por Lluis Mesalles
El Perú es una gran potencia turística, indudablemente. Tiene importantísimos atractivos de talla mundial, que le hacen permanecer en la mente de los viajeros de todo el mundo. La cuestión es por consiguiente, evaluar una serie de acciones que permitan desarrollar aun mas y con mayor contundencia, el floreciente turismo evidente en el país.
Los peruanos son solícitos y amables, aunque debo apuntar que ocasionalmente desorganizados. Les gusta el orden, pero no siempre son dados a aplicárselo en ellos mismos. Es frecuente encontrarse con llamadas o emails no respondidos, a pesar de emanar de conversaciones y acuerdos personales recientes. La experiencia me recomienda recordar a mi interlocutor que anote la cita para mañana de forma precisa. Si no lo anota, es muy posible que no la cumpla, y perdamos el tiempo y la oportunidad de progresar en un negocio.
La estratificación de la sociedad implica a menudo una incomunicación entre sectores que deberían poder colaborar para resolver sus mutuos problemas y avanzar hacia un progreso más consolidado. Los gestores de las grandes empresas suelen estar bien preparados y la evidencia muestra los resultados en proyectos importantes y a menudo espectaculares.
Pero, es esto suficiente. Es esto lo que un país necesita para progresar. Una clase dirigente bien preparada. Pienso que no lo es. Además de eso, toda la sociedad necesita tener acceso a una formación de calidad. Una formación práctica y que apueste por la eficacia, los resultados y el progreso. Ingenieros, masters, doctores y demás licenciados son bien necesarios. Pero también hacen falta cocineros bien preparados, administrativos organizados y profesionales capaces en todas las especialidades.
Los funcionarios y demás empleados públicos tienen que cumplir con su trabajo con eficiencia e interés. No solo deben indicar autoridad en sus puestos. Deben mostrar actitudes amigables hacia los ciudadanos, y mostrar la bondad de sus actos. Son los primeros que tendrían que confirmar que el dinero que los ciudadanos les pagan, es bien empleado en suministrarles servicios, servicios de calidad, y para todos los ciudadanos, lleven o no corbata.
Esta reflexión de hoy me ha venido después de un reciente paseo por Lima. Varios policías, al paso de mi corbata, me saludaron amable y respetuosamente. Señal evidente que el Perú quiere dar la bienvenida a los forasteros. La actitud es muy correcta, el éxito a la vuelta de la esquina.
Pero, es esto suficiente.
Portal de América - Fuente: www.boletin-turistico.com