos de la historia de la aviación comercial del Uruguay.
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