El deseo de alejarse de la ANAC sería del propio Alejandro Granados, quien no se encontraría cómodo en la función, pese a que mantuvo siempre un bajo perfil y jamás contradijo las directivas de la Secretaría de Transporte, la dirección de Aerolíneas Argentinas y los gremios más combativos.
Sin embargo no podrá evitar que sobre su gestión recaiga la sombra del caos en Ezeiza durante el cierre temporario de Aeroparque en noviembre, el vuelo de los hermanos Juliá rumbo a Barcelona con casi una tonelada de droga saliendo desde un aeropuerto argentino y el apagón aéreo durante 9 horas que involucró a los dos aeropuertos más importantes de la Argentina el 21 de marzo.
Pero aún puede haber algo peor. La venida, supuestamente este mes, de una inspección de la FAA que podría bajar de 1 a 2 la categoría de la aviación del país. Si bien la semana pasada reinaba "un moderado optimismo" entre los directivos de la ANAC, estos tres acontecimientos obviamente no juegan a favor. Tampoco, para una posible salida política, la diplomacia del canciller Héctor Timerman a raíz del secuestro mediático de material militar de un avión del gobierno de los Estados Unidos.
fuente: Aviación News
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