Resulta que a lo largo del año, por ejemplo el año pasado, fuimos 1,2 millones de uruguayos los que cruzamos a la Argentina por muy diversas razones, incluida la mayor de ellas que es el gusto y preferencia que tenemos por el querido país vecino. Nos gusta Argentina y nos gustan los argentinos hermanos, no esos argentinos minoritarios pero ruidosos, que nos hostigan como hostigan tantas otras cosas, para desgracia de la verdadera imagen que debería tener ese país de Borges, de Troilo, de Federico Leloir y de Lionel Messi. ¿Cómo no habríamos de estar reconocidos de que tantos argentinos nos escojan como destino turístico?
Pero cuando uno escucha a algún jerarca argentino que habla como si los puentes, puertos y aeropuertos tuvieran tránsito en un único sentido y, peor aún, cuando uno también escucha a algún jerarca uruguayo que no resalta esta doble vía de una hermandad que es natural, pero que se la pretende apartar con el codo, hay tipos como Damián Argul que se molestan y escriben cosas como ésta.
Las calles Florida (arriba) y Gorlero, abajo, que por momentos debordan de visitantes del otro país, alternando con brasileños, paraguayos, chilenos y viajeros de todas las latitudes.
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La cifra es confiable aunque difiere con la proporcionada por Argentina ya que en esta se computan los arribos a un limitado puntos de entrada.
Es impresionante para cualquier destino turístico y si la relacionamos con la cantidad de habitantes de Uruguay, aún más.
Los uruguayos viajamos a Argentina por miles de razones , para ver un partido de futbol, un concierto de rock, una exposición de arte, festejar un fecha familiar, celebrar un buen negocio, consultas médicas o simplemente porque si, por que nos encanta ese país.
Además somos excelentes clientes de servicios turísticos:
–Hoteles
–Restaurantes
–Transportes locales
–Paseos y excursiones
–Espectáculos.
–Compras. Muchas compras.
Aeroparque y el Aeropuerto de Carrasco, testigos de un tráfico de ida y vuelta.
Además recorremos todo ese gran país, de Norte a Sur, de Este a Oeste, Desde Ushuaia a la Quebrada de Humahuaca, de Iguazú a Mendoza, aunque las preferencias son por Buenos Aires y las Sierras de Córdoba.
Grandes contingentes de estudiantes viajan a Bariloche y muchas familias van todos los años a esquiar en los distintos centros de deportes de nieve en la República Argentina. Más de los que suponemos.
Desde este punto de vista, para la Industria Turística Argentina, los uruguayos son inmejorables clientes, en los que a la vez, se hacen mínimas inversiones para captarlos.
Para quienes estamos convencidos que el turismo es un camino de doble vía y hemos aprendido a ver el mundo más allá de las fronteras y falsos nacionalismos, está muy bien que se alabe y proclame esa bendición que representa la recíproca fidelidad de los turistas argentino con Uruguay, pero omitir esta otra vía plantea falsos escenarios y alienta erróneas declaraciones.
Damián Argul