por Nicolás Raffo Menoni, desde Montevideo
Las tecnologías, en sus diferentes variantes deben ser y son de hecho una herramienta más; que facilitan la realización de procesos de manera más rápida y en mayor cantidad de lo que lo haría cualquier humano, y que en muchos casos, como con el uso de las denominadas Inteligencias artificiales generativas, ayudan aportando una opinión o sugerencia en base a los modelos y la cantidad de contenidos en base a los que se han entrenado. Pero ojo que al menos por ahora no pasan de ahí.
No se puede pretender que en base a ese uso habrá un cambio de paradigma en lo que respecta al Turismo, porque directamente eso no acontecerá. Al menos por esa vía.
Lo mismo sucede respecto a la necesidad de una actividad más sostenible. Nadie duda de lo importante y necesario del concepto y de que su adaptación incide e incidirá fuertemente en el desarrollo de la actividad turística. El problema es que solo con eso no alcanza y tampoco estamos asistiendo a un cambio de paradigma por esa vía para la actividad turística.
Un paradigma es una forma de hacer y de pensar. Es un marco de referencia que se construye y adopta en base a creencias, valores, suposiciones y prácticas comunes que todos aceptan dentro del marco de una disciplina.
Para que haya un cambio de paradigma debería de sufrirse una transformación radical y fundamental en ese marco de referencia, es decir, que deberían de cambiar el conjunto de creencias, suposiciones, valores y prácticas que una comunidad científica o profesional comparte en un campo específico.
En palabras o ideas de Thomas Kuhn, podríamos decir que implicaría dejar de lado un modelo de pensamiento o teoría dominante y adoptar uno completamente nuevo, redefiniendo la forma de ver, comprender y actuar en una disciplina o área social.
En mi humilde opinión, eso no está pasando con el Turismo de hoy. Seguimos asistiendo a un modelo donde más sigue siendo sinónimo de éxito. Sí es cierto que se piensa más en la sostenibilidad, en la inclusión, y en formas de visionar un Turismo más sano, sobre todo para nuestro planeta; y en definitiva para nuestra supervivencia, que por el camino actual está seriamente comprometida.
Si realmente estuviésemos asistiendo a un cambio de paradigma, el mismo sería al menos lento...muy lento para mi gusto y me temo que no lo veremos en breve.
Repasemos un poco los paradigmas que se aceptan como válidos para la actividad turística desde los tiempos de Thomas Cook, que es cuando realmente se produjo un cambio en la forma de pensar y ejecutar la actividad turística.
Me gustaría plantear una tabla que vincule en forma muy concreta y resumida los principales paradigmas que se han propuesto, al menos desde lo discursivo, en sus lineamientos propositivos y con su correlato con la realidad. Será una tabla resumida y arbitraria a los efectos ilustrativos y obviamente se puede disentir y aportar otras miradas sobre lo propuesto, pero creo firmemente que a los efectos ilustrativos y gráficos sirve para entender la temática

Esta propuesta sirve para mostrar que desde lo académico se han propuesto, se proponen y se propondrán nuevas formas de hacer y pensar la actividad, que tienen su sustento teórico y propositivo real, pero que en los hechos, su ejecución y puesta en práctica, al menos hasta hoy, han terminado cayendo en un paradigma práctico económico y de gran fuerza y arraigo que ha regido el desarrollo y la práctica de la actividad.
Sí podemos decir que se está asistiendo a formas nuevas de hacer las cosas, a una forma nueva de gestionar, en base a las posibilidades y oportunidades que nos permiten los avances actuales de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TICs). Es una forma nueva de poder hacer cosas y de poder acceder a grandes volúmenes de datos, automatizar y digitalizar procesos, personalizar experiencias y mucho más, pero su uso sigue pensado para ser más competitivos, para captar un pedazo más grande del pastel, para seguir haciendo más de lo mismo. Al menos en cuanto a los resultados a obtener.
Hay esfuerzos de poder hacer las cosas diferentes, pero sigue primando el interés económico, el interés de pocos por sobre el interés de muchos.
Desde Thomas Cook hasta el Turismo regenerativo, los modelos proclamados han evolucionado, pero los indicadores reales siguen siendo los mismos como podemos ver en la tabla precedente.
Cada nuevo modelo trae consigo principios e ideas nobles y genuinas, pero en la práctica, el volumen de llegadas y el impacto económico siguen siendo los protagonistas principales.
¿Cuántos turistas vendrán en temporada o a lo largo del año?
¿Cuántas divisas y puestos laborales generarán?
¿Lograremos desestacionalizar las temporadas?
¿Cuántos aviones se necesitan y cuántos podemos fabricar?
Asistimos a una banalización de lo smart, de lo inteligente y de lo sostenible. Se asume que todo tiene que ser inteligente y sostenible para que sea bueno, necesario y deseable. Pero ser inteligentes y ser sostenibles implica más que las ganas, las buenas intenciones y el uso de las tecnologías disponibles; ser inteligentes y sostenibles requiere de conciencia, de planificación, de objetivos claros y de cambios reales y drásticos. De lo contrario, seguiremos asistiendo al uso de etiquetas y eslóganes llenos de humo pero vacíos de contenidos.
Si hablemos de gestión, de mejoras en la gestión, pero no nos hagamos trampas al solitario pensando que estamos frente a un cambio de paradigma en lo que respecta al turismo porque eso directamente no está aconteciendo.
Otras preguntas que podrían aportar luz para referirnos a un nuevo paradigma para el Turismo podrían pasar por cuestionarnos y responder:
- ¿Qué tipo de cambios deberían de producirse realmente para que podamos hablar o asistir a un verdadero cambio de paradigma para la actividad turística?
- ¿Qué tipos de indicadores de gestión de la actividad serían los válidos dentro de ese nuevo paradigma?
- ¿Qué cambios deberían realizarse para poder conciliar y reflejar de manera acorde la importancia de la generación económica de la actividad turística con los necesarios y también importantes objetivos de sostenibilidad ambiental y social?
Reflexionar, cuestionarse y sobre todo andar y buscar, son partes del necesario camino que debemos hacer si realmente queremos una mejor actividad turística para todos.
Para resumir, aún no asistimos a un verdadero cambio de paradigma en el Turismo, sino a una gestión más compleja y tecnológicamente mediada de los modelos ya conocidos. Sin embargo, los debates actuales en torno a la sostenibilidad, la inclusión y la regeneración ofrecen un horizonte fértil para avanzar hacia transformaciones más profundas. El desafío consiste en trascender los indicadores puramente económicos y generar marcos de evaluación donde se reflejen de manera equilibrada los impactos sociales, culturales y ambientales de la actividad. Solo en la medida en que logremos modificar valores, prácticas y criterios de éxito, estaremos en condiciones de hablar de un auténtico cambio de paradigma para el Turismo.
Portal de América





