Milagros de la ocupación espontánea
Lunes, 27 Febrero 2012 23:06

Milagros de la ocupación espontánea
Antiguamente, cuando se necesitaba que lloviera para recuperar los campos, los campesinos elevaban oraciones a un santo que la tradición indicaba daba buenos resultados. Muchos incluso lo paseaban por los campos para que viera en directo su tristeza, se apiadara y diera instrucciones al cielo para que llegara la lluvia. Son menos ahora los que utilizan esta técnica, pero muchos siguen sembrando sus campos confiando en que algún santo les traerá la lluvia y magníficas cosechas.
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por  Lluis Mesalles

En el turismo, ha sido frecuente hacer apuestas equivocadas por cosechas, que al momento de la realidad, se han mostrado muy insuficientes. Muchas apuestas han llevado a sus promotores a estrepitosos fracasos, en todos los territorios. En lo social, en lo económico y en lo político.

Cuantos no han desarrollado grandes inversiones en aeropuertos, palacios de congresos, complejos turísticos, parques de ocio, hoteles, e incluso encuentros feriales con mucha ilusión, pero poquísima justificación. La realidad es muy tozuda. La realidad solo cree en las cosas ciertas, y en el sentido común.

No ha valido de nada creer en milagros o pensar que si en otro lugar las cosas han funcionado, en nuestro caso van a funcionar igual. Muchos han pecado de ilusos. Piensan que un hotel en Londres funciona igual que un hotel en nuestro pueblo. Si lo hacemos espectacular, podremos quitarles clientes al de Londres. Solo faltará que los clientes se enteren y vendrán a nuestros brazos y a nuestros bolsillos. Esto no es así. El cliente utiliza una infraestructura por motivaciones y razones muy concretas. Se aloja en Londres, porque tiene que dormir en Londres, no porque el hotel tenga un gimnasio más grande.

El viajero utiliza un aeropuerto cuando tiene que viajar a algún lugar, no porque le de gusto ver las extravagancias de un famoso arquitecto o decorador. Lo mismo con los palacios de congresos. Todos tienen que cumplir una misión, complacer una necesidad. No vale de nada el que tengan arquitecturas milagrosas y tecnologías a la última. Siempre tendrán que estar en un lugar estratégico, y satisfacer una necesidad existente.

Pero muchos inversores, promotores, y políticos han creído que una vez hecha la obra, alguien se pondrá a captar usuario, aunque sea a base de oraciones y pociones con santos. Ellos estarán en la foto, y el problema quedará para otro.

Y finalmente no puedo dejar de expresar mis dudas de que estas infraestructuras puedan llegar a ser rentables en algún momento. Muchas terminarán abandonadas, como ya las hay, y cubiertas de graffiti dejados por vagabundos que las usan para cobijarse u otras actividades. A quien debemos pasarle la factura, por haber seducido nuestro sentido patriótico local con estas obras, a modo de espejos de colores? Al final, siempre paga el mismo, el ciudadano con sus impuestos.

Todas estas obras tendrían que estar identificadas con un placa con el nombre de sus promotores, junto a la cifra de la deuda pendiente

Y una hucha para donaciones (voluntarias)..

Portal de América - Fuente: boletin-turistico.com

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