por Sergio Antonio Herrera, @DelPDA - Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. 

Se lee en la web de Punta del este Internacional: "La tranquilidad de este pueblo del interior de Uruguay es única. Allí se instaló Mallmann con su hotel-restó de primer nivel. Allí se están proyectando importantes emprendimientos inmobiliarios encargados por europeos y estadounidenses. Se le denomina por allí como el lugar donde se aprecia El glamour de la Toscana uruguaya".

Es recomendable visitarlo en los períodos de temporada o, al menos, que esté funcionando el Hotel y Restaurante de Mallmann, no como nos pasó a nosotros que cuando fuimos este fin de semana de transición entre octubre y noviembre que estaba cerrado.

Para llegar se puede optar por dos caminos, uno se hace siguiendo la costera Ruta 10, pasando por La Barra de Maldonado, Montoya, Manantiales, Balneario Buenos Aires, hasta la rotonda de Jose Ignacio, donde doblando a la izquierda se toma por el Camino Ing. Sainz Martínez para hacer casi 37 kilómetros en poco más de media hora. La otra opción es desde la Interbalnearia, a la altura de Pan de Azúcar tomar la Ruta 9 hasta el kilómetro 175 donde se debe doblar a la izquierda por el Camino Ing. Sainz Martínez y en 7 kmts, llegar a destino.

Se puede llegar hasta el arroyo

Y ver la vieja estación de ferrocarril

Llegada a la paz, al silencio y a...Mallmann

Entrando al pueblo ya se respira otro aire y uno se sumerge en un estruendoso silencio. Como no podía ser de otra forma, la plaza se llama Artigas.

En uno de sus lados hay una digna, muy bien presentada aunque modesta, propuesta artesanal típica de un pueblo, Artesanías Garzón, el lugar donde llevarse un recuerdo, un vino, un aceite de oliva.

Y en una de sus esquinas se encuentra lo que podríamos llamar el ícono del lugar, el hotel Garzón, el primero y único que figuró durante años (y aún está) en la prestigiosa publicación norteamericana Condé Nast Traveler 

El lugar es muy especial y es donde al visitante lo atrapa el glamour, lo quiera o no. Es donde por comer, se pagan facturas de subido tenor que luego serán comidilla en las tertulias de estío e invariablemente comentadas en la prensa generalista con la infaltable aparición del "Figuretti" político de turno, llamando a la cautela con los precios, como si supiera de lo que habla, y como que está convencido que los precios de Punta del Este y su área de influencia, fuesen alguna vez un problema.

Pero lo de Mallmann no se reduce al hotel y al restaurante, también es el rostro visible de Bodega Garzón y sus vinos de alta gama y de Colinas de Garzón.

El Hornero: Un canto a la confianza y a las costumbres de antaño

Promediando el viaje desde Solanas hacia José Ignacio, ya que la idea original era almorzar en La Huella, lugar que disfrutamos mucho y que visitamos siempre que podemos, se nos ocurrió cambiar de destino y volver a Pueblo Garzón, luego de una década de la última vez.

Enviamos un mensaje a un amigo que es local, preguntando si había alguna sugerencia para almorzar en Garzón. La respuesta no se hizo esperar y fue un audio reenviado: "Me dijeron que hace poco abrió un lugar que se llama El Hornero, es muy sencillo pero la señora fue cocinera de los restaurantes buenos de ahí".

Después del cartel de bienvenida al pueblo, el primero que vimos fue este

Ya eran pasadas las 15 horas, por lo que decidimos almorzar primero y luego recorrer. Entramos al predio y sin siquiera plantearnos ingresar al edificio, rumbeamos hacia un lugar donde habían varias mesas preparadas bajo los árboles, en estas épocas de confinamientos, el aire libre es necesario más que nunca.

Nos atendieron de inmediato, nos trajeron la carta y ordenamos chuleta (así se llama en campaña), con ensalada mixta y fritas.

¿Retiraste efectivo del cajero? fue la pregunta que de pronto nos hizo salir del limbo natural y volver a la cruda realidad. "No", respondimos y allí obviamente supusimos que estábamos en problemas porque no era posible que en ese entorno pudiese aparecer un POS...y no apareció...

"¡Por favor, no se hagan problemas!, ustedes coman tranquilos y después nos pagan...", fue la respuesta a nuestro avergonzado sinceramiento con los dueños de casa.

No había chance de rechazar tan gentil propuesta. Había a esa hora apetO, más que apetito. Y comimos bajo los árboles y en silencio, con canto de pajaritos cercanos incluido.

Ese menú para dos, un refresco de 1 litro y dos postres, costó...ochocientos noventa pesos uruguayos, o sea, poco menos de veintiún dólar, ¡los dos!.

Sí, ¡desconfiados!, con propina incluida, un par de horas más tarde, desde el Shopping de Punta del Este, giramos el pago a Mario Da Silva y Claudia Barrios, los anfitriones, que atienden los días sábados para almuerzo y cena y los domingos para almuerzos, pero...si los llaman al 094846610 y están allí, les cocinan el día que lo necesiten...

Nota: esto ocurrió el sábado 31/10. El domingo 1/11 recibimos whatsapp de un querido amigo: "Andábamos en la vuelta y nos vinimos, siguiendo tu consejo en el grupo de whatsapp. Estamos en El Hornero, almorzando comida casera bajo los árboles, esto es espectacular. Ah!, menos mal que pagasta la cuenta, ya nos contaron ja ja."

Entonces

Un típico pueblo de esta parte del globo. Nivel por todo lo alto y simpleza total.

Esto sí que es Uruguay Natural.

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