Por esa razón, prácticamente la totalidad de los vuelos, en mayor o menor medida, se vieron afectados. Tanto la página web como la app con la que trabajan los clientes estaban caída por la tarde, con el mensaje de que “estamos teniendo una elevada demanda en estos momentos”, frase que escondía la avería.
El caos empezó a las 17.00 hora británica. Primero se retrasaron los vuelos por unas dos horas, afectando a rutas como Lárnaca, Viena, Vancouver o Dusseldorf. Incluso los vuelos domésticos han tenido retrasos importantes.
Al anochecer de ayer se preveía que en el caso de los vuelos cuyos aeropuertos de origen no cierran por la noche, las operaciones continuarían hasta bien entrada la madrugada.
De las 18.00 a las 21.00 de este lunes, apenas un vuelo, el que iba a Roma, partió en hora. El vuelo a Singapur despegó una hora tarde. El que procede de Johannesburgo llegó con dos horas de retraso.
Fácilmente se pueden imaginar el escándalo que se ha organizado en las redes sociales, especialmente porque esta historia se repite con frecuencia.
La aerolínea dijo escuetamente que “nuestros vuelos están operando, pero tenemos retrasos mientras nuestro equipo trabaja en resolver un problema técnico que afecta a nuestros sistemas”.
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