.Profesionales para conservar el bien público
Lunes, 11 Abril 2011

.Profesionales para conservar el bien público

Los profesionales en materia de urbanismo y expansión urbana tienen en mente cementar todo el territorio de las ciudades por obtener ganancias, no por ofrecer confort o estética a los habitantes. La argucia principal es la creciente demanda de vivienda  e infraestructura para la población y, las débiles normativas de edificación que facilitan la desmedida aprobación de construcciones de parte de los municipios y las instancias citadinas responsables de administrar el territorio local.

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Lo cierto es que hay una explosión poblacional, necesidades básicas crecientes y una miopía del mañana con respecto al planeta.

Se identifican varias prácticas dañinas: La ausencia de espacios públicos, calles y avenidas empedradas o de tierra en las crecientes y novedosas urbanizaciones; el fomento a las edificaciones altas que impiden el desplazamiento generoso del sol y construcciones de conglomerados de hormigón una a lado de otra haciendo sombra permanente; el desconocimiento de materia ambiental en cuanto al hábitat humano y animal; la falta de sensibilidad social con las presentes y futuras generaciones y el escaso conocimiento de la relación espacio-tierra-humano.

Es más factible la inversión comercial, Industrial o de vías camineras asfaltadas que edificaciones de viviendas y servicios con enfoque ecológico y horizontal. Los conglomerados de cemento en medio de grandes parques y superficies naturales de plantas y árboles que son rutina general que posterga la vida humana. Contrariamente a los beneficios de conservar lo natural. Se planifica y ejecuta una expansión urbana cimentada con embovedados de los ríos y evitando la mejora de la rivera y la conservación de los elementos naturales.

Las ciudades y el campo están siendo invadidas por proyectos de gran envergadura que responden a las necesidades de una población que desprecia la naturaleza y ama el supuesto confort sin medir el precio para lograrlo. La fingida comodidad afecta la vida por el consumo de materiales no renovables, uso de energías contaminantes y efectos directos en la ecología. Es raro que municipios establezcan normativas para desalentar construcciones, impidan el uso de predios para edificios y proyecten las ciudades en un crecimiento equilibrado de las zonas, sin dejar de lado el derecho a la vista, estética y oxigenación de áreas. Las autoridades locales de grandes ciudades han pasado diversas presiones que han afectado a sus habitantes. Hoy las pequeñas tienen similares presiones: Empresarios especuladores que hacen subir el precio de la tierra, emprendedores en construcción inescrupulosos que terminan con ríos y lagos o se apropian de espacios públicos, excluyendo a los habitantes originales del área.  Inclusive, gobiernos corruptos que elaboran disposiciones legales para ratificar las acciones contrarias al bien público.

Es hora de repensar el crecimiento urbano y los asentamientos humanos. El desarrollo sustentable y la conservación del medioambiente. No podemos continuar creciendo sin considerar la vida de la humanidad. No es un reparo arbitrario denunciar la insensibilidad de los profesionales de la construcción o la falta de profesionales que ejerzan al apego de la ley que rige nuestra sociedad. Es necesario reparar en el daño que estamos realizando con acciones de corto plazo que serán males que se extienden a todas las generaciones. Hoy necesitamos de profesionales arquitectos e ingenieros civiles, proyectistas de turismo y otros que entiendan la importancia de la conservación natural, el uso de materiales sustentables, la importancia del hábitat desde un enfoque ecológico y de vida permanente en la tierra.

Portal de América - fuente: www.boletin-turistico.com

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