por Marta Sader, Condé Nast Traveler
Pues bien, te abrochas los zapatos y allá que te encaminas, a ver, en la realidad, todos esos iconos de los que tanto has oído hablar, que has visto una y otra vez en las fotos, en las películas. Pero resulta que llegas y, como sucede en el Louvre en torno a la Mona Lisa, hay tanta gente alrededor que no eres capaz ni de atisbar aquello que estás buscando. O la cola es tan larga que pierdes una tarde entera para subir al London Eye, o para hacerte la foto perfecta frente a la torre de Pisa. Lo sentimos: has caído en una trampa para turistas.
Más allá de la conveniencia o no de aumentar las altísimas cotas del turismo de masas visitando estos iconos ya casi carentes de sentido de pertenencia con respecto al entorno en el que se emplazan, Preply ha elaborado una lista con los must turísticos más estresantes y decepcionantes del planeta.
Times Square ha sido escenario de innumerables películas, pero como destino parece resultar decepcionante para muchos…
Times Square, a la cabeza
La plataforma de aprendizaje de idiomas ha analizado las reseñas de más de 80 destinos turísticos populares en todo el mundo, identificando la cantidad de opiniones que utilizan palabras negativas como "sobrevalorado", "trampa para turistas" o “decepcionante” y ha elaborado un ranking para que puedas evitarlos la próxima vez que viajes.
Del estudio se desprende que Times Square, en Nueva York, es la trampa para turistas más estresante del mundo: por muchas pantallas que tenga, 1.761 reseñas la califican de “sobrevalorada” o “decepcionante”. Le sigue Checkpoint Charlie en Berlín, el más famoso de los pasos fronterizos del Muro. Así, aunque los viajeros reconocen su importancia histórica, consideran que se ha convertido en una trampa para turistas más.
De hecho, en realidad, hay poco que hacer en el antiguo punto de control, que tan solo es una recreación de la caseta de vigilancia, con la bandera, la barrera, los sacos de arena y el cartel indicando que se está abandonando la zona americana. En los alrededores, eso sí, hay también una exposición al aire libre y unos actores vestidos de soldado con los que fotografiarse previo pago, así como un museo que profundiza sobre la inventiva de los habitantes de Berlín del Este para escapar a través del paso fronterizo.
¿Sabes un secreto? En Varsovia hay varias sirenitas también, y las visitan mucha menos gente…
La famosísima Torre Eiffel, en París, continúa la lista de decepciones. Según la opinión mayoritaria, “no vale la pena el tiempo y el esfuerzo” que hay que hacer para subir a su cima. La mayoría de las quejas se centran en la cantidad de colas necesarias para acceder a la torre, la larga espera para culminarlas y la excesiva aglomeración incluso dentro del monumento, que impide disfrutar de las vistas.
La diminuta Sirenita, en Copenhague, es otra atracción que es mejor evitar. “Un total de 1.190 reseñas la describían como ‘sobrevalorada’ o ‘decepcionante’, y 58 más la etiquetaron como ‘trampa para turistas’. La mayoría se sintió desilusionado por el pequeño tamaño de la estatua, además de quejarse de que el fondo no era tan pintoresco como les gustaría”, explican desde Preply.
¿Estamos 'viajando mal'?
Esto del fondo nos hace pensar que, en realidad, el problema es que la gente está viajando mal, o en otras palabras: que está viajando como lo haría un coleccionista de ‘imágenes perfectas’, en lugar de sumergirse en el destino y disfrutarlo de lleno, sin una lista preconcebida de lugares populares que visitar, sin tratar de emular la típica foto de Instagram: simplemente, dejándose atrapar por la experiencia.
No sin protestas y polémica, se comenzó a cobrar entrada a turistas al Parc Güell en 2013, restringiendo su número a 400 cada media hora. El acceso es libre para escolares y vecinos de los barrios colindantes, así como para todos aquellos que se apunten al registro Gaudir+BCN, una medida creada precisamente para atajar las críticas.
“Las redes sociales multiplican por mil este efecto al promover que compartamos compulsivamente las experiencias tan geniales que tenemos. Nos centramos en la foto del amanecer (mientras nos perdemos el amanecer) porque queremos recompensas rápidas, como likes y admiraciones automáticas por parte de los demás. Con todos estos ingredientes, solo conseguiremos llegar a ser coleccionistas compulsivos de experiencias como si de latas de un céntimo se trataran, sin darle el valor que tienen y con la codicia de tener más y más. Da igual que nos tiremos en paracaídas o que nos vayamos de viaje a la Cochinchina, que nunca lo viviremos plenamente ni seremos felices; lo archivaremos en nuestro check list con un número más y punto final”, nos contaba al respecto el psicólogo Jaime Burque.
Barcelona, una de las ciudades con más iconos a evitar
El siguiente destino con numerosos hot spots potencialmente decepcionantes está muy cerca, en Barcelona. Los turistas han detectado lo que tienen más que claro los locales: que lugares como Las Ramblas están impracticables debido al enorme número de gente que los atestan cada día.
“Mientras que algunos visitantes describen la atmósfera de Las Ramblas como animada y emocionante, otros dicen que es más bien abrumadora y estresante. Se llena mucho, especialmente en las horas punta, y es un punto de acceso muy conocido para los carteristas”, cuentan desde Preply.
Manneken Pis, la también pequeña estatua del niño orinando de Bruselas; la Laguna Azul de Islandia, escenario de millones de fotos en Instagram; el Paseo de la Fama de Hollywood; la famosa noria londinense The London Eye y la fábrica de Guinnes en Dublín copan los diez primeros puestos de esta lista, que en su número 11 vuelve a ocupar Barcelona (esta vez, con el Parc Güell). La ciudad ostenta también el puesto 15 (en este caso, se trata de la Sagrada Familia), demostrando que resulta muy complicado lograr un equilibrio entre turistificar las ciudades y mantener a los viajeros felices.
El ranking elaborado por Preply sobre las peores trampas para turistas del mundo.
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