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"Estamos viendo la gran resiliencia que tiene el sector" fue una de sus primeras definiciones. "El turismo de reuniones se va a recuperar quizás lentamente y con un modelo diferente" fue otra. "La pandemia no se termina pronto, el mundo tiene que volver a abrirse", fue quizás una de las expresiones versiones con mayor énfasis.
La increíble experiencia que vivió como operador hotelero durante el terremoto de febrero de 2010 en Chile con los dos hoteles que eran su responsabilidad, con una ocupación del 97% en aquella mañana de sábado, 650 personas que a las tres y media de la madrugada despertaron con el temblor y salieron despavoridos de las habitaciones. 200 de ellos jamás volvieron a sus cuartos, las noches que debieron esperar a la reanudación de los vuelos las pasaron en camastros equipados con sábanas, mantas y almohadas pero...en el jardín!.
Asiduamente recibía como anfitrión a las principales bandas musicales del planeta y a las delegaciones oficiales de muchos países del mundo. En ese marco le resulta inolvidable la experiencia vivida cuando llegó a su hotel el Presidente Barack Obama. Los preparativos comenzaron cuatro meses antes y ante la inminencia de la llegada viendo en primera fila como el servicio secreto iba desplegando su estrategia hasta que el día de la llegada, "tomaron" prácticamente el control del hotel.
De ese periodo en la metrópolis del otro lado de la Cordillera, del vértigo del turismo corporativo, luego de ocho años en ese cargo, tuvo una experiencia bien diferente pero igualmente valiosa en Cancún, donde además del paisaje caribeño, el singular color del agua y la forma de comercialización instalada eminentemente online y a través de las OTA´s, tuvo que responder a la organización de los extravagantes casamientos de parejas japonesas que llegaban en un avión con todos los invitados para la celebración de la boda.
Portal de América - por Sergio Antonio Herrera