por Ramón de Isequilla, desde Madrid
Para ello, los distintos actores deben hacer una serie de deberes para poner en movimiento todo el mecanismo.
Los agentes de viajes, como puente profesional entre consumidores y productores de servicios turísticos, aparte de establecer una política comunicacional muy motivadora con sus clientes, deben negociar inteligentemente con los proveedores, especialmente los hoteles y las compañías aéreas, para poder trasladar, no para mejorar sus márgenes, los beneficios que obtenga al consumidor final, que va a estar empobrecido, con muy poca capacidad de crédito y mucho miedo.
Las compañías aéreas, por un tiempo al menos, van a tener que mudar la idea de prescindir de las comisiones a los agentes de viajes, de maltratarlos y de ponerse “magníficos” con su inflexibilidad para con los pasajeros, enviando a estudiar de nuevo a sus efebos directores que ejercieron una tiranía los últimos años, volviendo a llamar a los viejos lobos de mar (mas bien lobos del aire) para que pongan orden y reconduzcan las empresas.
Alguien no puede viajar en la fecha contratada, no importa, se la cambiamos. Otro no puede viajar definitivamente, no importa, le devolvemos el dinero deducidos los gastos del trámite. ¿Que no se puede hacer? ¡Por favor, si lo hacíamos con lápiz y goma, cómo no van a poder hacerlo con los medios tecnológicos actuales!
Podrán decirnos que gracias a la dictadura pre virus, las empresas fueron rentables y el viejo modelo era inviable, bla bla bla. Ellos saben que no es cierto y lo único que defienden son sus abultados honorarios, sus bonus, las comisiones, su poder y sus millonarias vacaciones.
Si no quieren dar la cara, como hicieron cerrando oficinas, y no quieren contestar las consultas, dejen a los agentes de viajes darla por ustedes. No es lo mismo el pasajero del sector negocios con gran experiencia y habilidades para lidiar con un viaje, que el simple turista, cuyo máximo expertise es la ilusión de viajar. El primero tiene que viajar de todos modos, ¿o no? Caramba, ¿no habrá cambiado de hábitos luego de la experiencia vivida con la cuarentena? Al segundo hay que transformarle la ilusión en experiencia.
Estos cambios y la falta de ventas de los últimos meses van a exigir créditos, inyecciones de capitales, ayudas de los estados y aprovechar el parque aéreo estacionado en desiertos convertidos en cementerios, que algún uso inteligente tendrán. El usar y tirar, que incluyó a nuestros ancianos, se lo llevó puesto el virus.
Poner en funcionamiento nuevamente la industria va a ser con la gente, con la común y corriente, o no pasará de ser el ejercicio de un máster, divorciado de la vida real.
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