El monarca viene de sorprender en Nochebuena ante un panorama de pactos inéditos desde las elecciones autonómicas del 28 de mayo, con la entrada de Vox en consejerías, y desde las generales del 23 de julio, con el poder independentista reforzado de Junts y Bildu, que incluso ha derivado en que el PSOE privilegie a la formación simpatizante de ETA por encima del PP en la estratégica Pamplona.
Coincidendo así también con la desaparición de un partido de centro como era Ciudadanos, Felipe VI aprovechó su mensaje de final de año para tratar de fortalecer el gran activo que tiene cada sociedad como es el capital humano y el criterio de sus ciudadanos, haciendo ver, con tono didáctico, la importancia de la separación de poderes para garantizar los derechos como la sanidad, la educación o la vivienda.
Adoptando un doble rol --de un lado, como voz del tronco social, tras las históricas manifestaciones de noviembre defendiendo la igualdad territorial, y de otro, como guía, dando esperanza y autoestima sobre la identidad y la "verdad histórica" de España--, puso límites a ciertos debates públicos sobre la estructura del Estado, y dio munición argumental al ciudadano moderado y mayoritario.
El Rey, que vive uno de sus momentos de mayor prestigio tras el aplaudido protagonismo de su heredera Leonor, dejó recados --diciendo sin decir-- a las dos principales formaciones políticas del país, después de que la monarquía haya sumado a las tradicionales críticas de la extrema izquierda también las de la derecha radical.
Buscando que la sociedad sea consciente de la excepcionalidad del momento, sus palabras impulsaron la legitimidad para la defensa de un modelo basado en la Constitución, a la par que una cierta intimidación a sus enemigos de hasta dónde se puede llegar. Y también esta capacidad de Felipe VI de poner coto y el foco en determinados temas supone una fuerza para proyectar la visibilidad del Turismo, que es el tronco de la prosperidad de España, pese a los múltiples ataques del que es víctima.
Cubriendo un cierto vacío en el espectro del ciudadano medio sobre la lucha por los consensos más básicos, y que no se ve representado plenamente por algunas posturas de sus partidos preferidos, el Rey estrenará junto a Doña Letizia la edición de Fitur más exuberante tras tres cambios recientes, primero en su creciente rol de referente político; segundo, tras la cálida acogida social de la Princesa Leonor, y tercero, ante el debut de Camilo Villarino como líder de su organigrama.
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