El tema de las redes sociales por Internet sigue dando mucho que hablar. Los inventores del FB van a salir a bolsa, con lo que podrán dar un valor efectivo a su universo de seguidores. Esto es si es vender por las redes sociales. Una venta efectiva y muy provechosa, pero que no se ha hecho por Internet. Se habrá hecho en la bolsa, o en el despacho de algún asesor o banquero.

Casi empujado por amigos y colegas, me he inscrito en tres redes, FB, TW y LK. Después de un año aun no veo en que me ha ayudado todo el tiempo que he utilizado en subir mensajes, fotos, etc. Cada día más veo enquistarse una avalancha de ociosos que escriben cualquier intrascendencia, pero muy poco que tenga valor productivo. A lo mucho, algunos comentarios nos hacen sonreír, lo cual no es malo. Pero tengo la sensación de que aun no he encontrado la formula mágica para aprovechar todo este volumen de contactos, que me permitan avanzar personalmente y profesionalmente.

Esto me lleva a comentar una vez más, que las redes virtuales no son nada más que una copia cómoda de nuestros círculos de contactos personales de toda la vida. Si nos juntamos en la vida real con gente liviana, nos pueden llegar a considerar como gente liviana. Pero es esto una ventaja? No sería más interesante el poner a funcionar y tratar con responsabilidad nuestros propios círculos de amigos.

Cuando fue la ultima vez que hablamos con amigos por teléfono. Y no solo amigos, también con la familia, la más directa y las más olvidada. Tenemos hoy unos instrumentos poderosísimos para poder habar sin costo alguno, y con una calidad espectacular. Y no se engañen, la palabra directa, y mejor si hay además video, es mucho más efectiva y convincente que los mensajitos dejados en los muros de las redes online.

Nuestra red de contactos personales es lo que nos vale. Solo en trato directo podemos llegar a crear vínculos de confianza que nos permitan desarrollar ideas o negocios, para llegar a resultados y satisfacciones positivas.

Como decían algunos antiguos, el vendedor que va de puerta en puerta vendiendo cepillos es mucho más efectivo que el que se queda en su tienda detrás de su mostrador, a la espera de que el cliente acuda.

No es tan cómodo pero es muchos más efectivo.

El trabajo produce, el ocio no.

Al cliente hay que ir a buscarlo. Al cliente hay que ir a enamorarlo. Al cliente hay que ir a satisfacerlo. Al cliente hay que ir a fidelizarlo.