Sin duda, el gravísimo precedente de Reagan en 1981 y el francés de 1973 que desencadenó el accidente de Nantes han calado en el inconsciente de aquellos que gobiernan a golpe de decretazo. Parece que los políticos no han aprendido la lección y prefieren acudir a su brazo armado ante el más mínimo problema de índole laboral, muchas veces originado por ellos mismos.

Una cuestión que se ha puesto de manifiesto en todos estos casos de militarización es que los controladores militares jamás han podido suplir a los controladores civiles ni por su número ni por su experiencia, pero eso no les entra en su dura testuz a los políticos que viajan en reactor privado. Me viene a la mente aquella frase que decía " la música militar es a la música lo que los militares son a la sociedad".

El caso argentino se parece al español por la cortina de humo. En España, la falta de talante democrático del gobierno del PSOE trufado con la fallida privatización de AENA. En Argentina, la crisis económica y los problemas de continuidad del servicio de Aerolíneas Argentinas, con más de la mitad de la flota empantanada por problemas técnicos y ocho millones de pesos en pérdidas diarias, situación derivada del pelotazo mayúsculo perpetrado por Díaz Ferrán, Gonzalo Pascual y sus amigos de Marsans con el auxilio de la SEPI, de políticos españoles y en última instancia por el matrimonio Kirchner entre bambalinas.

Sin comerlo ni beberlo, de rebote, los controladores argentinos resultan militarizados. Nuevamente, algo huele a podrido.

En Argentina, un riesgo adicional de la intervención militar viene de la mano de la desastrosa gestión que de la navegación aérea hizo en ese país el ejército, denunciado en dos excelentes películas de Enrique Piñeyro: "Whiky Romeo Zulu" y "Fuerza Aérea S.A". Se está devolviendo la gestión del tráfico aéreo al estamento menos indicado sobre el que aún pesa la losa de la dictadura y cientos de incidentes aéreos.

¿Dónde está el truco? El edicto recientemente aprobado por la señora Kirchner repatrimonializa los activos de la navegación aérea y los asigna a la fuerza aérea de rondón en lo que parece una clamorosa recalificación de activos de la que sin duda algunos se beneficiarán.

En una guerra, la verdad es la primera víctima de la contienda. Si la guerra es el seno de la aviación, también lo es la seguridad.

Esta moda que no cesa, la de la militarización, ¿pesará ahora sobre los conflictos laborales que se nos vienen encima con Iberia? ¿A que otros colectivos profesionales convendrá militarizar por decreto en el futuro? ¿A los médicos, los farmacéuticos, los maestros?

Portal de América - Fuente: www.controladoresaereos.org