En el último año le tocó vivir una atípica situación. Es votante del Partido Colorado pero defendió en simultáneo al exministro del Frente Amplio, Fernando Lorenzo, y al director de Hacienda de la administración del Partido Nacional en Colonia, ambos procesados por abuso de funciones. "La Justicia me ha dado la razón cuando no la tenía y no me la ha dado cuando la tenía. Los jueces están para fallar, y también fallan", afirma.

-Usted es votante colorado e integró un gobierno del Partido Nacional. ¿Cómo llegó a ser el abogado defensor del exministro Fernando Lorenzo?

-Una persona muy cercana me llamó una mañana y me preguntó si podía conectarme con Lorenzo. Yo nunca le pregunto a un cliente a quién votó. Conocí al padre de Lorenzo en mi época de periodista porque era delegado de River Plate. No comulgo con sus ideas pero es una persona con valores muy altos. Nunca me pregunté por qué Lorenzo me eligió.

-¿Entendió desde el comienzo la importancia y repercusión que iba a tener ese caso vinculado a Pluna?

-No soy particularmente mediático. Atiendo a la prensa porque fui parte del gremio y respeto su labor. Pero la defensa penal se debe ejercer en los juzgados y no a través de los diarios. Cuando hablé con Lorenzo entendí que iba a ser un caso importante por el tema Pluna y por los implicados.

-¿Coordinó la defensa con Gonzalo Fernández, abogado del expresidente del Banco República, Fernando Calloia?

-Tengo la mejor relación con Fernández, a quien respeto mucho como profesional y docente. Pero esta no era una cuestión de coordinar las defensas, más allá de que ambos habían tenido un punto de coincidencia que fue por el que fueron procesados. Yo sabía lo que estaba preparando Fernández y él tenía una idea de por dónde yo iba, pero no era necesario armar una estrategia en común.

-¿Calloia perjudica a su cliente cuando dice que si Lorenzo no lo llamaba él no entregaba el aval?

-También declaró que había otra razón para entregar el aval. Calloia dijo que fue por la llamada de Lorenzo y porque un cliente del Banco acompañaba a la persona que estaba gestionando el aval. Hubo cierta influencia de alguien que acompañaba e hizo que la decisión de Calloia fuera la que finalmente adoptó. Como ni Calloia ni Lorenzo entendieron que hicieron algo que no debían, declararon lo que ocurrió tal como ocurrió.

-¿Pero esa llamada, según la jueza, fue definitiva a la hora de entregar el aval?

-Lorenzo no podía ordenarle a Calloia que diera el aval porque no tenía potestades para hacerlo. No podía ordenarle nada porque el Banco República no depende del Ministerio de Economía y Finanzas. El ministro utilizó siempre la palabra "pedido" y no "orden", eso está en el expediente. Pero como nosotros no podemos apelar me parece de mal gusto hacer la defensa de Lorenzo a través de los medios, por eso prefiero no profundizar en este tema.

-¿Lorenzo le explicó las razones por las que prefirió no apelar el procesamiento?

-Yo no me siento en condiciones de interpretar las razones por las que tomó esa decisión. Lorenzo no es una persona cualquiera, está en el medio de una actividad política y pudo haber tenido razones que no conozco ni me interesa conocer.

-¿Cuando diseñó la estrategia para defenderlo debió tomar en cuenta los aspectos políticos del caso?

-La estrategia la diseñamos nosotros y no tenemos que tener en cuenta elementos ajenos a los jurídicos. Si dentro de su esfera había cuestiones de tipo político que tenían algo que ver con el tema y no las reveló es su decisión. Nuestra tarea se circunscribió al plano judicial. Los abogados nunca llegamos a saber exactamente lo que sucedió, nos manejamos con los elementos que aportan nuestros defendidos. Qué había detrás de escena en un tema como éste es un elemento que no podíamos conocer ni nos interesaba saber. Nosotros defendimos a una persona imputada de un hecho que consideramos que no era delictivo.

-Cuando se refirió a una persona influyente que acompañó al emisario de Cosmo a tramitar el aval se refirió al empresario Juan Carlos López Mena.

-Yo prefiero no dar nombres propios pero todo está en el expediente.

-¿Fue la foto de Lorenzo almorzando con López Mena y el representante de Cosmo determinante en todo este caso?

-Cuando esa persona adquirió el boleto del remate dijo que se llevaba los aviones para España. El presidente llamó a Lorenzo y le pidió que hiciera una gestión para que los aviones quedaran en el país. Lorenzo declaró que luego lo llamó López Mena y lo invitó a almorzar y le dijo que allí estaría quien había comprado los aviones. Lorenzo habrá considerado que era propicia la oportunidad para hacer la gestión que le pidió el presidente. Así fueron las cosas. Lorenzo sabía perfectamente que era López Mena quien había presentado al oferente. Si hubiera tenido que ocultar el motivo del almuerzo no lo habría hecho en un lugar público. Ese encuentro fue por invitación de López Mena y no promovido por Lorenzo.

-Lorenzo tenía claro que Cosmo y López Mena estaban vinculados antes del remate.

-Lorenzo no sabía de la existencia de Cosmo ni de su representante, sí sabía que era López Mena quien lo había arrimado al ruedo.

-¿Qué le dejó el caso?

-En la materia penal no alcanza con tener razón, es necesario que el juez le dé la razón. Otras veces me han dado la razón sin tenerla y en este caso, donde creo que la tenía, no me la dieron. Yo soy respetuoso de los fallos judiciales y acato la decisión. Igualmente creo que este tipo de casos están muy librados a lo que el juez interpreta que hubiera hecho en el lugar del jerarca. El abuso innominado de funciones es así. Estas causas tienen esos vaivenes porque no deberían llegar a los estrados judiciales. La discrecionalidad administrativa no está escrita en ningún manual. El jerarca tiene que resolver en el momento y corre estos riesgos.

-¿Tiene algún criterio a la hora de elegir sus casos?

-No defiendo a violadores ni narcotraficantes. Si la persona que tengo que defender no me gusta prefiero pasar y que tome el caso otro colega. Soy muy autoexigente. Una vez un narcotraficante me ofreció mucho dinero para defenderlo y le dije que no tenía ningún interés en defender a alguien que envenena a los jóvenes. No me parece mal que haya abogados que defiendan a narcotraficantes porque para eso está la profesión, pero yo he rechazado tentadoras ofertas y no me arrepiento de haberlo hecho.

-Sí ha tomado caso de personas acusadas de violar los derechos humanos.

-He decidido no tomar más casos de esos porque no se dan las garantías necesarias para ejercer las defensas. Han pasado muchos años y las denuncias llegan muy bien articuladas. Tampoco me siento cómodo con alguien que probadamente ha torturado, eso no va con mi manera de ser.
"Nunca pude vivir del fútbol"

Ottati volvió al periodismo deportivo tras un paréntesis de 17 años. Ejerció la profesión durante tres décadas y ahora volvió para sumarse al panel del programa Pasión, de Tenfield. "Son dos horas por semanas, siempre tuve pensado volver y ahora se dio la oportunidad", explica. Ottati dice que el fútbol lo acompaña desde que nació, y recuerda claramente la final de Maracaná, cuando tenía solo ocho años. "Como estudiante de Derecho tuve como compañero a Jorge Da Silveira. Estudiábamos y hablábamos de fútbol. El "Toto" ya trabajaba en Sarandí junto a Carlos Solé y un día me ofreció incorporarme al equipo. Hice periodismo y ejercí la abogacía al mismo tiempo. Nunca pude vivir del fútbol, era un ingreso más que, sin embargo, me dio cierta popularidad y me llevó a conocer muchos lugares del mundo y a estar en varios mundiales".

Ottati también es un apasionado de la música. "Tengo un muy buen oído aunque no sé leer música. Toco varios instrumentos y si me hubiera dedicado no me habría ido mal. Cuando me jubile, tal vez...".
"En mi primer caso el hombre no sabía si había cometido homicidio"

Ottati tiene más de cuarenta años de profesión pero le cuesta elegir el caso más difícil de su carrera porque "todos tienen su particularidad". Sin embargo, dice recordar bien la primera defensa que ejerció. "Era un hombre que consumía un litro de alcohol azul por día. No sabía ni cómo se llamaba y le decían que había cometido un homicidio.

Yo le preguntaba '¿lo mataste o no lo mataste?' y me decía que no sabía, en realidad nunca lo supo. Lo declararon inimputable y fue internado en el Vilardebó para una rehabilitación. Tiempo después lo ví cuidando coches en la Ciudad Vieja. Era otra persona. Totalmente alineada, muy diferente a la que conocí en estado deplorable", recordó.

Además de abogado, periodista y músico aficionado, Ottati fue director de Hoteles, Casinos y Turismo en la Intendencia de Montevideo durante la administración de Julio Iglesias y luego asumió como subsecretario de Turismo en el gobierno de Luis Alberto Lacalle. "Siempre me ofrecieron los cargos, nunca hice política activa ni me siento un político", dice.


Portal de América - Fuente: El Pais Digital