por  Lluis Mesalles 

Pero la responsabilidad esta muy compartida, y todos los que queremos progresar debemos aceptar nuestra cuota de éxitos y fracasos, nuestra cuota de aciertos y errores. Y debemos aceptar la responsabilidad de sus consecuencias, por simples o terribles que estas sean. Por ello es importante conseguir una formación de calidad, que nos facilite tomar decisiones con criterio propio. 

La responsabilidad ante los demás, la responsabilidad social, es cosa de todos. Tanto el empresario como el empleado, tienen responsabilidades en diferentes aspectos de la vida pública. El empresario optó por una forma de vida que le empuja a apostar y esforzarse por el éxito personal, y también el éxito de su equipo. No es posible triunfar en solitario, el triunfo se basa en el equipo, en el esfuerzo de todos. Durante muchos años los empresarios han sido castigados con el epíteto de "burgueses", que en un principio solo quería denominar a los que vivían en Burgos o ciudades. Los burgueses eran denostados por que vivían en ciudades con muchas más comodidades que los que vivían en los campos y en las aldeas. Hoy se llaman ciudadanos y todo el mundo aspira a ser un ciudadano feliz y con esperanzas.

El empleado no apostó por la vida del empresario, dejando que otros lideres de la economía tomaran las decisiones. Ellos solo se limitaron a esperar que otros decidieran por ellos, recibiendo satisfacciones en los aspectos de seguridad, alimento y salario. Pero también tenían una parte de responsabilidad social. Tenían el deber responsable de cuidar a sus familias, de producir con eficiencia y de la mejor manera, lo que les estaba encomendado. Pero recibir un salario no les exoneraba de asumir también sus responsabilidades. Y la aspiración final de cualquier persona es de convertirse en burgués de la manera más rápida y adecuada a sus posibilidades y aspiraciones. 

Los políticos se orientan hacia otra vida. Intentan inicialmente, conseguir adeptos en numero suficiente, que les permitan aplicar sus ideas. Normalmente ideas nuevas para ellos, pero a menudo ideas que ya otros han probado anteriormente. Cuando descubren las mieles del poder, sus ideologías pasan a segundo plano y todo su esfuerzo se dedica a continuar en el poder, aun que para ello tengan que comprar las simpatías de otros, y a veces incluso tengan que vender sus almas o sus conciencias. 

No hay forma de evadir las responsabilidades universales. Todos debemos colaborar aportando nuestro esfuerzo al éxito y progreso común. No podemos excusarnos en otros, porque los otros han sido elegidos por nosotros. Debemos exigir que se nos facilite la educación firme y clara que nos permita decidir lo que queremos, apostar por ello, disfrutar de los éxitos, y sufrir los fracasos. En los actuales momentos de desconcierto universal, la responsabilidad social universal debe brillar en todos los ámbitos, sociales y económicos. 

Como decía un dicho conocido, Que Dios me dé la fuerza para apostar por lo que me conviene, y la sabiduría para descartar lo que no me convienen.

Portal de América - Fuente: www.boletin-turistico.com