por  Lluis Mesalles

Triunfan los que trabajan, los que se esfuerzan, los que tratan de ajustarse a las circunstancias y los que no se esconden a los problemas y cambios en su situación. Cada momento necesita una respuesta distinta, cada momento sugiere aceptar los cambios necesarios para superar las dificultades. No dejemos paso a la tristeza ni a la desesperación. Esta confirmado que cuando una puerta se cierra, alguna ventana se abre. Aprovechemos para ver las ventanas que se abren y asomémonos al mundo.

Es el momento de cuidar nuestro capital más preciado, nuestra gente, nuestro equipo, nuestros colaboradores son casi como nuestra familia. Hablemos claro a nuestra gente, no escondamos los problemas, solicitemos su ayuda. Demostremos que lo que buscamos es la supervivencia, la continuidad de nuestro proyecto de empresa, sin vernos en la necesidad de avasallar a nadie. Juntos lo lograremos todo. Enfrentados iremos siempre directos al fracaso, al fracaso de todos, a la enemistad y al odio, y de allí directos a la quiebra.

Tratemos de mantener con nuestra gente una relación de equipo. Un equipo donde cada uno tiene su misión. No todos meten goles, ni todos pueden ser el líder. Pero todos pueden colaborar al éxito. Todos pueden colaborar a que todos se sientan parte del proyecto, de un proyecto feliz y con futuro. Esforcémonos en lograr que cada miembro del equipo entienda el valor de su contribución al éxito.

Algunos empresarios piensan que sus empleados solo quieren recibir su salario, exprimiendo la economía de la empresa sin miramientos. Pero esto no siempre es cierto. Las personas son mejores de lo que creemos. Nuestro equipo es más sensato de lo que parece. Cuidemos de nuestro equipo, es nuestro mejor capital, el más valioso y el más insustituible. Si lo perdemos, cuanto tiempo nos tomará recuperarlo?

No es el momento de abandonar, es el momento de salir al campo de batalla. Necesitamos a nuestra gente, más que nunca. De ellos dependemos todos.

Portal de América - Fuente: www.boletin-turistico.com