por Ramón de Isequilla, desde Madrid
A casi dos semanas de la mayor catástrofe natural de la historia de España, siguen personas sin aparecer, grandes poblados destruidos, vidas truncadas, proyectos de vida literalmente convertidos en lodo que nos conmueve, y con una fuerte presión en pecho rezamos por todas las víctimas y nos movilizamos para intentar ayudar en la medida de nuestras posibilidades.
No podemos hablar del “día después”, no sabemos cuánto falta para ello, pues aún estamos en medio de la tragedia, con una miserable clase política, un gobierno nacional ausente y oportunista y un gobierno local incompetente, donde felizmente el Rey, las Fuerzas Armadas y varias de las comunidades, como la de Madrid se volcaron sin dudas y con determinación a ayudar a los compatriotas valencianos.
Pero sí debemos pensar en el futuro, la situación de la actividad turística y su rol en la recuperación de la economía valenciana, para ello recorrimos los medios de comunicación y hablamos con empresarios comprometidos, obteniendo las siguientes conclusiones.
No se pueden evaluar por el momento las pérdidas, pero son milmillonarias, afectando toda la economía valenciana y repercutiendo en la española, incluso en la europea.
Miles de hectáreas arrasadas, con pérdidas totales de cosechas actuales y comprometidas las de los próximos años; viñedos, almendros, cítricos y pequeñas huertas desaparecidas, plantaciones con dos metros de agua encima predicen la posible muerte de todos esos árboles, que sumado al lodo, basura, escombros y autos destruidos muestran un espectáculo desolador.
Infraestructuras comprometidas y algunas literalmente destruidas, caminos, sistemas de regadío, naves, silos, a los que se suman los inconvenientes del transporte con pérdidas millonarias día tras día por cientos de carreteras cortadas, con la seguridad personal de los conductores de camiones comprometida seriamente.
Las compañías de seguro y los fondos estatales deberán en los próximos días enfrentar indemnizaciones millonarias por los más de cien mil vehículos afectados, sin trenes de Alta Velocidad a Madrid y sin servicio de Cercanías, se dificulta el acceso de personas, reducido este a la vía aérea y la no tan fácil vía marítima.
Con todo este panorama desolador podéis decirme, no sin cierta razón “ante todo esto, ¿qué pinta el Turismo?”, les respondo “pinta y mucho”.
El turismo es el 3% del PIB de la Comunidad Valencia y el tercer destino español para los turistas extranjeros y de la misma manera que el turismo madrileño salvó Madrid y salvó España en la pandemia, el turismo valenciano estará a la altura de las circunstancias y sacará a Valencia y a España de las consecuencias de la DANA.
Vayamos primero a lo inmediato, manejar las reservas que debían efectivizarse en estos días, para lo cual deben ponerse en funcionamiento los protocolos de emergencia de todas las empresas turísticas, para proteger a los pasajeros afectados por cancelaciones de trenes, vuelos y carreteras cerradas, dando alternativas y sobre todo transmitiendo tranquilidad, que sepan los turistas que hay alguien al mando, debiendo tener una especial dedicación con los pasajeros del Imserso, (del cual no esperamos nada por su ineficiencia pero sí esperamos y mucho, de los sufridos prestadores de servicios que aún a pérdida atienden las vacaciones de nuestros mayores) que estos días debían viajar a Valencia.
En este momento nos toca hablar sobre los medios de comunicación generalistas, sobre los cuales no nos cansamos de decir que saben mucho de muchas cosas, pero no tienen idea sobre el Turismo y son en cierta medida “partícipes necesarios” de las erróneas decisiones tomadas por parte de la población afectada, que en algunos casos les costó la vida.
Esos medios de comunicación generalistas, se han desgarrado las vestiduras por la miserable e ineficiente actitud de los gobernantes, que es cierto, pero se olvidan que durante los últimos tiempos, la AEMET efectuó múltiples alarmas de supuestos fenómenos meteorológicos que no ocurrieron, teniendo como consecuencia el “síndrome del pastor mentiroso”.
Hasta ahí sólo se puede calificar como una ineficiencia estatal, una más de las que sufrimos desde hace seis años, pero lo grave es que esos medios, no se contentaron con difundir noticias oficiales, recurrieron a algunos gurúes doctorados en redes sociales, que se dedicaron a prever con argumentos poco sólidos, inminentes catástrofes meteorológicas que nunca sucedieron. Los directores de medios deberían revisar las editoriales que con títulos rimbombantes han publicado sus colaboradores de segundo nivel, desacreditando la científica, aunque no cien por ciento exacta previsión meteorológica.
Y para terminar con los colegas generalistas, observamos una serie de comentarios junto a la difusión de noticias que alimentan el miedo a viajar a la zona, pensando que a la tragedia y la devastación no debemos sumar el “cine catástrofe”.
Los medios internacionales, utilizando en algunos casos como fuentes a sus corresponsales, pero en la mayoría repicando las noticias aparecidas en los medios españoles, están alertando, como en el caso de los británicos sobre los peligros de viajar en estos momentos no sólo a Valencia sino también a España.
Por su lado las autoridades alemanas advierten que se deben evitar los viajes turísticos innecesarios a la comunidad autónoma de Valencia.
Esta es a grandes rasgos la situación y con estos elementos las autoridades, pero principalmente los stakeholders, deben encarar el resurgimiento del turismo valenciano y convertirlo en una de las locomotoras de la recuperación económica de la comunidad.
Existen dos tipos de crisis, la crisis propiamente dicha, ya sea natural o provocada por el hombre ante conflictos políticos, sociales, étnicos o religiosos y la crisis mediática.
La crisis propiamente dicha, tiene un principio, un desarrollo y un fin, con mayores o menores consecuencias según los casos, pero tiene un fin, ocurriendo este normalmente en tiempos cortos respecto a su inicio, pero la crisis mediática sobre todo en el turismo, se sabe como comienza pero nunca cuando o cómo finaliza.
Para ellos, grandes empresas e instituciones tienen protocolos para encararlas como el caso de la OMT, que tiene uno para el turismo desde hace muchos años que recomiendo seguir sus dictados.
Las primeras buenas noticias nos las dio la hotelería valenciana, que siguiendo el ejemplo de la hotelería madrileña durante la pandemia, puso a disposición sus instalaciones para albergar a todos los profesionales como los sanitarios y bomberos, que se trasladaron desde distintos puntos del país para prestar ayuda, albergando también damnificados y poniendo a disposición salones, cocinas e infraestructuras muy útiles en estas circunstancias.
La prioridad es recuperar el destino, informando y promoviendo toda la comunidad, la no afectada desde ya y la que sufrió la DANA, prepararla para un futuro que esperamos sea muy próximo.
Los turistas deben sentirse seguros para volver y esa seguridad la deben transmitir todos, autoridades, empresarios, trabajadores y medios de comunicación.
Esto se logra con una información actualizada, constante y confiable sobre la situación general, la particular de algunos lugares y el estado de infraestructuras como de alojamientos y medios de transporte.
La respuesta rápida a las crisis es fundamental, y como por parte del gobierno no existió, el sector turístico debe hacer un doble esfuerzo para suplir las falencias de las autoridades responsables de la seguridad y las vidas de las personas.
Los residentes de la zona deben participar junto a empresarios y autoridades en la recuperación del turismo, pues son los más interesados y conocedores de la situación y no deben de ninguna manera sentirse “invadidos” por el turismo cuando se recupere.
Como criticamos en una nota anterior el “turismo de drama”, que detectamos haciéndose selfis con las víctimas para lograr un “me gusta”, condenamos sin ningún paliativo el “turismo de catástrofe” y repudiamos a los que lo organizan, permiten o difunden.
Se deben mantener y potenciar los atractivos que sobrevivieron y recuperar aún con más fuerza, los que sucumbieron bajo la DANA, toda percepción negativa se debe eliminar con un gran compromiso general.
Ahora más que nunca el turista deberá respetar el hábitat y las personas que visita, desarmando cualquier intento de crear una atmósfera favorable a la turismo fobia por parte de la población local.
Nos consta que las principales empresas turísticas ya se han lanzado con discreción a salvar Valencia, no es cuestión de liderazgos mediáticos ni sobre exposiciones, es el momento de trabajar inteligentemente y con criterio.
Esto si inicia, con recuperar la “normalidad” lo más pronto posible, no es cuestión de acciones extraordinarias, es sencillamente actuar normalmente como antes de la DANA y que Valencia vuelva a ser un destino atractivo.
La World Travel Market (WTM) de Londres, que se desarrolló esta semana, tuvo una gran deserción de los actores políticos, que si bien nadie va a venir a España por el discurso de un político en una feria (como se dijo en el encuentro en la Cámara de Diputados el mes pasado entre políticos del Partido Popular y los principales referentes del sector), la presencia de autoridades son un respaldo en la comercialización por la seguridad que brinda un estado avalando a sus empresarios.
El mes de noviembre está demasiado comprometido, pero deben hacerse grandes esfuerzos para estar en primera línea de oferta en el próximo fin de año y arrancar FITUR a “toda orquesta”.
Portal de América