por Ramón de Isequilla, desde Madrid
Tenemos noticias de hace un rato, que en el Rio de la Plata está sucediendo algo similar, hasta nos acaba de llegar un email de un transportista fluvial que habla de “repatriación”, palabra muy fuerte de escuchar.
Hace un par de días un prestigioso medio de comunicación decía: “Recesión, desempleo, déficit y deuda: los cuatro jinetes del Apocalipsis de la pandemia cabalgan desbocados sobre la economía mundial y la española”, hoy yo puedo agregar “los cuatro jinetes del apocalipsis le pasaron por encima al turismo”.
Dicho esto, sostengo, que las medidas tomadas para salvaguardar la salud de la población deben ser aceptadas a rajatabla, lo más importante es la salud y la vida, pero esto no es óbice para conversar sobre el daño letal que está padeciendo el turismo.
Raquel Bonilla en La Razón decía en una nota de ayer mismo que “La tormenta perfecta hunde el turismo”, informando que las cancelaciones de viajes superaban el 60%, poniendo en riesgo 350.000 puestos de trabajo. Recogiendo declaraciones de José Luis Zoreda afirmando que esta crisis, es aún superior a la de la quiebra de Lehman Brothers.
El miedo marca la conducta de los viajeros, y el miedo es irracional provocando decisiones en cadena con resultados imprevisibles.
Al cierre de nuestras fronteras se suma que más de 65 países restringen la entrada de españoles, hoy España está en la lista negra del turismo mundial.
Si la crisis llegara hasta Semana Santa, cuestión que hoy ya es un hecho, se perdería este año el 8% del ingreso anual de turistas. Imaginemos que sucedería si se extiende hasta después del verano, cada mes con las fronteras cerradas en alta temporada de verano se perderían cerca de 10 millones de turistas.
El sector considera que las medidas anunciadas desde el gobierno, digo anunciadas porque tomadas no hay ninguna, son totalmente insuficientes.
Sólo se habla de financiación y postergación de impuestos, no de inyección real de dinero al mercado y condonación de impuestos, para que la coyuntura no se convierta en un problema estructural. La cifra de 400 millones es absurda, ya que habría que hablar de un piso de 5.000 millones de ayudas, teniendo en cuenta que sólo Thomas Cook se llevó 500 millones.
Se está poniendo en riesgo a medio millón de empresas, que aportan al PIB más de 150 mil millones de euros.
Empresas de gran envergadura como Paradores de España, que el gobierno quiere regalar a las autonomías embarcadas en el independentismo, han cerrado sus puertas, y en un gran acto de responsabilidad ha puesto a disposición sus camas, pudiéndose cumplir mi profecía, que el Hostal de los Reyes Católicos vuelva a su destino original de hospital de peregrinos.
Las aerolíneas suspenden sus vuelos, despidiendo a miles de trabajadores como el caso de SAS, y otras como TUI y Jet2 preparan la operación “salida de España” llevando a su país de origen a los pocos turistas que nos quedan, estimándose que en las próximas 36 horas todos los hoteles normalmente utilizados por operadores estén cerrados.
Los turistas alemanes, belgas y británicos luchan por conseguir lugares en los aviones para abandonar España asustados por el aislamiento que los obliga las ultimas medidas gubernamentales.
En lo estrictamente local y empresarial, las empresas Iberia, Air Europa, Globalia y Barceló, están a la espera de la autorización gubernamental de sus respectivas fusiones, que de no concretarse de inmediato tendría consecuencias catastróficas para las mencionadas y para todo el sistema.
Ryanair y Norwegian pueden colapsar de un momento a otro pues su modelo de negocio no es compatible con la crisis actual, las cancelaciones a las que se han visto obligados tiran abajo lo que era una actividad de gran éxito hasta hace apena un mes.
Pese a todo esto, no nos cansamos de afirmar que el turismo ha superado profundas crisis y lo hará también de esta, y con el fin de aportar algunas ideas para el día después, a partir de mañana comenzaremos a pensar en voz alta sobre el tema.
Portal de América